AVE marca España: el primer AVE Talgo fabricado para Arabia Saudí, conocido como el «AVE de los peregrinos» parte de Barcelona en un buque especial con destino Jeddah (Arabia Saudí), donde empezará las pruebas que llevarán a inaugurar el tren de alta velocidad la Meca-Medina en diciembre de 2016
AVE marca España: el primer AVE Talgo fabricado para Arabia Saudí, conocido como el «AVE de los peregrinos» parte de Barcelona en un buque especial con destino Jeddah (Arabia Saudí), donde empezará las pruebas que llevarán a inaugurar el tren de alta velocidad la Meca-Medina en diciembre de 2016 - efe

El AVE, visto por el «pasaje» de ABC: opiniones a dos velocidades

Los partidarios defienden que vertebra España, ayuda al tráfico rodado, reduce la contaminación, es cómodo y oportuno. Los detractores claman contra la escasa rentabilidad de las líneas, piden la bajada de los precios y más espacio para el equipaje

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Pedro Sánchez se somete a las preguntas de ciudadanos previamente seleccionados en un plató de televisión. El sábado pasado, 9 de mayo, en pleno arranque de la carrera a los comicios autonómicos y municipales del día 24, el secretario general de los socialistas ofrece una entrevista en «prime time» y al estilo del programa de TVE «Tengo una pregunta para usted» responde a espectadores como un joven que reclama al líder del PSOE «una línea de AVE para Tomelloso». Y Sánchez, a la caza y captura del voto de primera velocidad, emplaza al varón al final del programa para comprobar (y decirle en persona) si es viable esa conexión ferroviaria que demanda.

Con esta anécdota se ilustra la opinión que muchos lectores de ABC han volcado en la encuesta digital que este periódico lanzó para comprobar qué reflexiones a favor y en contra suscita la infraestructura operada en España por Renfe.

Es opinión generalizada que la conexión es más rentable entre los principales núcleos urbanos españoles, pero se cuestiona sobremanera entre polos más pequeños. Tomelloso, por ejemplo.

Las quejas caben en los bolsillos

Una página web poco organizada, espacio demasiado constreñido para el equipaje, la distancia de las estaciones al centro de la ciudad y l a rentabilidad controvertida de la infraestructura son las principales pegas que esgrimen los lectores de ABC que han participado en esta iniciativa. Pero sobre todo hay una queja que se agita con voz más elevada al resto: el precio del billete. «Es muy caro o sale mejor ir en autobús aunque sean más horas» son las consideraciones más repetidas.

«Es muy caro o sale mejor ir en autobús» es la pega más coreada

El partido de Albert Rivera, Ciudadanos, también ha aprovechado para meter en la liza electoral a la línea de alta velocidad y su planificación orquestada en España por el bipartidisimo. En medio de la contienda, el diputado catalán sopesó la posibilidad de paralizar la construcción inminente de algunas líneas bosquejadas en aras del ahorro, un extremo que salió pronto a matizar debido a que los residentes en ciudades con trayectos de AVE ya diseñados salieron en tromba a contravenir dicha aseveración. Lo ya planificado se mantendrá, rectificó Ciudadanos, aunque sea este partido quien tome las riendas de los servicios dependientes de Fomento. Sin embargo, la mayoría de los ciudadanos que voluntariamente han querido intervenir en el debate propuesto por este periódico contradicen algunas impresiones de Rivera. Sí alegan que es un servicio público que ofrece beneficios como la interconectividad y la alternancia factible al avión, residual en algunos puntos del país.

Matilde sintetiza algunos de esos pros que observa en el AVE: «El tren es más barato, más limpio y más seguro que otros medios de transporte. Además, permite una comunicación más equilibrada entre todos los puntos de España. En Asturias, donde las inclemencias del tiempo hacen imposible volar durante muchos días al año, si no fuera por el tren, estaríamos incomunicados. El tren permite un desarrollo sostenible y equivalente en toda España, lo cual es imprescindible para lograr salir de la crisis con un impulso económico desde todos los rincones del país, no desde los mejor comunicados» solamente. Esta usuaria del tren remacha que el AVE ha contribuido a mejorar la marca España, un veredicto que repiten otros lectores, que viven en Nueva York o China. Incluso un foráneo advierte que cada vez que viaja a nuestro país «toma el AVE» porque queda encantado por su utilidad y buen servicio. Por su parte y dada su experiencia, Miguel avala ese convencimiento: «Creo que nuestra red de AVE puede ser la envidia del mundo moderno. Es más, creo que debido a ello, muchas grandes empresas españolas están siendo líderes en construcciones en dicho sector a nivel internacional. Además, creo que está vertebrando España mejor que el avión. Puede ser más importante para el futuro de todos los españoles, incluso puede llegar a ser rentable», lo fía.

Pros: puntual y menos contaminante

«Si no fuese por el tren, en Asturias estaríamos incomunicados muchos días»

Abundan varios viajeros en que frente a la gran desventaja de los «números rojos» que desempolva en las arcas públicas, ofrece mayor puntualidad que otros servicios. Hay «ausencia en las esperas y controles de seguridad de los aeropuertos y que se puede trabajar mientras se viaja». Rafa dejó esta impresión en nuestra página web.

Otro comentario manido por los lectores es el menor impacto ambiental que genera, puesto que es una infraestructura menos contaminante que el tráfico rodado, aunque es un enunciado que merece una riña por parte de otros usuarios que mantienen que con una orografía tan intrincada como la española, siendo el segundo país más montañoso de Europa solo por detrás de Suiza, la construcción de viaductos, soterramientos y túneles aptos para la viabilidad del AVE multiplica el daño al entorno.

Lo que se deduce claramente de las opiniones de nuestro particular pasaje es que la gente demanda el AVE, pero también una bajada de las tarifas. «Está demostrado que cuando se inició la política de abaratamiento de billetes, se multiplicó la afluencia de viajeros», opina Jorge. Vive en China y considera que por la comparativa con las líneas del país asiático «ninguna línea de AVE construida en España puede ser rentable en los próximos cien años», y por ello, todavía le parece que «el precio de los billetes aquí es barato». No es una opinión extendida, ya que se aglutina en torno a la necesidad de ofrecer mayores descuentos porque si no «no es un servicio público, sino un artículo de lujo» (escribe Javier), una «maravilla» solo pensada «para minorías».

«En cuanto se bajó el precio del billete, se elevó la afluencia de viajeros»

En sintonía con estas ideas, Toño invita a la meditación y a hacer números con la calculadora: «Creo que hay que tener claro que con el billete del AVE se paga el servicio de mover el tren, junto con el personal que trabaja en Renfe y ADIF para que funcione bien. Es imposible amortizar la billonaria inversión que supone construir la línea ferroviaria. Lo que me sobran son los aeropuertos de Castellón, Huesca, Lérida, Teruel, Ciudad Real, León... Si fuéramos mínimamente sensatos, apostaríamos con fuerza por o una buena red de alta velocidad o una buena red de aeropuertos. Pero tenemos un gazpacho de ambas cosas incompletas. Yo prefiero una docena de aeropuertos pero grandes y bien conectados con AVE, así no derrocharíamos tanto y amortizaríamos mejor» el gasto. Para acabar señalando que la construcción de un aeropuerto es bastante más económica que la de una línea de AVE.

Bien por el servicio de Estado... más barato

Al argumentario económico se une Juan, quien contrasta que, a su juicio, «el AVE es un avance en los desplazamientos, y si se alega que es muy caro y deficitario, más lo es la televisión pública. El AVE es un servicio del Estado, que tiene que beneficiar al mayor número de españoles». Que este tipo de insfraestructura facilita las comunicaciones es la sentencia reposada de una empresaria que viaja asiduamente por el conjunto de toda la Península. El mayor beneficio a su trabajo que ha encontrado en la conexión de alta velocidad estriba en los viajes de Madrid-Valencia, antes del AVE soporíferos, ahora inmediatos. Se llama Rosa y dice que es un punto a favor poder preparar las reuniones en la ida, y a la vuelta redactar sus informes en el portátil. Eso «no tiene precio», son sus palabras literales, pero sí lo tienen -y completa- los estacionamientos de la parada madrileña de Atocha, de tarifas abusivas.

