Desaceleración y no freno de la recuperación

Hay muchos retos de cara a lo que resta de año y el próximo 2019. La economía europea verá poco a poco una vuelta a cifras más «normales» de crecimiento

Una imagen de archivo de un mercado en Valencia MIKEL PONCE

Rosa Duce (Economista jefe de Deutsche Bank España)

El verano acaba y es momento de pensar en lo que ocurrirá en los mercados en estos tres últimos meses del año. En EE.UU. lo que podemos esperar es más de lo mismo, es decir, cada vez mejores datos económicos y empresariales, que confirmarían la solidez de la mayor economía del mundo, junto con una creciente presión comercial, sobre todo con China . No en vano, las elecciones legislativas de noviembre están cada vez más cerca y el presidente Trump tendrá que endurecer su mensaje si pretende renovar la mayoría en las dos Cámaras.

En claro contraste con los signos de fortaleza de EE.UU., la economía europea se enfrentaría en estos tres últimos meses del año a retos importantes. El más destacado es la previsible rebaja en las cifras de crecimiento económico . Algo lógico, si tenemos en cuenta el excepcional crecimiento de 2017 (2,5%, el mejor en 10 años), sincronizado en todos los países, y en el que pasamos, por primera vez desde el inicio de la crisis financiera, de crecer por el apoyo de los bancos centrales y los bajos precios del petróleo a crecer por mejora del sector exterior, la inversión, el consumo y la creación de empleo. Esto ha permitido llegar a una nueva fase de «normalización» que ha abierto la puerta a que el BCE empiece a retirar estímulos.

Esta retirada se está haciendo notar en este año 2018. El crecimiento en la Eurozona se desacelera, y el que hablemos de una vuelta a cifras más «normales» de crecimiento (rondando al 1,8%-2,0% como estima el BCE y nuestros propios analistas) o a un escenario mucho más negativo depende de que se materialicen o no ciertos riesgos. A día de hoy, parece que Italia está dispuesta a ajustar sus objetivos fiscales a las normas europeas, que se ha llegado a un principio de acuerdo con EE.UU. sobre los aranceles en el sector automovilístico, que veremos un «soft» Brexit , y que la situación en Turquía se ha estabilizado. Todo ello permitiría cerrar el año con cifras de crecimiento del 2%.

Los aranceles a los automóviles, una crisis en Italia y un «hard» Brexit amenazan el crecimiento en la Unión Europea

Pero hay riesgos. El establecimiento de aranceles en el sector del automóvil podría suponer un coste de 0,25 puntos en el crecimiento, una crisis en Italia como la sucedida en Grecia en 2012 podría costar 0,3 puntos (sin tener en cuenta los efectos financieros y de confianza) y un «hard» Brexit supondría otros 0,4 puntos. Incluso aunque estos riesgos no se materialicen, existen problemas estructurales en Europa que no se han resuelto en los últimos años, como la política de asilo, la política presupuestaria común o el continuo envejecimiento de la población. En 2019 cambia el liderazgo en el BCE , y hay elecciones al Parlamento Europeo, con mucha incertidumbre sobre qué resultado obtendrán los partidos euroescépticos.

Este complejo entorno económico y político afecta lógicamente a nuestro país. También nuestra economía se enfrenta a una cierta desaceleración. En el primer semestre del año ya vimos una menor actividad exportadora y una rebaja del consumo de las familias, pero estos factores se pudieron compensar con el crecimiento de la inversión y el gasto público. Pero la incertidumbre política, el incremento del precio del crudo, el menor apoyo del turismo ante la mejora de nuestros competidores y la desaceleración de nuestros vecinos hacen muy probable una rebaja en el ritmo de crecimiento. No obstante, nuestra economía seguirá manteniendo un crecimiento sensiblemente superior al rest o de la zona euro (un 2,6% en 2018 frente al 2% previsto para la Eurozona).

En resumen, muchos retos de cara a lo que resta de año y el próximo 2019. En nuestro escenario base, la economía americana seguirá creciendo a buen ritmo, China paliará la amenaza comercial con otras medidas de estímulo y la economía europea verá poco a poco una vuelta a cifras más «normales» de crecimiento . Un escenario favorable que, sin embargo, depende de muchos factores de riesgo que podrían incidir especialmente sobre la Eurozona.

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