El secreto de Lopetegui

El partido de esta noche, en un estadio formidable como es el Nuevo San Mamés, promete

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Julen Lopetegui tiene un secreto. Y una solución. La solución, según sus siempre sensatas palabras, es para el debate, o polémica, o enigma de quién será titular, o no, en la portería. Tiene una solución. Menos mal. Pero, siempre hay una carta en la manga, no la hará pública. He ahí el secreto de Lopetegui. ¿Cuál será? ¿que Keylor juegue el primer tiempo y Courtois el segundo, o viceversa, y así siempre son titulares? El enigma, el secreto, todo parece bien aderezado con la varita mágica del joven Potter. Claro que alguien modestamente se preguntará ¿cómo es posible no hacer pública una alineación? «Cosas veredes, Sancho» y en esto de «veredes» el fútbol es fascinante. Bueno, no el fútbol, sino los alrededores o, dicho en términos contemporáneos y soberanamente cursis, el entorno.

Ahí se admiten, permiten y difunden conceptos y frases que superan, como ésta de Lopetegui, el realismo mágico de los queridos García Márquez, Vargas Llosa y compañía. La mezcla de soporíferos tópicos, la orgia de lugares comunes, la salida marxista (de Groucho, claro) de Lopetegui tienen bien entretenidos al personal, al que estas cosas, hay que reconocerlo con humildad, tanto gustan. Ya citado Groucho, vayamos a un conocido diálogo de los Marx: «Te pareces a Emmanuel Ravelli», «Pero es que soy Emmanuel Ravelli», «Entonces no me extraña que te parezcas a Emmanuel Ravelli».

Con ello, solucionado el secreto de Lopetegui, el partido de esta noche, en un estadio formidable como es el Nuevo San Mamés, promete. El arranque del Madrid en LaLiga, hasta ahora, ejemplar. Claro que antes con el primer rival de su altura al que se enfrentó, encajó, cuatro goles. Veremos hoy ante el Athletic Club del buen Berizzo. De la resaca de las Selecciones todos han regresado ilesos y algunos reforzados: Carvajal, Ceballos y, destacado, Asensio. Seguro que el entrenador argentino dirige su estrategia a los dos flancos débiles del Madrid: la banda defensiva de Marcelo (qué gran extremo izquierda) y los huecos, por falta de velocidad, de Ramos, sobrado (con Madrid y Selección) desde su coronación europea. Crucen los dedos.

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