De nombre también Jorge e ingeniero de caminos de profesión, este usuario relata las objeciones al «despilfarro económico» que ha supuesto la planificación de alta velocidad en España de esta guisa: «El AVE es el mayor despropósito que se ha hecho en España en los últimos veinte años. Tal y como lo hemos planteado, conectando todas las capitales de provincia, es absolutamente innecesario y prohibitivo. En España sería más factible económicamente hablando un tren de velocidad media-alta (entre 200 y 250 kilómetros por hora) que llegase a los principales núcleos urbanos».

Asimismo, Alberto es conocedor de la red germana y objeta que se podría haber tenido servicios de movilidad casi equivalentes a un coste del 25% de lo invertido habiendo modernizado la infraestructura previamente existente para viajar a 200-220 km/h tal y como se ha hecho en Alemania». Y se pregunta: «¿Qué son 20 minutos más de trayecto entre Zaragoza o Valencia y Madrid?». Según este ciudadano, las consecuencias hubiesen sido tener «más recursos para invertir en I+D+i y satisfacer prestaciones en Sanidad y Educación», con lo que a la postre también «habría mayores oportunidades para el conjunto de los ciudadanos e incrementado salarios y reducido el paro». ML deja en terreno del político la «patata caliente»: mejora la calidad de vida de la gente, aduce, así que corresponde a los gestores y políticos convertirlo en accesible económicamente.

Los trenes también admiten el prisma gris

Porque no todo es blanco o negro, Enrique sintetiza pros y contras: «El AVE en España ha sido y es una revolución en el traslado de una ciudad a otra de una manera rápida y puntual. A su vez, ha sido el motivo de que desaparezcan muchas líneas y conexiones entre ciudades y pueblos y como consecuencia el abandono de trazados de vías y estaciones centenarias que dieron un importante servicio al transporte por ferrocarril». Otro usuario pide que se habiliten más líneas complementarias para ferrocarril de transporte de mercancías, puesto que hay todavía demasiados camiones en las carreteras nacionales (Eduardodixit).

«Disminuye la contaminación, evita accidentes de carretera y acorta sensiblemente las distancias, con más comodidad» es la síntesis de las bondades que halla Francisco en el empleo de los trenes de Renfe. «Óptimos servicios, calidad, respeto, ofertas y confort» complementa como grandes ventajas en su comentario la usuaria Luiz.

Parece, por las opiniones de los clientes, que el vagón silencioso no se respeta

Que los vagones silenciosos no están funcionando por el comportamiento poco respetuoso de los pasajeros es otro reproche compartido (Antonio pone voz a este parecer de muchos). Y una propuesta ciudadana añadida que podría ser atendida por los gestores responsables del AVE es coreada, entre otros, por José Ramón, cuya disponibilidad de billetes para un Puente de la Constitución fue angosta, así como la oportunidad para familias enteras, en grupos, para viajar a precios más o menos asequibles, coincidencia que apunta también su comentario Eugenio. Aun así, Jorge Luis reconoce que «las tarifas para cuatro personas han bajado mucho» y un votante del PP recuerda las tarifas promo que lanzó este Gobierno. Frente a ellos y rebosando indignación, Ángel describe que «es una infraestructura de empleo solo por pudientes y condenada a la privatización».

Muchos son los lectores que enfocan el debate en la confrontación entre el avión y el tren sumamente veloz. También lo oponen a otros medios de transporte masivos como el turismo. Entre los partidarios acérrimos de este modo de conexión en el país se encuentra Rubén, que plasma las ventajas en el siguiente comentario: «Resuelve atascos, evita accidentes, da mayor libertad de movimiento a las personas en poco tiempo, es rápido, fiable... evita la contaminación de las aerolíneas de un modo muy competitivo tanto en tiempo como en precio. Es una maravilla viajar a 300 kilómetros por hora sentado cómodamente, sin los inconvenientes de tiempo de las terminales de aeropuerto, sin las emisiones de partículas de los coches, en proporción a la disminución de CO2 por viajero frente al uso del coche. No le veo ninguna desventaja. Las tan nombradas pérdidas económicas creo que no tienen en cuenta el valor social, ambiental, tecnológico y laboral que aporta este medio».

Por lo que se comprueba, hay tantas opiniones como viajeros. Y el AVE las acerca... o distancia.

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