Alberto Contador
Alberto Contador - AFP

Tour de FranciaLa rabia de Contador

El madrileño, muy lejos de Froome, confía en recuperarse para «disfrutar» aún en este Tour que ya da por perdido

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Ni Alberto Contador ni Mikel Landa ganarán este Tour. El madrileño vino a eso. Nunca había preparado con tanto «mimo» la carrera, su último Tour quizá. Y se cayó, por culpa de otros, dos veces en la etapa del domingo, la de los tres puertos crueles. Acabó como pudo, a cuatro minutos de los mejores. Lejos del podio. La adrenalina le tapó el dolor en la meta, pero el daño afloró luego en el hotel. «Tengo el cuerpo dolorido. Por todos lados. A las ocho de la mañana ya estaba con el quiropráctico», detalló en el hotel L’Ecluse, en un pueblo del Perigord con lago y ocas. Da la clasificación general «por perdida». Eso, en cierto modo, le libera.

Por primera vez había venido a la ronda gala con la calculadora en la mano. A no gastarse. A esperar el momento. Se acabó. «Si me recupero de los golpes, correré como a mí me gusta», avisó. Como en esas etapas que ha dejado para la memoria. «Si me recupero -insistía-, la tercera semana va a ser entretenida».

Landa, encadenado

Mikel Landa está intacto. Y mejor situado que Contador en la general: noveno, a 3 minutos de Froome, su patrón en el Sky. El alavés pedalea en el Tour de rebote. Su meta era el Giro. Allí, una caída le apartó del podio, pero no de reinar en los Dolomitas. En el pelotón español nadie tiene su futuro. Ni su presente. Por eso, por su don escalador, el Sky le cambió el calendario para que se pusiera al servicio de Froome en esta Grande Boucle.

Y de ahí viene su condena: no corre con libertad. Se vio en la etapa del sábado, la que finalizó en la estación de Rousses con victoria de Calmejane. Landa, con Henao de ayuda, estaba en la fuga del día. Fue el Sky, con Kwiatkowski y Kiryienka, el equipo que acabó con esa escapada. ¿Y si la escuadra británica hubiera dado hilo a aquella aventura? Ya no hay respuesta. En la cima, Landa lamentó la falta de «libertad». La asumió. «Hemos venido a ganar el Tour con Froome», dijo. Punto. No se puede ser líder de una carrera si no eres líder de tu equipo. Hace tiempo que a Landa se le ha quedado muy pequeño el papel de gregario. Sin estar a su mejor nivel y con la fatiga del Giro, se mantiene con los mejores del Tour. Otra prueba de su talla.

Por edad y trayectoria, Landa es el sucesor de Contador en las grandes vueltas. Tras el alavés hay un vacío en el pelotón español. Marc Soler y Enric Mas están aún demasiado tiernos. Necesitan tiempo de cocción. Noveno en la general encabezada por Froome, el margen de maniobra de Landa es nulo. Ni los rivales ni su propio equipo le permitirán un paso adelante. En cambio, Contador -«si me recupero»- se siente libre ahora que ha perdido. Le concede a su resurrección el plazo de una semana. Sabe que está en un Tour que no ganará, pero siempre se siente en deuda con los aficionados que corean sus gestas. Ya ha dejado, bien profunda, su huella en el Tour. Pero no vive de recuerdos. Conserva ese punto insumiso.

«Me sentía impresionante»

«Quería ir en un segundo plano y aprovechar ciertos momentos. Metí a Mollema y Pantano en la fuga del domingo para ayudarme a sacar diferencias. Me sentía impresionante en ese inicio de etapa. Y vinieron las caídas. Te da amargura porque no fueron por mi culpa. Eso da más rabia. Bueno, toca levantarse», se propuso ayer, jornada de descanso. Tregua total. Sólo se subió a la bicicleta para ver cuánto le dolían las articulaciones. Ante la prensa, no dejó de repetir una frase como lema: «Si me recupero...». Si lo hace, jura que su única meta «será disfrutar en el Tour». Cuando Contador disfruta, lo hace el ciclismo. El año pasado, derrotado, destrozó la Vuelta a España que ya parecía de Froome y se la entregó a Quintana. Si reconstruye su cuerpo a tiempo, volverá el Tour a saborear su rabia.

Con la jornada de descanso y las dos etapas llanas que vienen podrá suturar las heridas del domingo negro, el de las dos caídas. «La primera fue en el puerto de la Biche. Se me cayó delante Majka cuando íbamos a setenta por hora. Me siento afortunado por no haberme roto nada. La segunda caída fue bastante brusca. No sé exactamente el porqué, pero Nairo chocó contra mí. Me tiró. No sé exactamente cómo hizo para que el impacto fuera tan fuerte», lamentó. Ahora corre contra esas heridas en un Tour que no será suyo. Contador sabe que es más historia que futuro en el Tour, pero no renuncia a dejar su sello en esta edición. Del futuro, si algún día le dejan pedalear sin correa, ya se encargará Landa.

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