Maverick Viñales
Maverick Viñales - EFE

MotoGP | GP QatarViñales confirma las expectativas en Qatar

El español brinda una gran lección de paciencia y una lucha final cuerpo a cuerpo con Andrea Dovizioso para sumar su primera victoria en Yamaha

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Asumía con gusto que desde el primer momento fuera a pelearle el título a cualquiera. Desde que se montó en la Yamaha, en un salto descomunal de potencia y palmarés con respecto a la Suzuki, Maverick Viñales hizo fácil liderar los tiempos y las pruebas de la pretemporada. No solo es la moto, también es la calidad y la confianza en un pilotaje agresivo y sin miedo. Pero de las palabras, de las pruebas, de los posibles, el piloto de Roses ha pasado a los hechos: ganar en Qatar, primer triunfo y líder para empezar su tercer curso en MotoGP.

Es un competidor de 22 años con las ideas muy claras: tiene potencial y lo sabe sacar ante quien sea y en las condiciones que se le presenten.

Y no fueron las mejores en un Gran Premio de Qatar amenazado por la lluvia, a pesar de la primera posición de la parrilla. Le tocó trabajar, tener paciencia, encontrar los huecos, estudiar la estrategia y pelear al final con la rápida Ducati de Andrea Dovizioso. Estreno de equipo, de moto y de Mundial por todo lo alto, y no tiene pinta de querer bajar.

Por fin se hablaba de motos en Losail después de que la lluvia tomara el control, las conversaciones, la inseguridad, la emoción y los enfados. El mal tiempo en el desierto qatarí provocó el caos en el primer fin de semana de motos, obligada la organización a cancelar la jornada del sábado, con las sesiones de clasificación incluidas. No por el agua caída, sino por la acumulada en la pista, imposible para los operarios achicar algunas de las curvas que quedaron anegadas por la falta de drenaje en un circuito con millones de dólares invertidos en las luces del cielo. Un contratiempo que se repitió el domingo porque la lluvia hizo acto de presencia justo a tres minutos de empezar la carrera de MotoGP.

Sorpresas y decepciones

Volvían las incertidumbres, las dudas, las opiniones, los dolores de cabeza, pendientes los pilotos, los técnicos y la organización de las nubes, los focos, los reflejos en la pista, la humedad y la temperatura de la noche qatarí, cada vez más fría, más inestable. Se barajaron las opciones: si llovía en las tres primeras vueltas, si era después, si cancelarlo todo, si disputar la carrera en lunes, como en 2009... Pero no hizo falta. Se decidió retrasar la salida 45 minutos y acortar dos vueltas. Y fue suficiente.

Por fin el semáforo se apagó para que se encendieran las motos. En medio del lío, la incertidumbre y la precaución, Johann Zarco aprovechó para tener su minuto de gloria. Sus seis vueltas de gloria. El debutante de la categoría reina, agresivo como ya lo fue para ganar el título de Moto2, solo pensó en pilotar, sin importarle quién tenía delante ni a quién dejaba detrás. Durante seis magníficas vueltas, logró pilotar al límite para crecerse en Losail: llegó a mantener una ventaja de 1,6 segundos con respecto a Marc Márquez, Andrea Dovizioso y Andrea Iannone. Pero se le apagaron los focos en la vuelta 7. Dejó la pista libre para los que, a priori, debían pelear por la victoria: los italianos, el defensor del título, un Viñales que fue acechando y un Rossi que siempre guarda su truco de magia para desvelarlo el domingo de gloria. «No hemos dejado de pelear y estoy muy contento», admitió.

«Me siento muy bien, la pista era complicada y tuve cuidado al principio. Pero la moto ha funcionado muy bien. Muy agradecido de estar en Yamaha», describía su sentimiento el nuevo líder del Mundial.

Cruz para Lorenzo

Peleó Márquez todo lo que supo y todo lo que pudo la Honda, sobre todo en la primera parte de la carrera. Pero Iannone -que terminó en el suelo-, después Dovizioso y por último Rossi lo dejaron atrás, obligado a aceptar una cuarta plaza para empezar la defensa de su corona. Por delante de su compañero Dani Pedrosa y Aleix Espargaró, exultante por una sexta plaza que sabía a victoria. Los peores pronósticos se confirmaron para Jorge Lorenzo, que tuvo que salir duodécimo en parrilla y a pesar de una tímida remontada hasta la novena plaza, terminó undécimo en su primera carrera en Ducati. Un estreno difícil, en contraste con el de Viñales, inmejorable.

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