Liga Santander

El secreto de Pablo Machín, el técnico que ha hecho líder al Sevilla

Con un discurso sin euforias o pesimismo, el soriano se ha repuesto a lesiones y un inicio dubitativo para conformar un bloque sólido

Pablo Machín, entrenador del Sevilla EFE

Jaime Parejo

La carrera de Pablo Machín no ha sido nada fácil. Lejos de los focos y el glamour que le da a un entrenador el haber sido antes de sentarse en los banquillos una estrella del fútbol, el preparador soriano tuvo que fraguarse su carrera desde abajo e ir ganándose oportunidades escalón a escalón. Nacido en la pequeña localidad de Gómara (Soria), se crió en una familia donde el fútbol pasaba desapercibido. En el pueblo ni siquiera había un campo de fútbol y sí una pista polideportiva de cemento donde Machín vivía la pasión que no había en su hogar. Como futbolista solo jugó hasta los 23 años (le retiró una lesión de rodilla) y en Segunda división B con el Numancia . Al ser objetor de conciencia y no hacer la mili, durante la prestación social se sacó el título de entrenador, empezando como preparador de porteros de Lotina en el Numancia , cargo que compaginó como técnico del juvenil, con el que ascendió a Liga Nacional y, después, llevando al filial en Tercera.

Su buen hacer en las categorías inferiores le dio la opción de ser segundo entrenador del primer equipo con Gonzalo Arconada, logrando el ascenso a Primera. Después trabajó con Kresic, Unzué y Pacheta , hasta que le dieron el primer equipo. Dos campañas con el Numancia en mitad de tabla en Segunda división fueron suficientes. Después llegaría Gerona, al que cogió colista en la jornada 29 en Segunda división para acabar salvándolo y, tres años más tarde, lograr el ascenso tras dos play off perdidos en las campañas anteriores. Su frase nada más ascender resume su carácter sobrio: «Disfrutadlo porque igual no se repite en la vida».

Una idea que debe estar transmitiendo ahora mismo en el vestuario del Sevilla, la de no lanzar campanas al vuelo y disfrutar del momento con prudencia. Al equipo hispalense llegó tras una temporada de contrastes, en la que la entidad alcanzó, por primera vez en 60 años, los cuartos de final de la Liga de Campeones y a la final de la Copa del Rey; y en la que tres entrenadores pasaron por el banquillo: Berizzo, Montella y Caparrós .

Precisamente el ahora director de fútbol del Sevilla, Joaquín Caparrós, fue el que apostó por Machín como líder del nuevo proyecto sevillista. Pronto pudo comprobar que la presión en la capital de Andalucía no iba a ser la que tenía en Gerona. Tras superar tres previas de la Liga Europa sin problemas y vencer al Rayo en Vallecas (1-4), el equipo se atascó con el gol, empató ante el Villarreal y perdió el derbi ante el Betis y en casa ante el Getafe. «Pepe Castro, dimisión», se llegó a oír en la grada. Además, cinco habituales se lesionaron en pocos días. Machín modificó su esquema dando entrada a dos delanteros y, desde entonces, el Sevilla está prácticamente imparable. Cuatro victorias consecutivas le han situado líder de Primera división, de la que es el segundo equipo más realizador. Su esquema se basa en la solidaridad de las líneas, compacto en defensa y saliendo en velocidad al ataque, aprovechando las subidas de los carrileros. La posesión no es prioritaria (su Sevilla es el líder de las ligas europeas que menos tiene el balón), pero los resultados le dan la razón. Al menos durante dos semanas. Que le quiten lo «bailao». Él, fiel a su forma de ser, no lanzará las campanas al vuelo.

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