Segunda B y Tercera división

La guerra de los utilleros

La Federación prohíbe que se sienten en los banquillos, pero no devuelve a los clubes el dinero que pagaron por tramitar sus fichas

Pedro, utillero del Jumilla, este miércoles realizando su trabajo ABC

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Farid Haouati lleva 25 años trabajando en la Unión Deportiva Melilla y es el referente del vestuario del club que más temporadas consecutivas acumula en Segunda división B . Bromista incansable, el encargado de material del conjunto azulino nunca borra la sonrisa picarona que dibuja su cara y se siente feliz, muy feliz, teniendo todo a punto para poder hacer la vida más cómoda al cuerpo técnico y a los jugadores en los entrenamientos. También en los días de partido, en los que hasta hace unas jornadas podía sentarse en el banquillo junto al resto del equipo. Ahora, ni él ni su compañero Javier Zamora , pero tampoco ningún utillero de la división de bronce ni del resto de las categorías inferiores del fútbol español, pueden ocupar un asiento en ese lugar de privilegio. Lo impide una nueva norma de la Federación que ha provocado el malestar de estos modestos trabajadores y también de muchos presidentes, que no entienden una medida que consideran innecesaria e incluso discriminatoria.

«Te aseguro que los utilleros son las personas a las que les duele más el escudo. Por los clubes pasan presidentes, directivos y jugadores, pero ellos siempre están ahí. Farid es el mejor ejemplo», explica Luis Manuel Rincón, presidente de la UD Melilla , a ABC. Durante años, este encargado de material no se ha perdido ni un partido de su equipo y todos los domingos ha tenido un hueco en el banquillo, pero una circular de la RFEF, la número 45, prohíbe ahora que los utilleros ocupen una plaza en el banco principal o en el adicional, cuya instalación se reserva a las competiciones profesionales (Primera y Segunda división).

Aunque todos los conjuntos de Segunda B y Tercera cuentan con un utillero, no todos se sentaban los domingos en el banquillo del equipo. Y no por falta de ganas, sino por razones económicas. Esta temporada, tramitar la ficha del encargado de material ha supuesto para los equipos un desembolso de 220 euros en ambas categorías. Una cifra que aparentemente no llama la atención, pero que en el fútbol modesto supone un auténtico tesoro. Muchos presidentes prefirieron destinar esa cantidad a otras necesidades, pero los que abonaron el dinero reclaman su inmediata devolución. Fuentes de la Federación han asegurado a este periódico que «el asunto está aún en estudio porque no todos los clubes han solicitado ese reintegro». La idea, en principio, pasa por esperar a final de temporada y devolver la parte proporcional de la ficha de los encargados de material a partir de la fecha en la que se ha prohibido su presencia en los banquillos.

Acabar con la picaresca

La Federación argumenta que la decisión se ha tomado también a petición de clubes que han denunciado a equipos rivales por utilizar la ficha de su utillero para dar cobijo a otros miembros del cuerpo técnico en el banquillo. Una manera de intentar acabar con una picaresca que ha sido habitual.

ProLiga , que agrupa a casi tres clubes de categorías inferiores, ha mostrado su malestar por este asunto y, a través de un comunicado, ha instado a los equipos que forman de su estructura a reclamar el dinero de la ficha de los utilleros. Esta asociación asegura que «la circular 45 de la RFEF, recibida con fecha 5 de marzo haciendo referencia a la modificación del artículo 231 del reglamento de la RFEF que entró en vigor el 29 de noviembre de 2018, impide a los empleados de material ejercer una función que sí se les permitía cuando fueron dadas de alta sus licencias antes de comenzar la temporada».

El malestar en Segunda B y Tercera va en aumento, como explica Álvaro Moya, el presidente de la UD Los Barrios , conjunto que aspira esta temporada a dar el salto a la categoría de bronce. «El artículo 231 del Reglamento General de RFEF es discriminatorio hacia los encargados de material, que deben seguir ocupando el lugar que les corresponde a pie de campo como un miembro más del cuerpo técnico», afirma el dirigente a ABC. «No se entiende que una licencia federativa que han abonado los clubes con sus respectivas mutualidades se anule a falta de cuatro meses para el final de la competición.Es ilógico que ahora no puedan sentarse en el banquillo cuando se aprobó su licencia antes de que comenzara la competición», añade Moya.

«Antes disfrutaba en el banquillo, donde yo creo que un utillero es indispensable para que el cuerpo técnico y los jugadores estén solo pendientes del partido. Ahora me toca ver los encuentros desde el túnel de vestuarios». Como Farid Haouati, Pedro Cabrera es encargado de material en otro equipo de Segunda B, el Jumilla . Aunque solo lleva trabajando dos años, ya ejerce de padre, consejero y amigo de los futbolistas del conjunto murciano, donde es muy querido.Su pena es la de muchos otros utilleros. «Los jugadores me dicen que me echan de menos porque contagio alegría. Yo creo que se han equivocado con esta medida».

«Que no estén en el banquillo, además de afectarles en su profesión, también tiene consecuencias anímicas ya que privarles de estar cerca de los futbolistas en los partidos es quitarles parte de su vida», concluye el presidente del Melilla.

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