Análisis del queso de bajo coste en lonchas: importado del extranjero o de dudosa calidad

Las industrias lácteas de nuestro país aseguran que no pueden «competir en precios» ya que los quesos comprados fuera suelen ser más baratos que los que tienen su origen en España

Los consumidores deben mirar bien el etiquetado para tomar una decisión más informada ADOBESTOCK
Teresa Sánchez Vicente

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A la industria láctea de nuestro país le preocupa el creciente negocio de los quesos extranjeros importados por la dificultad de «competir en precios» ya que suelen ser bastante más baratos que los que anclan su origen en España. Mientras que el consumo de quesos ha descendido un 3,1% en los últimos cuatro años (datos del Ministerio de Agricultura), las importaciones de estos productos aumentaron un 20% en el mismo periodo (Icex). La gran mayoría de los que se venden en los lineales del supermercado proceden de los lácteos sobrantes en Alemania, Francia y Holanda y se comercializan en formato de tipo barra o loncheados y bajo el paraguas de la marca blanca, según aseguran fuentes del sector.

«Hay de todo, pero en su gran mayoría son quesos 'commodity', muy poco diferenciados, que permiten una regulación de los excedentes de leche de ciertos países de la UE que llegan a España en forma de este tipo de productos», explica el director de la Federación Nacional de Industrias Lácteas (Fenil), Luis Calabozo. El principal problema que afrontan las empresas con fábricas en España a raíz de la entrada de estos productos reside en su comercialización bajo marcas blancas y con un fuerte descuento . «Se utiliza el mercado español como drenaje a 'menos perder' con precios muy por debajo de los practicados en sus propios mercados y desde luego muy poco compatibles con los precios de la leche como materia prima pagados a sus ganaderos en estos países», añade Calabozo.

«No se trata tanto del consumidor, sino de las dificultades de competitividad para toda la cadena de valor en España, fundamentalmente para los ganaderos y la industria», portavoz de Lactalis Iberia

A este respecto, un portavoz del grupo Lactalis Iberia recalca que «países como Holanda, cuya producción de leche es muy superior a la que cabría esperar para el tamaño del país, están totalmente orientados a la exportación. Para ello, han optimizado su proceso de producción para exportar grandes volúmenes de quesos a un precio muy bajo, que fundamentalmente llegan a España en formato de barra y bajo la marca blanca o primeros precios». La calidad del producto, sin embargo, no se ve deteriorada por el hecho de tratarse de excedentes de leche de vaca que se venden en forma de queso y se producen en grandes volúmenes. «No se trata tanto del consumidor, sino de las dificultades de competitividad para toda la cadena de valor en España, fundamentalmente para los ganaderos y la industria», destaca el mismo portavoz de Lactalis Iberia.

Frente a esta situación, la decisión de compra muchas veces se basa exclusivamente en lo que se tiene que pagar sin tener en cuenta «la gran variedad de quesos que se producen en nuestro país a precios asequibles» y olvidando que este acto de consumo «pone techo al desarrollo de nuestro sector», recuerda el director de Fenil.

Cuando el queso no es queso

En relación al queso, al problema que suponen las importaciones de bajo coste para la industria se une otro que perjudica de forma directa al consumidor : la comercialización de lonchas, rallados o porciones con ingredientes diferentes al queso y que contienen en su mayor parte aditivos, almidón o fibras vegetales que nada tienen que ver con la grasa láctea.

A este respecto, la responsable de Calidad de Lacteas del Jarama, Marisa Zabaleta, afirma que en muchos casos «el consumidor ignora qué es lo que come. Hay algunos CEO de empresas que saben mucho de su sector, pero no tienen ni idea de leer una etiqueta en un supermercado». Zabaleta incide en que hay productos de «fundidos» (rallados, lonchas, quesitos, etc) que son análogos del queso ya que la grasa láctea se sustituye por otra vegetal . «Para que un producto sea queso de verdad tiene que llevar leche, cuajo, fermentos lácticos o queso en la lista de ingredientes», advierte. Si no lo es, no se puede utilizar la palabra «queso». Por eso, en algunos envases se introducen vocablos como «preparado de sandwich», «lonchas» o «quesitos», explica esta experta del sector lácteo.

«Para que un producto sea queso de verdad tiene que llevar leche, cuajo, fermentos lácticos o queso en la lista de ingredientes», Marisa Zabaleta, Lacteas del Jarama

No obstante, Zabaleta puntualiza que a veces las empresas alimentarias no etiquetan bien por error y que los textos legales suelen ser complejos y difíciles de entender y de adaptar en la práctica . Por ello, considera que la revisión final de cara a proteger al consumidor debería corresponder a la Administración.

Por su parte, Moisés Chacón, autor del blog «No más aditivos», recalca que «hay que aprender a leer las etiquetas. Si pone cuajo, fermentos lácticos y sal es queso. En cambio si encuentras escrito sales fundentes, suero de mantequilla o almidón, no lo es». «Otro indicativo de que no es queso de verdad se puede ver en la categoría de ingredientes. Si contiene muchos aditivos , probablemente no sea queso de verdad, ya que es necesario añadirlos para que lo parezca» precisa. «Lo que tiene que hacer el consumidor es aprender a leer las etiquetas para luego tomar una decisión informada», sentencia Chacón.

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