Sergio W. Smit - Poniendo la proa

Fortes Fortuna adiuvat!

La Copa del Rey es una buena regata de club, pero simplemente eso

Un año más he acudido a la cita, casi obligada, de la Copa del Rey de Vela. Si bien en un principio ya se atisbaba que su magnetismo no iba a ser el de otras ediciones, llegando a pensar en dejar en blanco mi particular casillero, decidí comprobar si mis sensaciones eran correctas en vez de guiarme por una imagen popular, que al final ha coincidido en un porcentaje bastante elevado. Pese a que es verdad que el factor sorpresa de esta regata hace años que ya no me acontece, su energía casi siempre me ha cautivado. En esta ocasión mi percepción ha sido que la intensidad de la competición por excelencia del calendario de vela español ha disminuido hasta niveles de regata de club.

Una buena regata de club pero simplemente eso. Me ha sorprendido que en una edición donde se ha magnificado el número de inscritos se hayan vivido sensaciones tan pobre en algunos campos de regatas donde se daban salidas con muy pocas unidades. Tan sólo un par de clases han gozado del alma de lo que realmente era la Copa del Rey de Vela, la regata de referencia del Mediterráneo y que ahora ha cedido su protagonismo a eventos náuticos como la Middle Sea Race de Malta o la Giraglia en Saint-Tropez.

A nivel turístico, su eficiencia como herramienta de marketing se ha descuidado, mermando, siendo sólo soportada por la presencia del Rey de España. Un sensor que ha demostrado este retroceso se ha visto en las salas de prensa de los últimos años donde el porcentaje de medios de comunicación dedicados a las crónicas del corazón ha ido creciendo, superando con creces al de los medios deportivos. No podemos obviar que esta regata tiene una naturaleza social muy importante pero su particular equilibrio se ha ido fracturando en los últimos años, dejando toda la responsabilidad del sustento de este evento a la figura de los reyes, tanto el emérito como el vigente. Un peso que tarde o temprano es posible que no quieran asumir, corriéndose el riego que la regata entre en una espiral descendente como la que sufrió la Copa de la Reina y de la cual aún hoy está sudando para lograr salir de ella. La Copa del Rey de Vela tiene que que lograr resucitar su interés deportivo, ayudándolo y potenciándolo. Como se decía en latín "Errare humanum est", errar es de humanos, pero rectificar es de sabios. Es el momento que los líderes de la Copa del Rey de Vela sean valientes, vuelvan a sentar las bases del evento y actualizar objetivos para que la regata vuelva a ser la identidad de marca de una ciudad, una isla y un país.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación