Grada de preferencia

«Un partido guapísimo»

Solari está ante lo que el escritor Peter Handke denominó «el momento de la sensación verdadera». O cree en él o cree en otros

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Son palabras de Solari ante el partido de esta noche. Es de suponer que se refiere a la segunda acepción que para el término «guapo» define la Real Academia: «animoso, bizarro y resuelto, que desprecia los peligros y los acomete». Si es así, a cumplirlo en el Bernabéu porque tarea tiene. «Animoso», ya veremos, porque en el Ciudad de Valencia el domingo el Madrid fue cualquier cosa, menos eso. «Bizarro», porque así se le espera y «resuelto» porque no hay otra frente a un Barcelona que viene con un Messi plenamente recuperado. Para lo siguiente, precaución.

Más le vale no despreciar los peligros, que son muchos y desde diversos frentes, y, es de esperar, que tales peligros los acometa con decisión e inteligencia. Para adelantar cómo irá la cosa, la primera parada está en los once que saltarán al Bernabéu. La reacción de Bale tras el gol al Levante, si la vida del fútbol fuera moderadamente normal, no merecería ni un comentario, las imágenes valen solas.

Ya se ha recordado aquí cómo Ancelotti y Zidane chocaron con el «pecado» de sentar al galés en el banquillo. Las palabras del siempre discreto y elegante Butragueño fueron conmovedoras al recordar que Bale siempre puede resurgir. Muchos dudan de ese siempre. ¿Cuántos minutos hacen falta para la resurrección? ¿Cuántos tienen que esperar, como suplentes, a que tal resurrección se produzca? Solari está ante lo que el escritor Peter Handke denominó «el momento de la sensación verdadera». Hay decisiones que a un entrenador le acompañan a lo largo de su carrera. Esta noche, de un febrero que parece abril, con un estadio sin un asiento libre, será una de ellas. O cree en él o cree en otros. Y dejemos que cada uno piense quiénes son los otros.

Eliminar a los de Valverde permitiría afrontar lo del sábado con un ánimo y una confianza notables. Alcanzar la final de la Copa del Rey, un estímulo. Confíe Solari en los que él mismo decidió como el once titular y como el viajero Ulises no escuche los cantos de sirena. Son tantos y tan raros.

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