PSG-Real Madrid

Di María y la maldición de los ex

El destino le da al argentino una oportunidad de oro para demostrarle al Madrid que se equivocó dejándole marchar en 2014

Rubén Cañizares

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Cuando pagas 222 millones de euros por un jugado r, la transacción más cara de la historia del fútbol, es para que decida partidos como el de esta noche. Pero el fútbol es un deporte veleidoso con las lesiones y, una vez más, en este caso con Neymar, ha quedado demostrado. Sin el brasileño, el PSG pierde su arma más poderosa, pero sigue teniendo a su disposición un arsenal de jugadores de nivel mundial. Entre ellos, Ángel di María.

Bien sabe el Real Madrid de lo que es capaz el habilidoso extremo argentino, relegado al banquillo por exceso de calidad en la plantilla parisina. En cualquier otro equipo del mundo, sería titular. Lo demuestra su momento de forma y sus números: 12 goles y 9 asistencias en los dos meses de competición de este 2018. En total, 16 dianas y 15 pases de gol en lo que va de temporada. Todavía hay aficionados blancos que le dan las gracias a Unaipor no haberle puesto ni un solo minuto en el Bernabéu.

Los que conocen bien aseguran que Di María salió muy dolido del coliseo blanco. La primera media hora de la segunda mitad, hasta que Zidane metió a Asensio y Lucas Vázquez, parecía diseñada a su medida. Espacios para correr y llegadas en superioridad numérica. Un ida y vuelta con mayor peso francés en el que el fútbol de Di María podía haber sido determinante, como tantas veces lo fue vistiendo la camiseta del Real Madrid.

Velocidad, desborde, diagonales, último pase y definición. Eso le ofrece el suramericano al PSG y Zidane lo sabe mejor que nadie. Lo disfrutó en primera persona en el año de la Décima, nombrado mejor jugador de aquella mágica final: «Es un jugador espectacular que hizo historia con nosotros. Un futbolista polivalente, que se mueve bien, es rápido y tiene gol. Saldrá extra motivado».

«Di María tiene ganas de revancha y estoy convencido de que la va a liar», aseguraba Kombouaré días atrás. El actual técnico del Guingamp jugó en el PSG entre 1990 y 1995, además de dirigirlo de 2009 a 2011. Su reflexión coincide con las sensaciones que se transmiten desde el interior del club francés: «La lesión de Neymar no es casual. El destino le tiene guardado a Di María algo bonito». Tras Morientes , en 2004 con el Mónaco, y Morata, en 2015 con la Juventus, otro ex amenaza en la Champions al doce veces campeón de Europa.

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