Eurocopa 2016

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Eurocopa Francia 2016 - Selecciones

«Dos gallos y una copa»

«Dos gallos y una copa»

Francia versus Portugal. Duelo de gallos en el corral de Saint Denis. Uno, el francés, tradicionalmente orgulloso y altivo, tiene motivos para enseñar el espolón. Después de arrancar a medio gas, en un despegue provocado por el vértigo que sufre en estos casos el equipo local, y por los problemas internos derivados del escándalo Benzema-Valbuena, Francia se sacudió sus miedos goleando a Islandia y presentó su candidatura al título acabando con la maldición alemana. Battiston está vengado. Lloris convirtió la portería francesa en su particular Arco del Triunfo, con una actuación colosal que acabó desesperando a los campeones.

Los alemanes cuando mueren lo hacen con las botas puestas. Se ahogaron en la orilla intentando una y otra vez arreglar el lío en el que les metió su otrora poderoso y hoy renqueante capitán, un futbolista de apellido tan difícil de pronunciar (Schwansteigger) como complicado de entender es que Low confiara en su versión actual para guiar a Alemania en su particular día D. Ni siquiera las bajas lo justifican. El fondo de armario teutón pedía soluciones más arriesgadas (Goetze y Sane aparecieron demasiado tarde). A veces los galones no ayudan.

Enfrente, Antoine Griezmann está a un paso de ascender al parque de los príncipes, donde le esperan Just Fontaine, Michel Platini y Zinédine Zidane. El rubio mantiene su cara de niño travieso pero se ha hecho un hombre en ese cuartel de marines llamado Atlético de Madrid. Nunca fue especialmente querido por estos lares, pero Marcelo Bielsa sabía bien lo que hacía cuando era el primer nombre que puso en la lista de refuerzos rojiblancos en su etapa como entrenador del Athletic. Griezmann, natural de Macon, mejora con los años, como los buenos caldos de Borgoña, su tierra natal.

A su alrededor, la legión de Deschamps no tiene nada que envidiar a la de De Gaulle. Un grupo de soldados de acero que parecen sacados de una película de Tarantino, comandados por Pogba, una especie de pulpo con botas. Mención especial merecen Matuidi y Sissoko, dos panteras negras que se comen a los rivales como si fueran gambas a la plancha.

Ya se sabe que los gallos son omnívoros, y el apetito de esta Francia no se saciará hasta alzar la Copa. Sería el cuarto gran título para 'les Bleus'. Claro que para gallos el que tendrán enfrente, uno que agita las plumas como un pavorreal.

Cristiano Ronaldo está a un solo paso de ganarle por una vez a Messi. Salieri contra Mozart. Después de que el diez argentino alzara la bandera blanca tras cuatro finales perdidas con la albiceleste, hoy Cristiano puede tocar el cielo con los dedos si le da a Portugal el primer título de su historia. Lo que no consiguieron Eusebio, Chalana, Rui Costa o Figo. Vamos, lo que le faltaba. Aunque Ronaldo 'no tiene abuela', todo su clan, encabezado por Jorge Mendes, está ya preparando la fiesta. Dijo Erasmo de Róterdam que hace uno bien en alabarse a sí mismo, pero solo cuando no encuentra apologistas. No es el caso del tronista de Madeira.

La caverna mediática ha salvado el mes gracias a CR tras el 'siniestro total' de La Roja. Menos mal que nos queda Portugal. Los lusos, buenos navegantes, llegan a París tras aprovechar el viento de cola durante toda la travesía de la Eurocopa. Francia, comandada por el sargento de hierro Didier Deschamps, hará bien en no confiarse. El vasco, que en su día estuvo en la órbita del Athletic y que ya sabe lo que es ganarlo todo como jugador (Champions con Juventus, Euro y Mundial con Francia), puede coronarse hoy con un triunfo. Una derrota le puede mandar a La Bastilla. No lo ha tenido fácil. Ya dijo De Gaulle que es muy complicado liderar una nación que tiene doscientas diez clases de queso.

Pero ahí está, aunque para mí siga siendo un misterio insoldable que no haya contado para su proyecto con el mejor defensa de Francia. El nuestro (Aymeric Laporte). Ellos se lo pierden. Hoy nadie se perderá la final. Francia-Portugal. La que se avecina. Tú al norte y yo al sur. Nuestros adorables vecinos. Europa espera a su nuevo rey. Si hay sorpresa, tendremos emperador.

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