Alex Ferguson
Alex Ferguson - IGNACIO GIL

Los clubes ingleses tienen más paciencia que los españoles con sus entrenadores

Liverpool, United o Arsenal han tenido una veintena de técnicos en más de un siglo. Real Madrid, Atlético y Barça cambian el triple

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«Sólo hay dos cosas ciertas en la vida: la gente muere y los entrenadores son despedidos». La frase, atribuida a Eoin Hand, histórico jugador y manager irlandés, hace referencia a la insoportable levedad del técnico de fútbol, que flota en una especie de «maelstrom» agarrado a los resultados de los grupos que manejan. A veces ni siquiera eso: hay casos de profesionales echados a la calle cuando sus equipos iban líderes en sus ligas o cuando acababan de atrapar una Champions (Antic y Heynckes en el Real Madrid, sin ir más lejos). En el fondo, ya no hay ganadores, sino supervivientes. Sin embargo, la «esperanza de vida» de los entrenadores va por barrios, con un ejemplo llamativo: el fútbol inglés.

Esta semana ha tomado posesión del banquillo del Liverpool un tipo carismático y con una hoja de servicios intachable en el Borussia Dortmund, el único club con ánimo contestatario en una Bundesliga tiranizada por el Bayern Múnich: el alemán Jürgen Klopp. Autodefinido como «The Normal One» en alusión al «especial» José Mourinho, Klopp no parece ave de paso. De hecho, Sir Alex Ferguson, el legendario exentrenador del Manchester United, ha manifestado su «preocupación» por esta contratación, ya que considera que su eterno rival ha encontrado un timonel «con personalidad fuerte, terco y determinado».

Klopp es el técnico número 22 de los «reds» desde su fundación en 1892, es decir, en 123 años, lo que habla de la perduración de los proyectos en los clubes ingleses, en contraste con lo que ocurre en España, como veremos. Proyectos grapados a nombres legendarios. Bill Shankly, el entrenador que hizo colocar en el camino de los vestuarios a la cancha una placa con la leyenda «This is Anfield» para encender el ánimo de sus futbolistas, estuvo 15 años al frente del Liverpool. Casi una broma si se le compara con Ferguson: el escocés dirigió al United durante 27 años, una marca prácticamente imposible de igualar si hablamos de un club de máxima exigencia (Guy Roux estuvo... ¡44 años en el Auxerre!).

Curiosamente, el United ha tenido el mismo número de entrenadores que el Liverpool, 22, en el mismo espacio de tiempo (Walter Crickmer estuvo en dos periodos). El Arsenal, otro de los grandes de la liga inglesa, suma 18 técnicos desde 1904. El actual, Arsène Wenger, se mantiene en el cargo desde 1996, diecinueve años. El francés tiene una gran reputación como descubridor de nuevos talentos y ha ganado tres Premier League, pero hace bastante tiempo que los «gunners» no están en la pomada de las grandes competiciones. A Wenger ya lo hubieran pasaportado en España o Italia. Diferente cultura futbolística. Diferente nivel de paciencia.

El fútbol inglés mastica despacio sus proyectos, apuesta por el largo plazo, por una vinculación a la tradición, a la historia. La continuidad, tarde o temprano, trae el éxito. Solo la reciente llegada de capital extranjero a sus buques insignia ha introducido una suerte de premura y por eso se detecta más movimiento en los banquillos ahora. Pero nada que ver con el fútbol español, una trituradora de entrenadores, el ejemplo que bien pudo inspirar la frase de Eoin Hand.

El Real Madrid ha cambiado 56 veces desde Arthur Johnson, que lo dirigió de 1910 a 1920. Anteriormente esta función solía ejercerla el capitán, como en otros equipos. El Barcelona, 57 (empezando en 1917). El Atlético de Madrid es el que se lleva la palma: unas 75 mudanzas (1923). Desde la llegada de Jesús Gil a la presidencia del club, en 1987, hasta la contratación de Simeone en 2011, han pasado por este «banquillo eléctrico» 34 inquilinos (con una cincuentena de cambios, ya que algunos repitieron en diversas etapas). Con la renovación del Cholo hasta 2020, estamos ante un caso inédito.

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