Thiem, durante su partido contra Djokovic en París
Thiem, durante su partido contra Djokovic en París - EFE

Roland GarrosTroncos de 25 kilos para Thiem

El austriaco, rival de Rafa Nadal en las semifinales de Roland Garros, desarrolló su musculatura con unos entrenamientos casi militares

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Cuando Pablo Carreño comete doble falta, ya con 5-2 abajo en el primer set, asume que su preciosa historia en Roland Garros se ha acabado, un triste epílogo para la sensación del torneo. Es en un saque abierto, y siente un tirón que le deja tieso, un tirón que le condena. Mira a su palco con cara de resignación, trata de salvar el día con el reclamo del médico, se va al vestuario rezando para que solo sea un mal gesto y lo vuelve a intentar varios minutos después, pero no hay manera. Le ha fallado el abductor y es imposible que pueda emplearse a fondo en el servicio, con impactos que no llegan ni a los 150 kilómetros por hora.

Al otro lado de la pista, Rafael Nadal también ha entendido que se irá a la ducha mucho antes de lo esperado, y acude a consolar a su buen amigo cuando éste arroja la toalla. «Lo siento, tío», le suelta el balear, que se clasifica sin alegría para semifinales a los 51 minutos, un paseo insulso antes de la gran prueba. Mañana, en la Philippe Chatrier, se enfrenta a un descomunal Dominic Thiem, que abusa de Novak Djokovic hasta reducirlo a la más mínima expresión, expulsado el campeón con un 6-0 sonrojante en la tercera manga (7-6 (5), 6-3 y 6-0). Hay cambio de orden en París, eso ya es seguro.

Como del partido de Nadal hay poco que contar, es óptimo presentar en condiciones a Dominic Thiem, que es con mucho, con muchísimo, el mejor de los muchachos que están llamados a gobernar en el mañana. Con 23 años, ya es el siete del mundo y repite las semifinales del pasado curso, solo que esta vez no hay nada de sorpresa en este magnífico resultado. Después de dejarse el alma en el primer set para contrarrestar el ímpetu de Djokovic, que llega a ponerse 4-2, Thiem se lleva un tie break decisivo y desde ahí cabalga hasta un triunfo que vale muchísimo, resuelto además con un rosco para celebrar en el último parcial.

No hace tanto, en el Masters de Roma, fue Djokovic el que le torturó (6-0 y 6-1), pero en París se descubre un futuro campeón. «Esperemos que no sea este año», bromea Nadal, que sabe de sobra con quién se cruza mañana. Hoy por hoy, no hay dos tenistas más completos en arcilla y Nadal y Thiem han debatido hasta en tres ocasiones, con triunfos para el español en las finales de Barcelona y Madrid, y con victoria del austriaco en el Foro Itálico. « Golpea extremadamente fuerte, es muy potente y te deja pocas opciones. Contra él hay que tirar largo, obligarle a que juegue en posiciones incómodas».

Aunque Nadal es de los precavidos, no habla esta vez sin fundamentos. Thiem, que ya acumula ocho títulos, tiene todo lo necesario para ganar a cualquiera, uno de los pocos que puede presumir de haber tumbado a Roger Federer (Stuttgart, 2016), a Andy Murray (Barcelona, 2017), a Rafa Nadal (Roma, 2017) y ahora a Novak Djokovic.

Thiem, de 1,85 metros y claro especialista en tierra, disfruta ahora después de haber pasado un calvario en la fase de formación. Tenía base de sobra, pero le faltaba físico y su durísimo entrenador, Günter Bresnik, buscó una solución drástica. Contactó con Sepp Resnik, exoficial del ejército y un atleta tremendo con un largo historial en pruebas de Ironman, y le entregó a un tirillas para que hiciera algo con él. Con perspectiva, Thiem recuerda esa etapa con cierto cariño, muy positiva ya que le hizo fuerte como una roca, pero sufrió como un poseso.

Entrenamientos militares

Eran, según varias informaciones, carreras de unos 15 kilómetros por el bosque, a horas intempestivas, pasada incluso la medianoche sin que importara la temperatura. Levantó piedras enormes y troncos de 25 kilos para desarrollar esos brazos. Para aprender a convivir con el dolor, cruzaba ríos descalzo y con el agua casi helada, y en varias ocasiones se entrenó con la ropa empapada. Thiem, que era un chaval, le pedía clemencia, pero se encontraba con una respuesta aplastante. «Si yo con 60 años puede hacer todo esto, tú con 20 puedes hacerlo el triple de veces». Con e

Después de varios años dejó de trabajar con Sepp Resnik y no se puede decir que le haya ido mal, aunque Thiem desdramatiza y asegura que hay mucha épica y narrativa en la explicación de ese periodo con Resnik. Debutó en el circuito en 2011 contra Thomas Muster, el ídolo de todo niño austriaco, y su progresión ha sido notable. Instalado en el top 10 desde junio de 2016, ahora se le presenta la oportunidad de su vida en París, pero este Nadal, que ya es dos del mundo y solo puede superarle Wawrinka si llega a la final, es tan duro como esos entrenamientos. «Es el rival más difícil que puede haber aquí». El décimo del balear pasa por Thiem, un joven con alma de militar que lo aguanta todo.

Ver los comentarios