Ciclismo

Induráin: «No soy de estar todo el día contando mis batallitas»

El campeón navarro repasa su vida actual y el panorama del ciclismo español en una entrevista con ABC

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El ajetreo que cunde a media tarde en la sede madrileña del Santander, mientras se ultiman los preparativos de un evento online, no cuadra con la personalidad pacífica y sosegada de Miguel Induráin (Pamplona, 54 años), ganador de cinco Tours consecutivos, hombre pacífico y sereno al que un día definió así su médico de toda la vida, José Calabuig: «Su carácter consiste en evitar la confrontación. No conoce la soberbia y carece de cualquier afán de protagonismo. Es una persona sencilla, pero con valores morales superiores. Es, como su familia, incapaz de concebir el mal». Induráin es, para muchos aficionados, el mejor deportista español de la historia en dura competencia con Rafael Nadal. Ayer habló con ABC.

—¿A qué se dedica?

—A hacer un poco de todo y de nada en especial. Llevo una vida tranquila, vivo en Pamplona sin preocupaciones, monto en bici, hago temas de publicidad. Tuve negocios, los quité porque últimamente no está la economía para negocios. Me queda alguno, pero poca cosa. Estoy con el Santander, con Enervit… Participo en algunos eventos populares, temas siempre relacionados con la bici.

—Un privilegiado que puede vivir de sus ahorros…

—Ja, ja, ja. Bueno, los ahorros también hay que saber gestionarlos. No es fácil saber invertir… He tenido épocas con negocios, otras no... Siempre me ha gustado ir a mi ritmo.

—¿Sigue saliendo a montar en bicicleta?

—Sí, en deporte es lo único que hago, si quitas lo de andar por el monte. Me gusta mucho la bici, disfruto dando paseos, me encanta ver cómo está la naturaleza, cómo cambia el monte de primavera a verano, al otoño. Voy a alguna marcha, donde te encuentras con excompañeros, voy a la Vuelta, a otras carreras… Sigo relacionado con el mundillo.

—Es del norte, pero no le gusta el frío.

—Nada. Me gusta el calor. En invierno paro durante tres o cuatro meses y vuelvo a montar en la primavera. Normalmente salgo solo por la zona de Erro, pero siempre me vuelvo con alguien.

—En alguna ocasión le ha incomodado recordar sus gestas en el Tour, el gran ciclista que fue. ¿Por qué?

—Bueno, sería por algún tema concreto, pero no me disgusta especialmente. Al revés. No soy de estar todo el día contando batallitas, recordar muchas situaciones de carrera. Me gusta recordar lo que hice, pero tampoco estar todo el día dándole vueltas a la cuchara. Si se dan situaciones en alguna cena o evento, lo comentas y pasas a otra cuestión.

—¿No será un abuelo cebolleta entonces?

—No, eso seguro que no. No me gusta ser tan protagonista. Si sale a la conversación lo hablas y ya está. No tengo ningún problema. Pero todo el día dándole, solo bici, solo bici, tampoco me gusta. Hay otros mundos, otras vidas, otros deportes. He ido a ver motos, fútbol, atletismo. No me encierro en el ciclismo.

—¿Suele repasar las imágenes de sus éxitos?

—Alguna vez, sí. Hoy mismo hemos visto unas imágenes de Bergerac, de San Sebastián, de algunos puertos… A veces consulto YouTube. Hoy todo ha cambiado y es más rápido que entonces.

—Tuvo fama de ser un ciclista generoso con sus rivales. ¿Le hubiera gustado que alguno en especial le ganase?

—No, no. Nada. No me hubiese gustado. Hombre, me han ganado algunos. Bugno ganó algunos Mundiales y yo no conseguí ninguno. Otros me han derrotado en clásicas, en situaciones de carrera en las que yo creía estar en ventaja. Tenía amistad con algunos de ellos, pero de ahí a dejarles ganar, nada, nada.

—¿Le gusta el ciclismo actual, el de los potenciómetros que evitan las pájaras?

—Es lo que hay. El ciclismo ha evolucionado mucho hacia un ciclismo más controlado, sin tantos desfallecimientos, los corredores se conocen más. Te guste o no, se aplica la tecnología y hay que aceptarlo. A la gente le gustan las subidas, hay menos contrarreloj. Hay que disfrutar con ello.

—En su época, durante cualquier carrera, decidían los líderes como usted con su intuición. Ahora deciden los potenciómetros y los pinganillos que transmiten la orden al corredor de parte del director. ¿No han perdido su esencia los ciclistas?

—Es verdad que antes tu gestión del esfuerzo te llevaba a las situaciones de carrera. Mentalmente te metías en ella, te exprimías más físicamente. Hoy conoces tu límite, tu zona roja y sabes cuándo hay que parar. Ya no hay pájaras, claro. Lo vemos en la Vuelta. Hasta la contrarreloj, había cinco o seis corredores en un minuto. La tecnología te ayuda a dosificar. A mucha gente no le gusta, pero es lo que tenemos. Hay que adaptarse.

—Cada vez salen menos ciclistas de las escuelas. ¿Los chavales ya no quieren sufrir?

—Va por regiones, creo. Yo tengo una fundación en Navarra para ayudar al deporte y lo veo. A los jóvenes les gusta hacer deporte, pero no les gusta competir. No les cuadra tanto sacrificarse los fines de semana, no estar con los amigos. En mi época, entrenabas y competías los fines de semana. Veo que cada vez hay más gente que anda en bici, en las marchas cicloturistas, en los parques, en las carreteras. Es un problema del ciclismo y de los otros deportes también.

—¿Qué tal su hijo? Iba para ciclista.

—Estaba en el Caja Rural, pero lo dejó y ahora compite en las bicicletas de piñón fijo y sin frenos. Le gusta el mundillo de la bici, pero no será profesional.

—¿Le pudo el apellido?

—Lo llevaba bien. Decidió que ese camino no era el suyo, porque quería estudiar. Sale a entrenar con Óscar Rodríguez (ganador en la Vuelta en la Camperona) y con otros ciclistas de la zona. Le gusta la bici, pero no la competición.

—Se anunciaba el Apocalipsis en el ciclismo español sin Contador y sus coetáneos (Purito, Valverde cuando se retire), pero está surgiendo gente con posibilidades. ¿Cómo ve el futuro?

—Tenemos un cambio de generación. Nos faltan equipos de nivel para dar cobertura a los que destacan. Los Izaguirre se tienen que ir al Astana… Hay buenos chavales, Landa y los Izaguirre son corredores hechos. Marc Soler y Enric Mas progresan año a año y son el futuro. No sabemos si llegarán a la altura de Alberto Contador, pero de momento están ahí, peleando por hacerse sitio entre los mejores.

—¿No le han tentado de la política o de otras esferas?

—Sí, cuando me retiré, me llamaron de muchos sitios. Pero no me gusta la política. Tampoco ser comentarista o de otros campos que me plantearon. No le sacó el gusto, prefiero dedicarme a otra cosa.

—Para muchos es usted el mejor deportista español de la historia, junto a Rafael Nadal. ¿Lo conoce? ¿Qué opinión tiene de él?

—Es un grandísimo deportista. Ha superado muchos récords, muchas barreras. Es un luchador total, que se ha mantenido muchos años al más alto nivel en el mundo del tenis. Él engancha con la gente, por su forma de trabajar, de competir. Lo conozco algo, aunque no somos de la misma generación. He coincidido con Rafa en premios y eventos. Coincidí más con su tío Miguel Ángel.

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