Kameni y Benzema, durante el partido de la primera vuelta en el Bernabéu
Kameni y Benzema, durante el partido de la primera vuelta en el Bernabéu - REUTERS

Málaga-Real MadridKameni: «Keylor Navas es un privilegiado»

Kameni se sincera en una entrevista con ABC en la que repasa su dura infancia en Camerún, sus inicios en Francia y su carrera en España

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Con solo 12 años, el Sion francés se fijó en su destreza y lo sacó de Camerún para hacer de él uno de los mejores porteros africanos de la historia. Y así ha sido: «Muchos niños de mi continente son engañados por intermediarios y agentes. Yo tuve mucha suerte», detalla a ABC Karlos Kameni (Duala, 18 de febrero de 1984). Campeón olímpico con su selección en Sidney 2000 y exportero del Español, el guardameta del Málaga disfruta ahora del mejor momento de su carrera en un club y una ciudad que adora:«Mi familia ha encontrado su sitio aquí», y reta al Real Madrid, rival mañana en La Rosaleda: «Ganaremos 2-1»

—¿Qué recuerda de su infancia en Duala?

—Iba al colegio por las mañanas y luego me pasaba toda la tarde en la calle jugando al fútbol con los amigos.

Éramos ocho hermanos y todos deportistas. Mis padres trabajaban durante muchas horas para sacarnos adelante, pero aún así había días que no podía ni comer dos veces. Tenía que ir a la escuela en ayunas y almorzar a las tres para así aguantar hasta el día siguiente.

«Había días que solo tenía para comer una vez. Al colegio iba en ayunas»

—¿Qué aprendió de todo aquello?

—La comida jamás se tira y aunque solo tengas un trozo de pan tienes que compartirlo con quien está a tu lado. Mis padres me enseñaron a ser humilde y a ayudar al necesitado porque quizás un día seas tú el que no tenga ni para ese trozo de pan. Desde muy pequeño tuve que superar grandes obstáculos y eso me hizo muy fuerte y noble. Hay que ser buena persona, eso es lo más importante.

—Con veinte años y ya jugaba en la mejor Liga del mundo, la española.

—Así es. Todo gracias a N’Kono. Le quiero como a un padre. Le conocí en 1999 en la selección y en 2004 me llevó al Español. Fueron ocho años muy bonitos allí.

—En el Español se ganó la fama de parapenaltis, ¿cuál es su secreto?

—Mi corazón. En la vida hay que hacer lo que te dicta el corazón. Hay días que puede hacer que te equivoques, pero la mayoría de las veces no te falla. Que me perdonen los preparadores de porteros. Su trabajo es muy importante, pero no creo que sirva de nada entrenar cómo parar un penalti. Ellos te pueden decir que el lanzador de penaltis del equipo rival dispara el noventa por ciento de las veces a la derecha, pero ¿y si lo tira a la izquierda? Entonces estás vendido. Si me equivoco y el entrenador me quiere matar, que me mate, pero me fío más de mi corazón que de las estadísticas.

«Dios es mi fiel amigo, nunca me falla. Mi fe cristiana es inquebrantable»

—De su corazón y de Dios…

—Por supuesto. Dios es mi fiel amigo, nunca me falla. Ni lo hará. Los seres humanos nos quejamos muchas veces de que no tenemos lo que queremos y le echamos la culpa a él, pero Dios sabe perfectamente lo que nos merecemos. Mi fe cristiana es inquebrantable.

—En 2012 fichó por el Málaga, pero se pasó los dos primeros años en el banquillo. ¿Llegó a arrepentirse?

—No, para nada. Llegué con mucha ambición pero me topé con un Caballero inmenso. Yo tenía que meterle presión en cada entrenamiento, pero él mantuvo su gran nivel durante esas dos primeras temporadas y su titularidad fue merecida.

—¿Como lo es la suya ahora?

—Sí. Todo el mundo pensaba que Ochoa sería titular cuando vino tras el Mundial de Brasil a sustituir a Caballero, pero no ha sido así.

—Su relación no es precisamente una balsa de aceite…

—Somos compañeros y nos respetamos mucho, pero nada más. Es muy difícil que los dos principales porteros de un equipo puedan ser amigos. Al menos así lo concibo yo.

«¿Memo Ochoa? No se puede ser amigo del otro portero de la plantilla. Simplemente, le respeto porque es mi compañero»

—También es complicado ver a un futbolista hoy en día bajarse el sueldo, y usted lo ha hecho.

—Es lo que hablábamos antes. En la vida hay que tener prioridades. El dinero no lo es todo. Yo acepté bajar mi ficha a la mitad porque quería seguir en el Málaga. Mi familia ha encontrado su sitio aquí.

—Mañana, partido contra el Madrid, a quién ya le dio un disgusto en el Bernabéu…

—Es que los aficionados y los medios dais por hecho que cuando se juega contra el Madrid el partido ya está perdido, y no es así. Vamos a ir a por ellos, a aprovechar que vienen de una semana de Champions y seguro que tendremos opciones de ganar. Es más, apuesto por un 2-1.

—¿Cómo valora la temporada de Keylor Navas?

—Es un gran portero que se merece estar dónde está. Se lo ha ganado con trabajo y sacrifico. Me alegro mucho por él.

—¿Usted hubiera soportado lo que él tuvo que aguantar durante la pretemporada?

—¿Aguantar? Mire, hace dos pretemporadas, tras el último partido, el Málaga me comunicó que no contaba conmigo y que iba a rescindir mi contrato. Yo les propuse bajarme la ficha y les dije que pelearía por la titularidad. Y así fue. Keylor no tuvo que soportar nada. Su dilema era esperar en un avión para ver si iba a jugar en el Real Madrid o jugar en el Manchester United. Ya me hubiera gustado estar en su lugar. Ha sido un privilegiado.

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