Afectados por Fórum Filatélico: «Muchos han fallecido sin ver que se hacía justicia»

Ayer comenzó el juicio en la Audiencia Nacional contra la cúpula de esta sociedad que desde 1979 comercializó sellos ofreciendo a sus clientes intereses más altos que la banca

Protesta de los afectados por el caso EFE
Marcelino Abad

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En la plaza principal del museo Reina Sofía de Madrid tres mujeres de 53, 60 y 67 años llevan desde el pasado martes en una huelga de hambre indefinida para protestar por los once años que han transcurrido desde que se destapó el caso Fórum Filatélico , que les robó los «ahorros de toda una vida», y que finalmente ayer llegó a juicio.

También para reclamar la devolución de los fondos que habían invertido en sellos de la mercantil, con los que esperaban «disfrutar de su jubilación después de toda una vida dedicada al trabajo». «Somos pequeños ahorradores, no inversionistas ni especuladores», dice Peña Dominguez, quien perdió sus ahorros y su trabajo como asesora de Fórum Filatélico el mismo día en el que la mercantil fue intervenida. Dominguez culpa al Ejecutivo de Rodriguez Zapatero de haber intervenido la empresa «sin causa para ello» porque, según señala, con la decisión «se buscó favorecer a ciertos bancos, que temían que los ahorradores no contratasen sus fondos de pensiones y acudiesen a empresas como Fórum o Afinsa». «De este modo el PSOE logró que le condonasen la deuda que había contraído con una entidad bancaria », apunta.

Carmen Lorenzo pide ayuda al Ejecutivo «para que interceda» en la devolución de los depósitos, «a lo que se comprometió» , porque como dice, son «más de 300.000 familias las que se han quedado sin nada». «Hay gente que había invertido 90.000 euros, otros 45.000 y otros 3.000, pero la mayoría somos trabajadores». Lamenta que algunas personas los criminalicen por la inversión realizada. «Piensan que éramos ricos que jugábamos con el dinero, pero nada más lejos de la realidad», concluye.

«A base de sudor y lágrimas la mayoría de nosotros pudimos hacer esas inversiones ». Conchi Giuli porta un marcapasos y no se despega de su desfribilador. Lleva una semana al raso en contra del criterio de sus médicos y de sus hijos. Como las otras dos afectadas sobrevive a base de líquidos. «Estoy aquí porque esto es una injusticia . Hay que movilizarse si queremos conseguir algo», comenta. Al mismo tiempo, lamenta que muchos de los afectados «hayan fallecido durante estos once años porque se han ido sufriendo la agonía sin ver que se hacía justicia».

«Muchas personas que conozco han sufrido desde depresiones y enfermedades mentales hasta el propio suicidio. También por ellas estoy aquí», señala. Las tres confían en que «más pronto que tarde» puedan recuperar sus ahorros, y advierten de que no levantarán la huelga «hasta que no se haga justicia».

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