La ciencia española avanza en su camino hacia cotizar en el mítico Nasdaq

La biotecnológica Oryzon da entrada en su capital a varios fondos de EE UU

MADRID Actualizado: Guardar
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La ciencia española granjea éxitos en los laboratorios y en el terreno económico a partes iguales. El último caso ha sido el de la biotecnológica Oryzon Genomics, una empresa especializada en epigenética de origen catalán que nació como un «spin off» universitario y que acaba de dar entrada en su capital a varios fondos estadounidenses especializados en el sector farmacéutico. El respaldo financiero internacional supone la consagración definitiva de una empresa que saltó al primer plano de la ciencia internacional hace menos de tres años, cuando protagonizó la mayor operación de la biotecnología de nuestro país al cerrar un acuerdo con la multinacional suiza Roche, a quien vendió los derechos de un fármaco experimental (llamado Ory-1001) capaz de activar genes que bloquean el crecimiento del cáncer.

Además, la llegada de estos nuevos socios es especialmente relevante para la compañía pues se trata del paso previo al objetivo más ambicioso en el ámbito económico que, a medio plazo, se ha fijado su presidente, Carlos Buesa: cotizar en el Nasdaq estadounidense. La operación se cerró el pasado mes de marzo y supuso una ampliación de capital por un importe de 18,2 millones de euros, o lo que es lo mismo, 20 millones de dólares. «Una cifra redonda y relevante que nos sitúa en el mapa de las empresas científicas en el mercado estadounidense», asegura Buesaa este diario.

Hasta ahora, el capital de Oryzon estaba en manos de los fundadores de la empresa, el propio Carlos Buesa y su mujer Tamara Maes, con un 13,15% cada uno; Najeti Capital (24,6%) y por Inversiones Costex (6,5%). «La buena acogida que tuvo la ampliación de capital entre los inversores estadounidenses refuerza nuestra aspiración de cotizar en el Nasdaq, que es el mercado natural de cualquier compañía con nuestro perfil», explica Buesa.

Lo cierto es que, desde el punto de vista de los inversores, Oryzon no es una compañía cualquiera. Su trabajo consiste en investigar hasta tener un medicamento semi elaborado, que más tarde venden a una farmacéutica, como ocurrió con Roche. Ella se encarga de terminar su estudio y conseguir los permisos para llevarlo al mercado. Es una inversión de riesgo, de medio o largo plazo y que no puede ofrecer resultados cada tres meses. «Nuestros ingresos dependen de los hitos científicos que consigamos. Por ejemplo, en 2013 la compañía facturaba 43.786 euros, pero en 2014 esta cifra se disparó hasta superar los 13 millones de euros tras la firma del acuerdo con Roche, que fue el tercero a nivel mundial en aquel momento», recuerda Buesa.

Cura para el alzhéimer

Buesa explica además que los fondos obtenidos en la ampliación de capital se destinarán a financiar los programas clínicos de la sociedad en el área de la neurodegeneración y neuroinflamación. En concreto, la empresa ha obtenido recientemente resultados muy esperanzadores con una molécula (llamada Ory-2001) con la que esperan tratar enfermedades como el alzhéimer o la esclerosis múltiple.

En palabras de la cofundadora y vicepresidenta, Tamara Maes: «sabemos que las enfermedades neurodegenerativas tienen un componente epigenético importante y Ory-2001 ha demostrado su potencial en una variedad de modelos preclínicos. La reciente ampliación de capital anunciada por la compañía nos proporciona además los recursos para acometer los estudios clínicos de fase II y situarán a la compañía en un posición de gran relevancia en el campo».

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