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Piragüismo

El quinto sueño de Teresa Portela

La palista gallega aspira en Río a lograr, por fin, una medalla olímpica después de acumular una treintena en Mundiales y Europeos

Teresa Portela, en plena competición.
Teresa Portela, en plena competición. - Efe

En Aldán, a los 9 años, Teresa Portela tuvo que elegir entre dar patadas a un balón o soñar con una piragua sobre el mar a veces tranquilo, en ocasiones furioso, de las Rías Baixas. En la pequeña localidad gallega, donde cada batea se convertía en una isla por descubrir para una niña constante y valiente, comenzó la pasión de esta piragüista que espera alcanzar su última meta en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro.

Nacida en 1982 y con una hija, Naira, de dos años que le animará desde las gradas, Portela encara la que puede ser su última cita olímpica. Con un historial plagado de éxitos y más de 30 medallas en su haber entre Campeonatos de Europa y del Mundo, su espinita clavada está en las Olimpiadas, donde ha sumado cinco diplomas olímpicos pero ningún metal. El recuerdo más doloroso quedó fechado en agosto del 2012. Entonces, en la final de k1-200 metros, la gallega se quedó a menos de dos décimas del podio. Una mala salida y el golpe de riñón final de la húngara Dusev-Janics dejaron a Portela con el amargo sabor del cuarto puesto, esa posición sin podio, recompensa ni portadas.

Pero el espíritu combativo de Portela, una palista capaz de desdoblarse para combinar sus estrictos horarios de entrenamiento con su familia y su formación académica -es diplomada en Magisterio de Educación Física y licenciada en Fisioterapia-, le espoleó en vez de hundirla. Desde ese momento, tras superar el desaliento inicial, la pontevedresa se lanzó a por nuevos objetivos. Primero, la maternidad; luego, los quintos Juegos Olímpicos.

En agosto del pasado año, la pontevedresa consiguió el pasaporte olímpico en el Mundial que se disputó en Milán. La gallega ya había cumplido con su meta vital -la pequeña Naira, de 17 meses, le observaba curiosa- cuando se clasificó para la final, pero su carácter combativo no se conforma con premios menores y disputó la prueba con el hambre que le caracteriza. Logró subir hasta la tercera plaza del podio y acumular un nuevo mérito, a los 34 años, en una modalidad más apta para jóvenes musculadas que para veteranas inteligentes. Primera en ese Campeonato del Mundo, como en Londres 2012, acabó la neozelandesa Lisa Carrington, una de las favoritas a las medallas en la laguna Rodrigo da Freitas, donde se disputarán las pruebas de piragüismo, si la contaminación -en varias ocasiones se han hallado vertidos tóxicos en sus aguas ya de por sí fétidas- no lo impide.

Portela tiene claro que le falta «la medalla olímpica» pero que seguirá peleando «hasta lograrla». Su capacidad de esfuerzo y trabajo es casi tan proverbial como su espíritu competitivo. Tras la retirada de David Cal, las paladas de Teresa Portela, Saúl Craviotto, Maialen Chorraut y Ander Elosegi pueden acercar a España a las siempre complicadas medallas olímpicas. Con ella al cuello, Portela podrá poner el broche de oro a su apasionante sueño de agua y sudor.

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