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Alba Torrens, la magia que cambió el baloncesto español

La jugadora de baloncesto disputará sus segundos Juegos con un palmarés en el que destacan un oro con España en el Eurobasket de 2013, una plata en el Mundial de 2014 y tres Euroligas con tres equipos diferentes

Alba Torrens, durante un partido.
Alba Torrens, durante un partido. - Efe

Los vecinos de Alba Torrens en Binissalem, un pequeño pueblo del centro de Mallorca conocido por su producción vinícola, fueron testigos de los primeros pasos de la considerada mejor jugadora de la historia del baloncesto español. Con siete años, el sonido de la pelota que llegaba desde la canasta situada en el patio de sus abuelos fue una de las bandas sonoras de su barrio. Nadie podía pensar en 1996 que dos décadas después aquella niña fuera a afrontar sus segundos Juegos con un palmarés en el que destacan un oro con España en el Eurobasket de 2013, una plata en el Mundial de 2014 y tres Euroligas con tres equipos diferentes. Así reza la tarjeta de presentación de una jugadora que cambió la visión del baloncesto femenino en nuestro país.

La decisión que impulsó la vida deportiva de Alba Torrens llegó muy pronto. A sus catorce años, la FEB becó su talento para ofrecerle la entrada en la residencia del Siglo XXI en Barcelona. El consejo de su padre, Miguel Ángel, fue definitivo para tomar una decisión: "Si no lo intentas, nunca lo sabrás". Afortunadamente para los amantes del baloncesto español, Alba no se quedó con la duda. Antes de que explotara su talento en la Liga Femenina, llegaron las comparaciones con Ricky Rubio, por la manera de crear magia sobre la pista. La gran diferencia con el base de El Masnou es que la mallorquina merece una comparación mayor. Su figura dentro del baloncesto femenino en España hace que la comparación suba a un Pau Gasol. A sus 26 años, con todo el recorrido que tiene por delante, es muy fácil concluir que se retirará siendo la mejor jugadora española de todos los tiempos, por delante de históricas como Amaya Valdemoro o Blanca Ares.

La autocrítica que siempre preside las declaraciones de Torrens, repite constantemente que el aspecto que aún tiene que pulir es la cara amarga de la improvisación sobre la pista, es el mejor símbolo de su desarrollo. Si algo ha aprendido la balear sobre el parquet es a acompasar esa creatividad con el estilo de juego del equipo que defienda. No es lo mismo, evidentemente, jugar un partido con la actual España talentosa que hacerlo en el Galatasaray. Su versatilidad (puede jugar en todas las posiciones exteriores con un desparpajo poco común teniendo en cuenta sus 191 centímetros) le convierte en una de las grandes bazas de la selección para luchar por la primera medalla olímpica de la historia.

Si hay un momento que marcó su carrera llegó en enero de 2012, en los primeros meses de su aventura turca. En un partido en Polonia de la Euroliga se rompió el ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha. "Vive como juega", así le definen sus amigos. Esa fortaleza mental fue clave para superar una lesión gravísima para una jugadora de sus características. En Río quiere quitarse la espina, junto a sus compañeras, de la no participación en Londres 2012. Su magia será clave.

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