Fórmula 1

Fernando Alonso, cuatro kilos menos para fusionarse al McLaren

El asturiano está más delgado que nunca para adaptarse al peso del coche y a la inclusión del halo

Fernando Alonso, durante un evento en el MWC de Barcelona AFP

JOSÉ CARLOS CARABIAS

Hay pilotos que, como Kimi Raikkonen, se jactan de no haber pisado nunca un gimnasio. «Para conducir no hace falta coger pesas», dice. Y hay otros, como Fernando Alonso , que convierten la actividad física en un ritual inexcusable de su vida. No existe una ciencia exacta para delimitar qué es lo más conveniente en la Fórmula 1, pero la teoría dice que cuanto más delgado, mejor para el conductor. Y más este año con la introducción del halo, el soporte que protege la cabeza del piloto y el habitáculo del coche, pero que penaliza a los conductores más gorditos. Alonso, escrupuloso para estas cosas, está más fino que nunca para afrontar el curso 2018. Ha adelgazado cuatro kilos por las exigencias del guión.

La implantación del halo supuso una carga adicional en los coches. El artilugio, cuyo estructura es de unos siete kilos, ha derivado en un peso final para los fórmulas que no puede ser menor de 732 kilos, incluido el piloto. Eso quiere decir que cuanto más ligeros son los monoplazas —todos tratan de ajustarse a esa carga— y los pilotos, más rápido será el bólido.

Las escuderías han pedido a sus estrellas del volante que sean cuidadosos con la báscula porque el peso extra del halo puede eliminar cualquier posibilidad de usar lastres (los coches están llenos de plomo para compensar balances) y se traducirá en que uno o dos kilos de más pueden generar que el coche rinda menos. Si el año pasado presenciamos un desfile de cuerpos musculados y cuellos XXL por el cambio de normativa, esta temporada ha variado la tendencia hacia figuras más estilizadas. «Tendrán que quitarme un hueso», protestó Romain Grosjean, de Haas. «Ya peso menos de lo que debería», añadió el francés disgustado con este escenario.

Riguroso con la báscula

Al contrario que Grosjean, Alonso disfruta con estos rigores del ejercicio y la dictadura de la báscula. Tiene dos fisios italianos en nómina, Fabrizio Borra y Edoaldo Bendinelli , que le adiestran sobre calorías, proteínas o grasa corporal desde hace un tiempo. Su conocida afición al ciclismo y a otros deportes le ayuda a rebajar peso. La quema de grasas es una tendencia en su domicilio familiar, ya que su padre y maestro, José Luis, también ha bajado catorce kilos desde la pasada primavera debido a una pequeña afección.

Al piloto le favorecerá en esa relación con la báscula el trajín de una agenda abarrotada en 2018. El doble desafío de dos Mundiales (Fórmula 1 y Resistencia) lo tiene de un lado para otro del planeta en pruebas, ensayos y eventos con dos equipos diferentes, McLaren-Renault y Toyota Gazoo Racing . El asturiano apenas contará con dos días libres antes del comienzo del Mundial (en Australia, el 25 de marzo). De avión en avión, de circuito en circuito y de sede en sede, Alonso va del trazado de Portimao (Portugal) al de Montmeló (Barcelona) y luego al de Alcañiz (Teruel) en doble flujo Fórmula 1-Resistencia. Y lo mismo en el simulador de Woking (McLaren) o las oficinas centrales de Toyota ubicadas en Colonia (Alemania).

Encantados en McLaren

Aburrido de no tener protagonismo en la Fórmula 1 , hace dos años que Alonso ya intentó compaginar el Mundial de Resistencia (WEC) con la Fórmula 1, pero se encontró entonces con el veto de Ron Dennis, antiguo CEO de McLaren, patrón al estilo tradicional de Fórmula 1. Ahora, con Zak Brown , el español ha encontrado otro tipo de liderazgo, más abierto a todo. Brown, así lo dijo el lunes, quiere que Alonso se quede muchos años en la escudería inglesa para conducir en la F1 y para fomentar otras áreas de negocio y, como este año, probar en nuevas categorías.

Alonso, que hoy vuelve a rodar en el asfalto de Montmeló, atiende satisfecho a estos planes. Se encuentra a gusto en McLaren. Con intención de estar más cerca de su meollo directivo, económico y deportivo, ha hecho mudanza. Ha trasladado su residencia de Dubái (donde compartía rascacielos con Roger Federer) a Lugano (Suiza), más cerca de la residencia milanesa de su novia, la modelo Linda Morselli.

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