El presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, la semana previa al referéndum
El presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, la semana previa al referéndum - EFE

Bruselas vive este martes una cumbre con la salida de Grecia del euro sobre la mesa

Juncker llamará a los «dirigentes electos de los otros 18 países de la zona euro»

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En coincidencia con la hora del cierre de los colegios electorales en Atenas, en Bruselas se desencadenó una aparatosa alarma de incendio en la estación de metro Schuman, justo debajo de la sede del Consejo Europeo. La imagen del edificio Justus Lipsius rodeado de camiones de bomberos, con luces y sirenas y el caos del tráfico desviado desordenadamente, recordaba por fuera lo que probablemente estaba pasando en el interior, a medida que llegaban los primeros datos de una consulta cuyo resultado va a marcar la vida política comunitaria por mucho tiempo. La Unión Europea ha entrado en un territorio desconocido, con el gobierno de uno de sus estados miembros en abierta rebeldía contra las reglas aceptadas por todos los demás, pero reforzado con una victoria política inesperada tras el referéndum.

Los responsables de la Comisión Europea ya habían advertido de que no se pronunciarían hasta que no hubiera resultados concluyentes, teniendo en cuenta que uno u otro representaban escenarios antagónicos. Sin embargo, eso no impidió que empezase el baile de anuncios de convocatorias de reuniones. El primero el del Palacio del Elíseo, que con los primeros sondeos anunció que el presidente francés, François Hollande, y la canciller alemana, Angela Merkel, cenarán hoy en París con el objetivo expreso de discutir sobre el futuro de Grecia en Europa. Ambos ha hablaron ayer mismo por teléfono tras lo cual, Merkel se pronunció a favor de una cumbre extraordinaria de la zona euro este martes.

Cita del Eurogrupo

El engranaje empieza a moverse. El primer paso será la reunión convocada para hoy y por teleconferencia del Grupo de Trabajo del Eurogrupo (responsables del Tesoro) para dar tiempo a ver cómo evoluciona la situación en Atenas, lo que presupone que se celebrará después una reunión de los ministros de Economía de los 19 países que componen el euro.

El responsable griego de Economía, Yanis Varufakis, había prometido durante la campaña que si ganaba la opción del rechazo a las propuestas de los acreedores, se plantaría en Bruselas «en 24 horas» y firmaría un nuevo acuerdo con la antigua troika. Sin embargo, los ministros de Economía de dos de los países de la zona euro, Bélgica, Johan Van Overtveld e Italia, Paolo Gentiloni, son los únicos que se han atrevido a comentar el resultado, para decir que la victoria del «no» es un elemento que «complica las cosas». Van Overtveld advirtió que «la eventualidad de una salida de Grecia del euro dependerá del Gobierno griego, de sus decisiones y de su posición en las negociaciones».

El primer ministro italiano, Matteo Renzi, había dicho en plena jornada de votación que «sea cual sea el resultado, tendremos que hablar» con el Gobierno de Atenas y «la canciller alemana es la primera que lo sabe». El presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, también había dicho que en cualquier caso «no dejaremos caer a los griegos». El presidente del Consejo Europeo, el polaco Donald Tusk, había pedido que «no se dramaticen las cosas» ante la evidencia de que después de la votación, Grecia y el resto de la Unión Europea tendrán inevitablemente que volver a sentarse a negociar . Sin embargo, el presidente del grupo popular enn el Parlamento Europeo, el alemán Manfred Weber, dijo anoche que «Grecia se encuentra en una situación muy difícil» y lanzó una frase que acepta una interpretación inquietante: «El Grupo Popular está al lado del pueblo griego, esté dentro o fuera de la zona euro».

Cumbre extraordinaria

Sintomáticamente, los servicios del Consejo no habían retirado las mesas para los periodistas que se instalan en el gran atrio durante las reuniones de los jefes de Estado y de Gobierno y que se usaron hace una semana, lo que ya hacía prever la cumbre extraordinaria anunciada para el martes. La gran incógnita es saber quién representará a Grecia en esta reunión y en qué circunstancias. Las relaciones personales de todos los líderes con el primer ministro, Alexis Tsipras, se han deteriorado mucho en los últimos meses y después de esta victoria en el referéndum, la situación será mucho más complicada.

Juncker había apostado casi tanto como Tsipras cuando reaccionó a la convocatoria del referéndum diciendo que una victoria del «no» significaría «que los griegos le dicen “no” a Europa», mientras que «si votan que “sí”quiere decir que quieren quedarse en la UE».

El presidente de la Comisión Europea ha seguido desde su residencia privada en Luxemburgo el resultado del referéndum, pero hoy mismo, ya en Bruselas, tiene una muy complicada agenda sobre la mesa. Un comunicado de la Comisión Europea anunciaba que el presidente tendrá reuniones telefónicas «con los responsables políticos democraticamernte elegidos de los otros 18 miembros de la zona euro» es decir que no incluye a los griegos y que no reconoce una mayor legitimidad a la posición del ejecutivo griego, También que el lunes por la mañana llamará por teléfono a los presidentes de las instituciones del euro, Tusk, el presidente del BCE, Mario Draghi y el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem y que «tiene intención de dirigirse al pleno del Parlamento Europeo el martes».

El presidente de la Comisión se había declarado «dolido» por la convocatoria del referéndum y sus palabras durante toda esta semana revelan claramente que él esperaba un resultado diferente. Por desgracia, puede acabar siendo el perdedor involuntario. Involuntario e injusto porque no ha habido ningún otro dirigente europeo que haya aguantado durante más tiempo y con más paciencia los órdagos de Tsipras.

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