Federer. con el trofeo de campeón
Federer. con el trofeo de campeón - afp
Masters 1.000 de Cincinnati

Federer eclipsa a Djokovic

El suizo, espectacular durante toda la semana, supera al serbio por 7-6 (1) y 6-3 en Cincinnati, el único Masters 1.000 que le faltaba

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Desde Cincinnati, como un soplo de aire fresco, llega la mejor versión de Roger Federer, reinventado para la causa y campeón de un Masters 1.000 que ya ha conquistado en siete ocasiones. Para dar carrete a una temporada más que interesante, el genio suizo rubrica una semana para enmarcar con su triunfo ante Novak Djokovic, al que eclipsa (7-6 (1) y 6-3) y le priva del último torneo de la categoría que le faltaba al serbio para completar el círculo. Una lección impecable. [En directo, Djokovic-Federer]

Federer se expresa formidablemente bien en estos torneos, arrebatador en debates a tres sets. Llegó al domingo después de ir superando etapas con una autoridad brutal, alegre y vivo en la pista como en otros tiempos de bonanza, y ha innovado con un resto a media pista para desquiciar a sus rivales.

Cuando el enemigo va con segundo saque, el campeón eterno da tres pasitos al frente e impacta con agresividad, más valiente que nunca.

Utilizó la misma táctica con Djokovic y, desde el inicio, dominó la situación con solvencia. Siempre puso en aprietos al serbio cuando le tocaba sacar y él jamás sufría con su servicio, disparado el porcentaje de puntos ganados cuando ponía en juego el primero. Con todo, enfrente tenía a un competidor nato, un tenista que sin jugar bien ha vuelto a optar a otro premio gordo. Y en el primer set incluso llegó a base de orgullo y de remar a destajo hasta el tie break, aunque ahí no le dio para más. Fue atropellado en el preludio del fin.

Más que nada porque ese primer parcial fue la catapulta que necesitaba Federer para poner la directa. Ajustó las líneas, dominó los peloteos y rompió de entrada en la segunda manga para escaparse de manera definitiva. En un visto y no no visto, tenía a Djokovic acorralado, aunque aguantó a su manera y peleó hasta el último aliento.

En el epílogo, Federer ganó, ganó a lo grande, tan feliz a sus 34 años como cuando era un crío. Por cuestión de puntos y esas cosas del tenis, es el tres del mundo, pero sigue siendo un número uno insuperable. Da gusto verle jugar y ya tiene 24 Masters 1.000, uno menos que Djokovic y a tres de Nadal. Además, desniveló el cara a cara con el serbio, al que ahora domina por 21 a 20 después de una racha negativa de tres derrotas.En 2015, con cinco títulos en la mochila, vuelve a ser tan temible como antes.

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