Adaptarse y construir la mejor relación

«Las compañías españolas deben prestar atención a los términos y condiciones de los contratos vigentes y próximos con proveedores y clientes en Reino Unido»

JUAN PIEDRA

José Luis Bonet

La salida del Reino Unido de la Unión Europea es una de las situaciones más complejas sobre la mesa de las relaciones geoestratégicas a nivel global y supone un desafío muy relevante. Desde la perspectiva del tejido productivo español, es imprescindible analizar la exposición al Brexit y prepararse para el nuevo marco de relaciones elaborando planes de contingencia, así como buscar nuevas oportunidades de negocio.

El alcance de las relaciones económicas y comerciales de España con el Reino Unido, uno de los principales socios de nuestro país, tiene mucho que ver con la proximidad de ese mercado y el libre intercambio de bienes, servicios, personas y capitales, sin aduanas, vigente desde 1993. De forma abrupta o de forma ordenada, si finalmente se consuma, el Brexit va a dar al traste con esta facilidad después de 25 años durante los cuales nuestras cadenas productivas se han integrado en las principales rúbricas de exportación, sector de automoción, farmacéutico y químico, entre otros.

El Reino Unido va a ser considerado un país tercero, previsiblemente a partir del 30 de marzo de este año, sin periodos transitorios si finalmente no se adopta un acuerdo de retirada en el Parlamento Británico. Las repercusiones para las empresas son múltiples en muchos ámbitos. Las relaciones comerciales y de inversión entre España y el Reino Unido se producirán al amparo de las normas de la Organización Mundial de Comercio y los intercambios comerciales serán objeto de controles aduaneros y no aduaneros.

En sus planes de contingencia, nuestras empresas deben tener en cuenta los cambios que van a afectar a su negocio con el Reino Unido, valorar su exposición a los riesgos y costes potenciales y adoptar medidas que les permitan adaptarse al nuevo escenario. Este estará caracterizado por la introducción de aranceles y formalidades aduaneras, cambios en la fiscalidad de los intercambios, en la movilidad de los trabajadores y el reconocimiento de títulos, y por la divergencia regulatoria a medio y largo plazo.

«Las empresas españolas sitúan el Brexit a la cola de sus preocupaciones»

Las compañías deben prestar atención a los términos y condiciones de los contratos vigentes y próximos con proveedores y clientes en Reino Unido, tanto de bienes como de servicios, así como a los relativos a créditos y seguros; delimitar correctamente la responsabilidad de cada agente en las cadenas de suministro; revisar validez en uno y otro mercado de certificados, licencias y autorizaciones; familiarizarse con procesos y normas relativos a derechos de aduana, IVA e impuestos especiales ; revisar los insumos procedentes del Reino Unido en relación con las normas de origen; conocer las prohibiciones o restricciones a la importación o exportación de determinadas mercancías de origen animal o vegetal o conocer las condiciones específicas a las que está sujeta la trasferencia de datos personales a países terceros, entre otros aspectos.

Hay tres elementos a tener en cuenta desde el punto de vista de nuestro tejido productivo. Primero, la mayor parte de las pymes españolas no exportan fuera de la UE y no están familiarizadas con las formalidades aduaneras. Segundo, las empresas sitúan el Brexit a la cola de sus preocupaciones, muy por detrás de la evolución de la demanda, los costes laborales, la formación, los precios de las materias primas y la energía o el tipo de cambio, de acuerdo con la encuesta de perspectivas económicas elaborada por las cámaras de comercio europeas. Tercero, un tercio de nuestras empresas aún no ha elaborado ningún tipo de plan de contingencia , según otros estudios publicados.

En este sentido, la red española de cámaras de comercio está al servicio de las empresas. Por un lado, liderando la organización de multitud de jornadas informativas en todas las comunidades autónomas conjuntamente con la Administración General del Estado y las patronales; por otro, ofreciendo servicios personalizados a las empresas para superar las barreras y generar nuevas oportunidades en un mercado como el británico que seguirá siendo un socio prioritario.

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