Lili Fernández y Elsa Baquerizo celebran un punto ante Argentina
Lili Fernández y Elsa Baquerizo celebran un punto ante Argentina - AFP

Rio 2106 | Vóley playaEl diván de Lili y Elsa

El trabajo psicológico de los últimos años ha provocado un cambio en la pareja, que afronta los Juegos más confiada

Río de Janeiro Actualizado: Guardar
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«A Londres fuimos a disfrutar, pero a Río venimos a intentar ganar una medalla. Se lo van a tener que currar mucho para ganarnos». La transformación de Lili Fernández y Elsa Baquerizo en los últimos cuatro años no se puede explicar solo desde la técnica y el esfuerzo. La pericia de ambas sobre la arena ha crecido, pero la diferencia entre aquellas chicas que sonreían con solo estar en los Juegos y estas que quieren hacer historia en Brasil tiene buena parte de su origen en un diván.

«El trabajo psicológico ha sido muy importante estos últimos tres años», reconoce a ABC Dani Rodríguez Wood, entrenador del equipo de vóley playa español.

Es el hombre que mejor conoce a la pareja.

Nadie pasa junto a ellas más horas al año y nadie entiende mejor sus debilidades y sus virtudes. Desde que iniciaron este proyecto hace una década, Dani ha ido moldeando a las dos jugadoras, pero llegó un momento en el que el salto de calidad no estaba tanto en los brazos como en la cabeza. «A nivel técnico, en la arena, son igual que cualquier otra pareja, pero les falta serenarse por momentos», asume. Para paliar eso, Lili y Elsa comenzaron a visitar el diván.

Trabajo psicológico con la vista puesta en Río. Pequeños pasos para reforzar la confianza que se reflejaron pronto en el ranking. Fue el propio Dani el que inició ese entrenamiento mental. «Yo lo trabajo mucho en las sesiones. Les pongo retos para fomentar la confianza», explica el canario.

Además de eso, las dos jugadores han acudido regularmente durante los últimos años a un psicólogo en una búsqueda por elevar su nivel sobre la arena. «Lo que se intenta es potenciar lo mejor de una misma y evitar los malos pensamientos. Que a la hora de la verdad no te tiemble el brazo al sacar. Que no tengas dudas», señala Elsa.

Uno de los ejercicios que más les costaba al principio era la página en blanco. Un folio en el que el especialista les hacía escribir sobre sus miedos deportivos. Ver la realidad sobre un papel asusta, pero ayuda a reaccionar. «Hay muchas cosas que se escriben para hacerlas más presentes. Cosas que piensas que no sabes que piensas y que a la hora de la verdad puedes poner en juego sobre la pista», afirma Lili en una conversación en la Villa Olímpica.

Allí es donde ha desembocado todo ese trabajo en la sombra de los últimos años. Seguridad en sí mismas que quedó patente ante Argentina en el primer encuentro de los Juegos, donde apenas hubo dudas. «Antes de la competición es importante pensar en tus puntos fuertes, porque eso te va a dar confianza y potencia tu estado de ánimo, tus sensaciones... Una rutina de música también ayuda, porque tienes que concentrarte, pero tampoco pasarte. A mí, la música me ayuda a no pensar más de lo normal y me relaja», asume Lili, la más resuelta de las dos ante la grabadora. En su iPod no faltan estos días los ritmos brasileños. «Samba, rumba, bossa nova... lo que sea», bromean. Otra forma de evadirse de la competición antes de enfrentarse a ella. «En el vestuario, antes de salir a la arena, hacemos mucha visualización. Repasas gestos técnicos en la mente, imaginas el partido cómo puede ser...», señalan.

Nervios inevitables

Aún así, todavía los nervios se le atragantan en ocasiones. «Nos ponemos nerviosas, pero no como en Londres. Aquí va a ser diferente y para eso hemos trabajado durante estos años. Puede que nos ganen, pero tendrán que ser mejores que nosotras», indican. Hoy, en la madrugada española (3.00 horas), podrían sellar su pase para octavos si ganan a la pareja checa formada por Hermannova y Slukov, su gran rival del grupo B junto a las brasileñas Agatha y Bárbara. «Va a ser impresionante jugar en Copacabana contra ellas con todo el estadio lleno», indica Elsa. Un partido que hace años sería una montaña para ellas y que ahora se vive con normalidad.

«Su problema, a veces, es que las dos son igual de jóvenes. No hay una veterana dentro del equipo que asuma el control y que temple las emociones cuando se complica el partido, pero son mucho más maduras y están más cerca del éxito», reconoce Dani Rodríguez. El hombre que más sabe sobre ellas y el que impulsó este cambio radical que amenaza con convertirse en metal en la arena sagrada del vóley playa. Copacabana espera al diván de Lili y Elsa. Ese que les ha enseñado que no hay retos imposibles.

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