Acceder a octavos de final. Ese es el reto de Suiza en la Eurocopa de Francia. Será su cuarta presencia en la máxima competición por selecciones en el Viejo Continente. Ni en Inglaterra (1996), ni en Portugal (2004) ni en su país (2008) pudo superar la primera fase. Vladimir Petkovic confía en que el asentamiento en la selección absoluta de quienes fueron campeones del mundo Sub’17 en el año 2009 y de Europa Sub’21 dos años después lleven al once helvético más allá de los tres partidos iniciales.

Suiza ha quedado encuadrada en un grupo en el que Francia es favorita a la primera plaza, por lo que se prepara para jugarse la segunda con Rumanía, mientras que nadie cuenta con Albania. Vladimir Petkovic, nacionalizado suizo como muchos de sus jugadores, tomó el testigo de Ottmar Hitzfeld en el banquillo al término del Mundial de Brasil. Discreto jugador, pasó por cinco clubes suizos y uno turco antes de tocar cima en el Lazio italiano. A su llegada a la selección se topó con una camada de jóvenes y talentosos jugadores, que no impidieron vivir un inicio de clasificación complicado. Perdió sus dos primeros partidos ante Inglaterra y Eslovenia antes de enlazar cinco victorias consecutivas para volver a caer ante los ingleses y recuperar el sabor de la victoria en sus dos últimos encuentros. Siete triunfos en diez partidos. Suiza se clasificó segunda.

Defensa fuerte, presión alta y descaro en ataque, pero sobre todo equipo. Ese es el ideario que Petkovic transmite a sus hombres, consciente de que el talento no se puede acotar y de que la juventud conlleva errores pero también agradables sorpresas. El técnico cuenta con un equipo muy joven, en el que futbolistas como Stephan Lichtsteiner y Ricardo Rodríguez aportan profundidad desde ambos carriles, mientras que el capitán Gökhan Ïnler y Granit Xhaka dan equilibrio y salida al centro del campo para que Xherdan Shaqiri arme el ataque junto a Admir Mehmedi y al exrealista Haris Seferovic, sin olvidar al joven jugador del Basilea Breel Embolo.

En el robo del balón cerca de la portería rival y en el contragolpe residen el gran peligro suizo, al que se puede desactivar si no se deja maniobra al Shaqiri. Acostumbrado a moverse por todas las parcelas de la línea de tres cuartos, el jugador del Stoke es quien fabrica la sorpresa son su rapidez.