Fútbol

Bordalás: «El Getafe juega bien al fútbol»

El entrenador de moda saca la cara por su estilo y jugadores, en una histórica temporada en la que solo están a un punto de la zona de Champions: «El objetivo no es es Europa, es la salvación»

Rubén Cañizares

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La vida nunca ha sido sencilla para el entrenador de moda del fútbol español. José Bordalás (5 de marzo de 1964, Alicante) se crió en una humilde familia de diez hijos. Bien sabe él lo que es la cultura del esfuerzo, esa que ha trasladado con éxito a su profesión de entrenador de fútbol, un gremio casi exclusivo de exjugadores de élite, aunque no es su caso: «Creo que soy un ejemplo para los técnicos que no fueron estrellas como futbolistas».

-Usted tenía nueve hermanos. Impensable hoy en día.

—Así es. Soy el octavo de diez hijos de una familia humilde que ha basado su vida en el trabajo, la insistencia y el esfuerzo. Yo he hecho de todo para llevar dinero a casa y sacarme algo para mis gastos extra. Desde recoger sandías y melones hasta repartir periódicos en la calle, y estoy muy orgulloso de ello porque en la vida hay que saber lo que cuesta conseguir las cosas. Mis padres nos inculcaron que sin esfuerzo jamás habría recompensa y todos hemos hecho nuestro camino con esa idea grabada a fuego.

-Es un currante con carácter, aunque ya más modelado.

—(Risas) Es cierto que tengo mucho carácter, y que por él he visto alguna que otra roja en mi carrera, pero ya eso casi no ocurre. Las personas vamos aprendiendo y madurando, y sigo teniendo mucho carácter, pero hay que saber canalizarlo e interpretar mejor el rol que uno tiene en la profesión. A mí no me vale con ser un ejemplo como entrenador si luego no lo soy como persona.

-Con el cuarto presupuesto más bajo de la Liga, ¿cómo es posible pelear por la Champions?

—A día de hoy los números dice que es que estamos cerca de puestos de Champions, pero la realidad no es esa. Queda mucho campeonato y los equipos poderosos van a apretar y a exigir en el tramo final. Nuestro objetivo no ha cambiado. Tenemos que lograr la salvación, y cuando esto sea real, comenzaremos a pensar en otros objetivos. Este campeonato ya ha dejado muchas muestras de lo igualado que está. El Girona, que estuvo también cerca de puestos de Champions, ahora pelea por la permanencia tras nueve partidos sin ganar. Pero es que va al Santiago Bernabéu y rompe ahí su racha. Con esto quiero decir que nadie se puede fiar ni creer nada. Me gusta que hablen bien del equipo pero de ahí a que se piense que el objetivo es la Champions me parece excesivo. Creo que hay exceso de elogios y eso nos puede confundir.

-Hay elogios, pero también críticas que van más allá de lo deportivo ¿Están dolidos por alguna de esa reflexiones?

-La afición y el cuerpo técnico que comando estamos muy orgullosos de cómo compite este equipo y qué fútbol hace. Porque el Getafe juega bien al fútbol, aunque algunos se empeñen en etiquetarnos de lo contrario con afirmaciones que son falsas y no se corresponden con la realidad. Mi equipo es ofensivo, osado y atrevido, le gusta presionar en área rival y compite en todos los campos de Primera. No se le puede reprochar nada

-¿Qué es jugar bien al fútbol?

—Jugar bien al fútbol es que tu equipo compita a gran nivel, ya sea con transiciones rápidas, con el manejo del balón, o con el estilo que cada entrenador considere más adecuado a sus jugadores. Hay muchos estilos de fútbol y encasillar qué es jugar bien o no dependiendo del estilo es un error. Hay que ser respetuosos con la manera de jugar. Cada equipo intenta alcanzar sus objetivos del modo que ellos consideran más optimo. Y repito. El Getafe juega bien al fútbol y no es un equipo violento. Ahí están las estadísticas. Se está faltando a la verdad o se quiere faltar a la verdad. El Getafe es un equipo que no le pierde la cara a ningún partido y eso no es sencillo de conseguir. Estoy muy orgulloso de esta virtud.

-Quizás los críticos con su estilo no saben que su ídolo y referente era Johan Cruyff.

—Siempre fui un enamorado de Johan, pero eso no quiere decir que mi equipo tenga la posibilidad de jugar o interpretar el fútbol que hacía Cruyff en el Barcelona. Hay aspectos del juego que pueden ser similares, como ir hacia adelante constantemente, hacer la presión alta, ser atrevido... pero lógicamente es muy complicado alcanzar el nivel que él tuvo como técnico del Barcelona. Un entrenador depende de la materia prima que tiene. Mira el Chelsea ahora, por ejemplo. Sarri intenta presionar arriba pero no tiene los jugadores adecuados para hacer eso. Él se empeña porque es en lo que cree, pero le está costando muchos malos resultados. Estoy convencido que sus jugadores estarían más cómodos con otro estilo. Con esto quiero decir que el entrenador se debe adaptar a la tipología de jugador que tiene. De lo contrario, suele ser muy complicado salir adelante.

-¿Usted cree que molesta en su gremio o se le tiene envidia?

—A todos no les puedes gustar o caer bien en este mundo ni en la profesión, pero yo no pienso en si me tienen envidia o si molesto. Prefiero centrarme en cuánta gente nos valora y reconoce nuestro trabajo, esfuerzo y años de dedicación. Me veo como un entrenador que es un ejemplo para otros técnicos que no fueron futbolistas de renombre y a base de trabajo y dedicación están en la mejor Liga del mundo. Yo empecé en Regional Preferente hace 25 años y ahora aquí estoy.

-¿Se siente decepcionado con Marcelino y Quique Setién?

—Es verdad que hay algunas declaraciones que no son respetuosas pero yo no pienso opinar sobre reflexiones concretas de compañeros de profesión. Yo intento tener respeto con todos los entrenadores y los equipos. Nunca justificaré una derrota atacando el estilo de juego del rival. Al final, la balanza se decantará a favor o en contra, porque esto es un juego, pero hay que ser respetuosos con todos los profesionales. No es fácil ser entrenador en la élite, nos ha costado mucho llegar aquí y nadie nos regaló nada, así que debemos ser los primeros en dar ejemplo entre nosotros mismos y no alentar algo que es falso.

-Le queda este curso y una temporada más de contrato. A sus casi 55 años, ¿le ha llegado el momento de dar un salto más?

—Yo no pienso nunca en el futuro, solo en el día a día y eso es lo que intento inculcar a mis jugadores porque en el fútbol estamos cansados de ver cómo se pasa de un lado a otro en un visto y no visto. Hay que disfrutar de los buenos momentos, porque no sabes cuánto pueden durar. Me considero un privilegiado, estoy entrenando en Primera división y el objetivo es seguir mejorando y creciendo. El resto no me interesa.

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