Mutua Madrid Open

Petra Kvitova: «Estar aquí es un milagro»

La checa, defensora del título en Madrid , relata a ABC su evolución desde que en 2016 le asaltaron y le destrozaron una mano

Petra Kvitova durante la entrevista con ABC De San Bernardo / Belén Díaz

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En su mayoría, la gente del tenis suele ser más abierta, dispuesta y cercana que en otros deportes igual de mediáticos. Hay de todo, claro, pero es relativamente agradable charlar con los mejores del planeta, siendo los responsables de comunicación, siempre con el cronómetro en mano, los que más trabas acostumbran a poner. Y en ese grupo de candidatos al premio a la simpatía está Petra Kvitova , número dos del mundo, educadísima y encantadora en el cara a cara. El año pasado se proclamó campeona del Mutua Madrid Open y esta edición ha empezado con buen bien, ganadora ayer en su debut ante Sofia Kenin (6-1 y 6-4). Viene de triunfar en Stuttgart y de quedarse a tiro de piedra del número uno que ostenta Naomi Osaka , pero a ella, aunque le siguen moviendo los retos, lo que le interesa es seguir disfrutando del tenis. No en vano, el 20 de diciembre de 2016 estuvo a punto de poner punto y final a su carrera después de que le asaltaran en su apartamento de Prostejov (República Checa) y, en su intento por defenderse, le dejaran l a mano izquierda destrozada y llena de cortes .

«Sí, es un milagro todo lo que me pasa» , responde de primeras, pregunta directa y sin filtros que acepta con naturalidad. «Es más que un sueño. Cuando pasó todo eso no sabía si salvaría todos mis dedos y si podría volver a jugar al tenis. Y pronto regresé a los torneos con muchísima motivación, compitiendo otra vez con las mejores. Sí, podemos decir que para mí es un milagro estar aquí y rendir al máximo nivel contra las mejores jugadoras del mundo». Efectivamente, a los cinco meses regresó a la competición, aunque el camino a la élite ha necesitado algo más de tiempo.

El reto de volver

Se quiso demostrar a sí misma que podía, que tenía condiciones de sobra como para recuperar su estatus. En su palmarés lucían dos títulos en Wimbledon y un puñado de trofeos más, así que se empeñó en ser tenista de nuevo. «Solo pensaba en volver a jugar, ese era mi reto. No sabía si podría mover todos mis dedos. No recuerdo si cuando pasó todo me dio por pensar en volver a ganar títulos de los mejores torneos, en estar en el top 10, en estar en una final de Grand Slam como en Australia ... No pensaba que fuera posible que sucediera todo esto de nuevo, la verdad».

Cuando habla con ABC, mira a los ojos, hace todo lo posible porque se le entienda y matiza las palabras para que su mensaje quede bien claro. No esconde la mano, y cuando la observa es inevitable recordar ese momento trágico. « Mentalmente es muy difícil de afrontar. Lo más probable es que este incidente me acompañe toda la vida. He tenido algún sentimiento negativo en momentos puntuales, también alguna pesadilla», confiesa. Incluso a la hora de jugar le viene algún pasaje de esa agresión. «Alguna vez he tenido flashbacks. Pero al tiempo se van. Me ha pasado en la pista, alguna vez me viene el recuerdo. Me persigue unos segundos, pero se va».

Sensibilidad

Aunque los resultados sean sinónimo de éxito, lo cierto es que Kvitova no siente la mano igual. Es más, hay veces que le falta sensibilidad, pero cada día está más acostumbrada. «Aún tengo algún inconveniente. No estoy al 100% en las últimas zonas de los dedos. De hecho, no siento dos dedos en sus extremidades. No sé, a veces pienso que me molesta mientras juego, sobre todo en algún golpe concreto. Pero, mira, estoy jugando y a buen nivel».

Y todo transcurre con una sonrisa , resignada a cargar con ese asunto tan tenebroso que forma parte ya de su vida. Hubo incluso dudas sobre el verdadero alcance de su lesión y ella quiso cerrar bocas colgando la foto de su mano en las redes sociales, una imagen que vale más que cualquier explicación. «Oí muchísimos rumores de lo que pasó, incluso hubo quien dijo que la lesión no era tan grave como se contó. Solo quería mostrar mi mano, enseñar cómo había quedado después de todo. También me servía para limpiar la mente, para explicar lo sucedido y para no tener que contestar a todo de nuevo. Además, quería empatizar con otras personas que han sufrido lesiones o que han tenido problemas de salud. Decirles que si quieres hacer algo puedes conseguirlo si tienes una mentalidad fuerte y positiva».

Ella la tiene, vaya sí la tiene, y hace poco compartió su experiencia con Monica Seles , a la que hace justo 26 años un fan perturbado le apuñaló por la espalda durante un descanso de un partido del torneo de Hamburgo. «Hablé con ella, sí. No había charlado con Monica nunca y fue a verme. Tuvimos una pequeña charla de lo que nos pasó a las dos. No son iguales, pero sí hay cierta similitud en las historias. A ella le pasó en la pista, a mí en casa... Pero lo importante es que ambas volvimos a jugar al tenis. Fue muy emotivo».

Valorar la vida

Kvitova, de 29 años, zurda, ojos azules y 183 centímetros , volvió a nacer. Lo paso mal y estuvo fuera de las pistas, pero la vida le ha llevado a un punto en el que valora mucho más otras cosas que antes ni percibía. «Sí, sin duda. Pienso más en todo lo que me rodea, en que cada día es bonito y en que el sol siempre sale. A veces tengo malos pensamientos sobre cosas concretas en la vida, pero al final del día doy las gracias y aprecio todo muchísimo más».

Van seis o siete minutos hablando de lo mismo, y se le pregunta si le incomoda recordar tantas veces ese episodio y prefiere cambiar de el paso. «No me cansa hablar del tema. Soy una persona muy abierta. Si me preguntan, suelo contestar. Si no me apetece hablar del asunto, pido disculpas y lo digo. Pero no es algo que trate de esconder o que evite, me ha pasado y no es malo compartirlo».

De hecho, lo comparte y muchos toman su ejemplo para afrontar problemas de la vida. «He recibido u n montón de cartas y de correos electrónicos en los que la gente me dice que mi historia les ha ayudado mucho en momentos difíciles de sus vidas. Estoy orgullosa de servir como ejemplo».

Se lo propuso y lo ha conseguido, aunque también activó otros planes por si la apuesta salía mal. En el parón, recuperó los libros y le dio a los codos, imprevisible el futuro con una mano llena de tajos. «Empecé a estudiar porque no sabía qué iba a ser de mi vida. No sabía si iba a jugar, de hecho. Necesitaba, además, tener mi mente ocupada y pensar en otras cosas más allá del incidente y del tenis. En mi recuperación, trabajé mucho el aspecto mental y necesitaba estar ocupada, ver a gente... Estudiar me ayudó», desvela. Eso sí, quiere matizar, con una carcajada, que no era la mejor de las estudiantes.

Radim Zondra, el asaltante que alteró su vida por completo, fue condenado el pasado mes de marzo a ocho años de cárcel a pesar de que ante el juez negó todas las acusaciones. «Lo que más me importa es que estoy bien. Pero desde luego que esas noticias son positivas. Tengo mi propia vida, eso es lo mejor que me puede pasar».

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