Lahm, tras el partido de ida de cuartos de final de la Champions que el Bayern disputó contra el Real Madrid.
Lahm, tras el partido de ida de cuartos de final de la Champions que el Bayern disputó contra el Real Madrid. - AFP
Bundesliga

Philipp Lahm se despide en lo más alto

Después de 15 temporadas como profesional, el jugador alemán se retira del fútbol levantando el título de liga con el Bayern

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Fue uno de esos jugadores que deslumbran desde sus inicios. Con una inteligencia para jugar al fútbol extraordinaria, Philipp Lahm se retira hoy del fútbol profesional después de haber atesorado a lo largo de toda su carrera elogios y premios a partes iguales. «Ya su primer entrenamiento fue fascinante, no había visto antes a nadie que jugara al fútbol prácticamente sin cometer errores», dijo de él en una ocasión uno de sus primeros entrenadores, Hermann Gerland. Con tan solo 17 años ya era la perla de la cantera del Bayern de Munich. Todo el mundo vaticinaba que tendría un futuro inmejorable, pero desde el club alemán nadie terminaba de querer jugársela con él. Los laterales estaban bien cubiertos allá por el año 2002.

El jugador que acabaría convirtiéndose en una de las leyendas vivas del fútbol internacional tuvo que demostrar sus virtudes lejos del club de sus amores.

Jugó con la camiseta del Stuttgart durante dos temporadas, entre 2003 y 2005. Sus actuaciones sólidas y su lectura del juego sobresaliente le hicieron ganarse un hueco en la lista de la selección alemana que disputaría la Eurocopa del año 2004. Sólo tenía 21 años, pero parecía un veterano en el terreno de juego. Mucho después, cuando su carrera ya estaba consolidada, el propio Pep Guardiola llegó a asegurar que Lahm era, sin duda, el jugador más inteligente al que había entrenado jamás. Palabras mayores venidas del hombre que poco antes había rozado la perfección con un equipo que contaba con jugadores de la talla de Xavi Hernández, Andrés Iniesta o Lionel Messi.

Pero es que para entonces el lateral alemán ya había demostrado que como él existían pocos. En sus 667 partidos como profesional, jugando casi exclusivamente en posiciones defensivas, jamás ha visto una cartulina roja. Su intuición y su talento a la hora de anticiparse a sus rivales le han hecho convertirse en uno de esos jugadores que marcan una época, como en su día ya lo hizo Paolo Maldini en el Milán.

Una carrera inimitable

Antes de alcanzar todo aquel reconocimiento tuvo que trabajar duro en la pista. Su liderazgo innato le hizo asentarse en el primer equipo del Bayern poco después de regresar de su cesión de dos años. Pasó años difíciles, jugando en uno de las peores plantillas que el equipo más laureado de Alemania ha tenido nunca. Pese a eso jamás abandonó a su club, ni cuando allá por el año 2007 se le empezó a relacionar con otros grandes del continente como el Barcelona. Su lealtad y su trabajo continuo dieron sus frutos, y hoy, al final de su trayectoria, puede presumir orgulloso de ser uno de los capitanes míticos de su equipo de toda la vida.

En 667 partidos como profesional jamás ha recibido una tarjeta roja

Comparte el récord de bundesligas ganadas con Oliver Kahn, Mehmet Scholl y Bastian Schweinsteiger; un total de ocho; a ello hay que sumarle el título de Liga de Campeones que levantó en 2013 y el Mundial de selecciones que ganó un año después; Ha sido incluido, además, en el equipo ideal del torneo de la Copa Mundial en tres ocasiones, en el de la Eurocopa en dos y en el Equipo del año UEFA en 5. La única espina clavada que le amarga su despedida es la de no haber ganado nunca una Eurocopa. España, en la final de 2008, le arrebató la oportunidad más clara que ha tenido nunca de conseguirla.

Hoy, cuando acabe el partido que enfrenta a su equipo de siempre contra el Friburgo, se despedirá del fútbol uno de los mejores de todos los tiempos. Lo hará levantando, con el brazalete de capitán en el brazo, la octava Bundesliga de su carrera. Un final adecuado para él. También para su compañero de equipo Xabi Alonso. Ambos pondrán el punto final de su carrera todavía siendo considerados jugadores de élite, aún en la cumbre. El sueño de muchos al alcance de muy pocos.

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