Eurocopa 2016

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Eurocopa Francia 2016 - Selecciones

Un hincha inglés, en estado crítico en Marsella

La ciudad fue un campo de batalla antes del partido entre la selección británica y Rusia y los enfrentamientos se saldaron con 31 heridos

«¡Protéjanse!». Las botellas llovían mientras violentas peleas se sucedían este sábado en el centro de Marsella, entre aficionados en su mayoría británicos, pero también rusos y franceses, mientras la Policía trataba de dispersarles, con muchos problemas, mediante gases lacrimógenos. Una calle junto al emblemático Vieux-Port (Puerto Viejo). ‘Hooligans’ lanzando sillas, mientras un hombre en el suelo recibía patadas y golpes por parte de un grupo, hasta la intervención de las fuerzas del orden.

En las calles colindantes al puerto, la gente se cobijaba en las tiendas intentando escapar de una ola de peleas que se han repetido desde el jueves y que dejaron este sábado a un hincha inglés en estado crítico. El balance de heridos ascendía a 31, entre ellos el citado aficionado inglés, cuya vida preocupa tras recibir "golpes con barra de hierro, al parecer en la cabeza", según señaló una fuente policial.

Sólo faltaban unas horas para el inicio del partido Inglaterra-Rusia de la Eurocopa en el estadio Velodrome y el Port-Vieux, tranquilo habitualmente, se llenaba de gases y de cristales rotos. Unos 250 policías y gendarmes fueron movilizados para poner fin al tercer día de incidentes violentos en el lugar, provocados por varios centenares de aficionados, a menudo «borrachos y muy enervados», según el prefecto de Policía.

Un inglés sin camiseta aparece de repente con la cabeza ensangrentada. «Necesito ayuda, me han robado todo, mi teléfono», dice desorientado y llorando. Dos mujeres que repartían publicidad en la calle se acercan a él y le invitan a entrar en un establecimiento vecino de la cadena de comida rápida McDonald’s.

En el suelo de las orillas del Vieux-Port, un mar de botellas de cerveza rotas, sillas y mesas de bares tiradas, mientras los comerciantes se apresuraban a bajar sus persianas y esperar en el interior, protegidos, el regreso de la calma. «Tenga cuidado, se va a hacer daño», aconseja una fotógrafa a un hincha inglés, titubeante, que sostiene una cerveza en la mano. «He perdido a mis amigos», dice otro inglés de unos 50 años. «No hemos venido para esto», añade, antes de caerse detrás de un kiosko de prensa.

Franck Nicod y Cesar Gastaldin, de 26 años y de Grenoble, habían ido a Marsella para pasar el fin de semana. «No parece que sea el mejor momento para una visita», constatan viendo el panorama del Vieux-Port. «Vamos a ver el partido, pero en Aubagne (una localidad vecina). Aquí todo está demasiado tenso», apuntan.

El recuerdo de 1998

Las escenas hacen pensar inevitablemente en 18 años atrás, en los incidentes violentos que ya rodearon el partido Inglaterra-Túnez los días 14 y 15 de junio de 1998, en la primera ronda del Mundial. El domingo 14 de junio de aquel año, en la víspera de un partido, ‘hooligans’ ingleses quemaban una bandera tunecina. Ahí se prendía la mecha de dos días en los que ‘hooligans’ ingleses, tunecinos y marselleses protagonizaron escenas de horror que dieron la vuelta al mundo.

En Marsella, este sábado, a cuatro kilómetros del ambiente revuelto del Vieux-Port, los aficionados ingleses y rusos llegaban con tranquilidad al estadio Velodrome. Sólo unos incidentes ya cerca del recinto empañaron esa ruta hacia el partido. «Hemos oído lo que ha pasado allí (en el Vieux-Port), pero somos miles de aficionados y es inevitable que haya algunos sin control», explica Clive, que viajó a Marsella desde Newcastle. «Cantamos mucho, bebemos mucho, pero por encima de todo venimos a divertirnos», añade este gigante, con la cruz roja sobre fondo blanco pintada en las mejillas. Admite haber tomado ya «algunas» pintas de cerveza, pese a que son las cinco de la tarde.

La avenida de delante del Velodrome quedó bloqueada a la circulación y las fuerzas del orden se hicieron ver cerca del estadio y de la ‘fan zone’, donde una compañía está estacionada. Hinchas británicos y rusos, acompañados por policías franceses de la brigada contra los ‘hooligans’ colaboraron haciendo rondas, ayudando a identificar a eventuales radicales con prohibición de acceso a los estadios y comunicarlo al momento a las fuerzas francesas.

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