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Natación sincronizada

Gemma Mengual, vuelve la leyenda

En Río, a los 39 años, volverá a ser una de las favoritas a colgarse una medalla porque ha vuelto como se fue: en lo más alto

Gemma Mengual, durante un ejercicio.
Gemma Mengual, durante un ejercicio. - Efe

Son muchos los que se retiraron para volver. Gemma Mengual es sólo el último caso de una leyenda que desempolvó el bañador para volver a tirarse a la piscina de la alta competición. Se retiró oficialmente en 2012. Pesaban los años y los métodos castrenses de Anna Tarrés, La Dama de Hierro de nuestra sincronizada. Gemma Mengual lucía en la pechera más medallas que un héroe de guerra –17 oros, 18 platas y 12 bronces–, estaba agotada, pero, sin desvincularse del todo, decidió volver a competir en julio de 2015. Fue Ana Montero, directora técnica del equipo nacional de natación sincronizada, quien la sedujo. Después, una llamada de Ona Carbonell puso la semilla del regreso. «De ahí, me dijeron que probara para el dúo mixto en el Mundial de Kazán y solo podía pensar ‘Madre mía, dónde me he metido, qué pereza’». Y entonces, Ana Montero. «Me envenenó: ‘tú, prueba, ya veremos, a ver qué tal’. Me lía, me lío yo y aquí estoy».

En Río, a los 39 años, volverá a ser una de las favoritas a colgarse una medalla porque ha vuelto como se fue: en lo más alto. «Mi cuerpo recordaba figuras, ejercicios y cómo gestionar el esfuerzo», dice recordando sus primeros días en el regreso. Competirá en dúos con Ona Carbonell, plata en dúos y bronce en equipos en Londres 2012. La pareja no había nadado junta desde el World Trophy de 2011, aunque se conocían de sobra. Cargarán con el peso de la no clasificación del equipo de natación sincronizada para los Juegos. No faltaba en la competición olímpica por equipos desde Atenas 2004 y en las dos últimas ediciones no se había bajado del podio. Fue plata en Pekín 2008 y bronce en Londres 2012, después de la última cita olímpica, el equipo tomó otro giro con la despedida de Anna Tarrés, que cargó contra Carbonell.

Ajenas a estas críticas, con sesiones de ocho horas diarias en el agua y dos en seco, el dúo va a por todas. Ona aporta movimientos de gimnasta, irrepetibles, y Mengual, la elegancia imperecedera, esos movimientos únicos. El dúo se ve favorecido por una altura similar y unos físicos también parecidos, a lo que suman los caracteres complementarios de las protagonistas: a una explosiva Carbonell se suma una experimentada Mengual. La suma de dos estrellas da como resultado una constelación. Rusia, China, Japón y Ucrania serán competidoras duras. Se avecina una final olímpica con foto finish para la plata y el bronce, ya que el oro parece que volverá a ser ruso salvo sorpresa morrocotuda. Su coreografía ya ha levantado pasiones, de público y jueces, allí donde la han probado. «Es una música flamenca. Queremos enseñar la pasión gitana, la clase y la fuerza que tiene el flamenco. Nos encanta tanto a Gemma como a mí, así que es muchísimo más fácil expresarlo dentro del agua», explica Carbonell. El atractivo de la pareja ante los jueces y los espectadores es un hecho. Van a por medalla.

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