Cambio de guardia en el fútbol de selecciones

El descenso de Alemania a la categoría B de la Liga de Naciones confirma el nuevo orden, donde asoma Holanda

Joachim Löw dirige un entrenamiento de Alemania en Leipzig EFE

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A base de hartarse de ganar, Alemania ha logrado que su descenso a la categoría B de esta Liga de Naciones suene a película de bajo presupuesto, una trama impensable para quien hizo de las semifinales su punto de partida en cada gran campeonato. Pero las luces se encendieron y la realidad azotó de golpe al equipo de Joachim Löw el pasado viernes, cuando Holanda ganó a Francia (2-0) y echó la última pala de tierra sobre una generación que por momentos parecía inagotable. Los teutones son últimos tras empatar ante Francia (0-0), salir goleados de Holanda (3-0) e hincar la rodilla en territorio del campeón mundial (2-1).

La elegía confirma los ecos del Mundial de Rusia, en el que los germanos cayeron con estruendo en la fase de grupos, donde perdieron ante México (1-0) y Corea del Sur (2-0). Jugadores como Hummels, Khedira u Özil, troncales para alcanzar la coronación del proyecto en Brasil 2014, han dejado paso a jóvenes al alza como Kehrer, el jovencísimo Havertz (titular en el último amistoso con sólo 19 años), Sané o Gnabry. Algo similar al caso de España, donde Luis Enrique viene cambiando a un tercio de su plantel en cada convocatoria en una búsqueda de la identidad perdida, desgastada, que permita al equipo transitar hacia la competitividad por un camino ya conocido.

«Nuestro objetivo sigue siendo la Eurocopa de 2020, para la que nos queremos clasificar y a la que queremos enviar un equipo fuerte», ponderó Löw tras certificarse el descenso. Alemania tiene que jugar aún un último partido ante Holanda (mañana, 20.45 h.) que, aunque intrascendente a efectos de clasificación –no así para los de Ronald Koeman, que si ganan o empatan arrebatarán a Francia el primer puesto–, se torna fundamental para su devenir. Una derrota relegaría a los teutones al bombo dos en el sorteo para componer los grupos de la clasificación al próximo Europeo. Supondría, además, un peligro de altura para España, que podría verse encuadrada con Alemania. Para evitarlo, deben mejorar el resultado de Polonia ante Portugal y, en el caso de que sea el mismo, recuperar una diferencia de dos goles con el equipo de Lewandowski y compañía.

Holanda, frente al espejo

Como si hubiese sido puesta frente al espejo alemán, Holanda experimenta estos días un repunte en su rendimiento que la devuelve al primer escalón internacional. No en vano, está a un partido de arrebatar a la actual campeona del mundo el puesto que da acceso a la fase final de esta Liga de Naciones. Después de tocar fondo viendo por la televisión la Eurocopa de Francia y el Mundial de Rusia, el cuadro «oranje» se encomendó a Ronald Koeman, que batallas tiene unas cuantas, para remendar a una selección vacía tras consumirse la época de Sneijder, Robben y Van Persie.

Van Gaal puso el parche en 2014, bronce con un equipo pragmático, alejado de los preceptos que Cruyff instauró como un motivo de orgullo en el país. El asunto cayó porque los mimbres eran los que eran y ahora, de la mano de un grupo de críos más que estimulante –De Ligt (19 años) y De Jong (21), que suenan para el Barcelona, son sólo dos ejemplos– y el arquetípico 4-3-3 tulipán, 2020 emerge por fin como una fecha estimulante.

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