Eurocopa 2016

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Eurocopa 2016 La infantería que acompaña a Gareth Bale

La selección de Gales afronta las semifinales de la Eurocopa instalada en un oasis del que se niega a salir

Eurocopa 2016: 
La infantería que acompaña a Gareth Bale

Gareth Bale es el principio y el fin de esta selección de Gales y de todas las que vengan mientras él siga jugando al fútbol. Su entrenador, Chris Coleman, ha confeccionado un equipo que juega condicionando hasta el útimo detalle a la presencia del atacante del Real Madrid. El técnico galés ha creado una potente estructura de seguridad que permite a Bale gozar de total libertad en el ataque, y que convierte en asumibles las posibles pérdidas de pelota que su estrella pueda tener. Incluso se permite el equipo británico acumular pases para dormir el partido, como mostraron en el partido de cuartos frente a Bélgica. Todo ello lo posibilitan una serie de jugadores que disputan la Eurocopa a la sombra de su guía humano y futbolístico, pero que son fundamentales para que Coleman pueda ejecutar el plan que encumbra a Bale como la estrella del torneo.

Aaron Ramsey es el segundo espada de Gales, el frasco de talento que destapar cuando Bale no encuentra el camino. El del Arsenal suele ocupar el lado opuesto al jugador del Madrid para posibilitar que siempre uno de los dos esté en disposición de atacar en superioridad. Aunque en ciertos tramos del torneo haya pecado de individualista, como si se sintiese limitado por la presencia de Bale, su concurso es de gran importancia para la selección galesa, pues es el único capacitado para dejarle solo en una acción individual. En el segundo tiempo del partido contra Bélgica vio una amarilla que no le permitirá jugar contra Portugal.

Tampoco podrá contar Coleman su otro estandarte, la línea de tres centrales que forman James Chester, Ashley Williams y Ben Davies, al causar baja este último por el mismo motivo que Ramsey. El trío defensivo había rendido a un sorprendente nivel por lo extraordinario del mismo. Los impulsos del capitán Williams encontraban salvaguarda en la inteligencia mostrada por Chester y Davies a la hora de afrontar situaciones defensivas complejas, más aún contra consagrados especialistas ofensivos como Hazard, Carrasco y De Bruyne. Resulta llamativo el caso de Ben Davies, que jugó todo el año como lateral izquierdo en el Tottenham de Pochettino, y ha terminado la temporada destapándose como una de las revelaciones de la Eurocopa desde el eje de la zaga.

En el centro del campo el pequeño Joe Allen es amo y señor de lo que Gales proponga con la pelota. Se ha erigido el del Liverpool como un gestor de juego con personalidad, la misma que le ha faltado en Liverpool para confirmarse como un jugador a tener en cuenta en el panorama europeo de clubes. Sin ser ni mucho menos un prodigio de la técnica, el mediocentro suma continuamente buenas decisiones con el balón en los pies que permiten a Gales ser algo más que un conjunto que se encierra para lanzar un balonazo a la carrera de Bale.

Aunque no siempre titular, la figura de Robson-Kanu ha adquirido un aura casi mística que permite al delantero convertirse en el jugador que nunca será. El número 9 de Gales salta, lucha y se faja por cada balón al que intuye que puede llegar. Lo trascendente aquí es que, contagiado por un estado de absoluta confianza generalizada como el que está instaurado entre el plantel que dirige Chris Coleman, Robson-Kanu está jugando como un delantero de élite. En ocasiones parece una especie de Diego Costa, hasta que se cansa de emular al de Lagarto y se viste de Karim Benzema para dibujar un giro de esteta en el corazón del área y marcar el gol que clasifica a Gales para las semifinales del europeo. A tenor de lo visto, ya no debería extrañar ver al punta galés disfrazarse de Ibrahimovic o de Agüero para marcar el gol de la victoria frente a Portugal.

Hasta este punto llega el oasis al que Gareth Bale y Chris Coleman han llevado a la selección de Gales en la Eurocopa de Francia.

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