La creación de empresas se desinfla cuando aún faltan 80.000 para superar la crisis

El tejido empresarial crece a un ritmo de menos del 1%, cuando en 2015 lo hacía al 2,5%

Un trabajador en la cadena de montaja de la fábrica de Renault en Valladolid ANTONIO QUINTERO

La creación de empresas ha perdido fuelle en España en los dos últimos años. El emprendimiento se está resintiendo a la par que la economía está mostrando cada vez más síntomas de ralentización. Se teme la llegada de una nueva crisis cuando el tejido empresarial aún no ha superado la que le azotó entre los años 2008 y 2013. España todavía tiene que crear 80.000 empresas netas para volver a tener las que había a finales de 2007, justo antes de que la recesión acabara a diario con cientos de negocios.

Entre 2008 y 2013 desaparecieron en España del orden de 160.000 empresas con asalariados -sin contar negocios de autónomos sin empleados a su cargo-. A la par, en esos mismos años, el tejido empresarial español perdió más de 3,2 millones de puestos de trabajo.

En 2013 se tocó fondo, y en 2014 dejaron de destruirse negocios y España volvió a sumar empresas. Pero ha sido un camino lento que, hasta la fecha, no ha conseguido curar por completo las heridas que dejó la crisis : en seis años de recesión se perdieron 160.000 empresas, pero en los casi seis que llevamos de crecimiento económico se han ganado apenas 80.000, así que hacen falta otras tantas para que el tejido empresarial español vuelva a tener la misma dimensión que tenía antes de la crisis.

Mientras eso no ocurra, tampoco se recuperará del todo el mercado laboral. Hoy por hoy, el tejido empresarial español suma unos 14 millones de asalariados, que todavía son 630.000 menos de los que había a finales de 2007 . Y se antoja imposible llegar a la meta si España no suma más negocios capaces de crear puestos de trabajo.

El problema es que el ritmo de creación de empresas se ha desinflado a la vez que crece la incertidumbre sobre el futuro económico inmediato. Esta misma semana, el Banco de España ha rebajado de cuajo sus previsiones para la economía española en 2019: en su día auguró un crecimiento del 2,4%, pero ahora no le fía más de un 2%. Y hay que tener en cuenta que son muchos los expertos que coinciden en que la economía española es incapaz de crear empleo cuando crece por debajo del 2%, porque el tejido empresarial deja de despegar.

En 2015 -segundo año de la actual etapa de crecimiento económico-, la tasa anual de creación neta de empresas fue del 2,5%. En 2016 se situó en el 2%. Sin embargo, en 2017 empezó a mostrar claros síntomas de agotamiento, en 2018 el ritmo de creación de empresas fue del 1,5% y ahora no llega ni al 1%. El acumulado hasta agosto arrojó una tasa interanual del 0,92%.

En seis años, de 2008 a 2013, la crisis se llevó por delante 160.000 empresas en España

Menos industrias

Además, hay que tener en cuenta que, desde que afloró la crisis, se ha producido un acusado cambio en el censo empresarial español . No solo ha sido una cuestión de cantidad, sino también de sustancia: la economía española se ha terciarizado cada vez más, se han perdido industrias -más potentes en puestos de trabajo y salarios- y ha ganado terreno el sector servicios.

En estos momentos, de cada cien empresas con asalariados que hay en España, solo el 8,2% son industriales, frente a un 75,6% que son de servicios . El resto se reparten entre el sector agropecuario (6,5%) y el de la construcción (9,7%). Y todo esto en un país en el que abunda el minifundio empresarial: solo el 0,4% de las empresas con asalariados tienen plantillas de más de 250 trabajadores, mientras que el 53,5% no pasan de dos, y un 22,2% tienen entre tres y cinco.

Minifundio

El panorama que arrojan las estadísticas de empresas inscritas en la Seguridad Social es revelador del minifundio que se da en el tejido productivo a nivel nacional: técnicamente, España tiene del orden de 3,9 millones de empresas, pero más de la mitad de todas ellas (1,6 millones) son negocios en el que el autónomo es su único trabajador, sin ningún asalariado a su cargo. De los 1,3 millones restantes, más de un millón -el 75%- tienen menos de cinco trabajadores.

Estas cifras responden a lo que es el perfil tipo del emprendedor en España: un autónomo o profesional que decide poner un negocio sin contratar inicialmente a ningún trabajador. Y, en mucho casos, se ha decidido a constituirse en empresa tras haberse quedado en el paro. Es una realidad que palpan en su día a día los servicios de asesoramiento al emprendedor que ofrecen las cámaras de comercio repartidas por toda España.

Faltan emprendedores

El responsable del programa «España Emprende» de la Cámara a nivel nacional, Marcos Caviró, explica que el año pasado atendieron en todo el país a 11.900 personas que sopesaron montar su propia empresa. Finalmente nacieron 2.535 negocios , la inmensa mayoría de ellos sin asalariados, solo con el autónomo que está al frente. La supervivencia media de los negocios que nacen auxiliados por los servicios de emprendedores de la Cámara de Comercio ronda el 50%. La mitad no aguantan más de tres años.

Caviró cree que España sigue teniendo un problema de escasez de emprendedores y, para combatirlo, propone actuar en múltiples frentes: «Hay que promover un cambio de mentalidad, porque en España no se educa a la gente para emprender y no está preparada para fracasar, y eso hay que trabajarlo desde la infancia, desde los colegios; hay que fomentar la cultura del esfuerzo y de la constancia; hay que simplificar la burocracia, que dificulta la creación de empresas; hay que facilitar el acceso a la financiación; y hay que introducir reformas legales que faciliten la flexibilidad laboral y que reduzcan los costes tributarios y de cotizaciones para aquellos que emprenden y crean empleo».

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