2016, un año difícil

España vivió un año difícil por razones externas e internas, entre estas la más dura estar diez meses con un gobierno en funciones. Afortunadamente nuestras instituciones, a mi juicio, funcionaron bien. La Jefatura del Estado, desempeñada por el Rey Felipe VI, fue un ejemplo de actuación impecable por su admirable neutralidad y capacidad de escuchar; el Gobierno con el saber hacer y experiencia de Rajoy consiguió gobernar en funciones sin sobresaltos y después, desde su realidad parlamentaria, formar gobierno con el apoyo de fuerzas coherentes y la abstención del PSOE así como alcanzar, en semanas, acuerdos esperanzadores; el Parlamento se constituyó y muestra vitalidad; los tribunales Supremo y Constitucional garantizan la igualdad de todos los españoles ante la Ley con firmeza y frecuentemente por unanimidad; el PSOE, con una gestora dirigida por Javier Fernández, paradigma de la serenidad, organiza su Congreso para elegir nuevo líder; en PODEMOS, por bisoñez política, Iglesias y Errejón luchan por el mando e ideas; los grupos parlamentarios catalanes Junts pel Sí y CUP aceleran el desafío a la Constitución y a las leyes bajo cuya legitimidad fueron elegidos y sueñan con una imposible secesión de Cataluña.

La patronal y los sindicatos dialogarán – después de las irrelevantes manifestaciones sindicales últimas, donde me confirman que algunos participantes no eran enlaces sindicales– con sinceridad y firmeza sobre todos los temas esenciales para ambos: cómo mejorar la competitividad y productividad de las empresas; cómo reducir las desigualdades de salarios y presencia de mujeres y hombres en los mismos puestos; reducir el absentismo; conciliación familiar; incrementos salariales; prioridad de los convenios de empresa sobre los sindicales –destacan los convenios de las grandes multinacionales de automóviles... Todo con el gran objetivo común: crear más empleo de calidad.

Comparto el deseo del presidente Rajoy: que esta legislatura dure cuatro años y que nos permita seguir creciendo con el apoyo de todos los partidos constitucionalistas.