Caza

La desveda

La apertura ha perdido parte de su encanto porque no hay una sola fecha, como ocurría hace algunas décadas, y cada Comunidad tiene su propio calendario

Un cazador de perdices en los montes de León.

Juan Delibes

«Conforme transcurren los días, los cazadores se muestran inquietos, con una inquietud soterrada, tímida y vergonzante. Algo en la luz, en la fronda decididamente decadente de los inicios de otoño, les encandila...». Así describe Miguel Delibes la proximidad de la apertura de la temporada general de caza. La desveda es una fecha crítica para cualquier cazador , y recuerdo que en mis años mozos se convertía casi en una enfermedad. La semana previa la pasaba con los nervios en flor, lo que repercutía inevitablemente en mis resultados académicos: ¿Habrán criado bien las perdices? ¿La mixomatosis estará diezmando todos los conejos? ¿Soportará el calor nuestro viejo setter? ¿Me adaptaré a la escopeta de mi hermano? Todo eran dudas y preguntas, que se materializaban siempre con una noche en vela previa a la jornada estelar. Cuando mi padre tocaba con los nudillos la puerta de mi cuarto, llevaba ya varias horas despierto. No sé si varias o todas. Después venía el consabido ritual que tanto me gustaba. Comprar el pan de noche cerrada. Ir a misa con las hogazas bajo el brazo, en una iglesia ocupada por unas pocas amas de casa. Ya amaneciendo, entrábamos en la churrería, donde nos encontrábamos con algunas de las más señeras cuadrillas vallisoletanas. Casi nunca faltaba Carlos Valverde, hermano del ilustre científico José Antonio Valverde, creador del coto de Doñana y uno de los mejores cazadores que he conocido.

Con el tiempo la apertura ha perdido parte de su encanto. En cierta medida porque uno ya no es un escolar y ha vivido múltiples desvedas, pero también porque no hay una sola fecha de apertura , como ocurría hace algunas décadas, sino muchas, tantas como para volver loco a cualquier cazador. En la actualidad cada comunidad autónoma tiene sus propias fechas de apertura, y además no hay solamente una.

Caza mayor

La perdiz se abre por un lado, las aves migratorias por otro, el conejo por otro, incluso la liebre. Por si fuese poco, España se ha llenado de caza mayor y quien más quien menos acude a sus monterías o hace sus pinitos recechando, y los períodos hábiles de la caza mayor también son diferentes. Si a eso añadimos que muchos practicamos en varias comunidades autónomas, la conclusión es que debes hacer un doctorado para estar bien informado de todas las fechas de apertura, o corres serio riesgo de que te denuncien.

Creo recordar que mi padre me hablaba de una sola apertura general en el período de la postguerra, que abarcaba tanto la media veda como la temporada general de caza. Es decir, la perdiz y la codorniz se abrían simultáneamente, algo inconcebible en nuestros días. Yo recuerdo que el día del Pilar, 12 de octubre, fue la apertura general en todo el país durante mucho tiempo. Cada comunidad autónoma ha fijado las fechas de apertura en consonancia con sus propias circunstancias ecológicas y las de sus poblaciones cinegéticas. Si hablamos de perdiz roja, la pieza reina de nuestra caza menor, la autonomía más madrugadora es Andalucía , que abre el 6 de octubre, seguida de Madrid y Castilla-La Mancha , que abren el día 8 de octubre. En este último caso se trata de una fecha fija, el 8 de octubre, lo cual me parece un acierto, entre otras cosas porque evita muchos trastornos al cazador, que en otras autonomías tiene que estar pendiente de lo que dicte la Orden General de Vedas anual. Cuando fui asesor del Consejo de Vedas de Castilla y León planteé la posibilidad de poner una fecha fija de apertura, como en Castilla-La Mancha, pero a mis compañeros del Consejo les parecía un problemón que el día de apertura recayera en uno de los días no hábiles de caza, lo cual nunca entendí. Muchas autonomías permanecen fieles a la tradicional apertura del día del Pilar, como Comunidad Valenciana, Murcia, La Rioja, Mallorca Baleares o Cantabria , incluso, en el País Vasco, también Álava y Vizcaya. Existe otro grupo de autonomías que tienden a fijar la apertura en alguno de los domingos del mes de octubre. Cataluña , por ejemplo, abre la perdiz el segundo domingo de octubre, día 13. Aragón , Galicia y Asturias dan el pistoletazo de salida el tercer domingo de octubre, día 20; mientras que Castilla y León lo hace el cuarto domingo de octubre, día 27. Por último, Navarra abre la perdiz el día 1 de noviembre.

Cotos con normas propias

Por otra parte, cada coto tiene sus propias normas y efectúa la apertura cuando le parece conveniente. Yo, por ejemplo, soy socio de uno de los cotos más extensos de España, el de Alcázar de San Juan, en Ciudad Real . A pesar de que la apertura general es el día 8 de octubre, en Alcázar la perdiz se puede cazar desde el 3 de noviembre, medida que toman muchos cotos a efectos particulares con la acertada idea de proteger a sus perdices. Las aperturas tardías, pues, pienso que tratan de minimizar el impacto de la caza en las poblaciones perdiceras, especialmente vulnerables en las aperturas tempranas a causa del calor. Delibes decía que «estas temperaturas extemporáneas sientan mal a las perdices, las desbravan y enervan, y a poco que uno se lo proponga, si prescinde de lo que en este deporte debe haber de noble competencia, puede acabar con ellas...». El cazador debe ser particularmente respetuoso esos primeros días de calor. Tengo pocas dudas de que el cazador de hoy es más sensato y previsor que el de antaño, y lo que busca es mantener en buen estado las poblaciones de especies de caza en sus cotos. La mayor parte de los cotos ponen sus propias medidas para proteger a la perdiz (cupos, atrasar la apertura...), y todos saben que es un error cargarte de un plumazo el capital que tanto cuesta conseguir.

Hablamos de perdices porque, si comenzamos a hablar de las aperturas de los conejos, las liebres o las distintas especies migratorias , nos volveríamos locos. El hecho de que haya un cúmulo ingente de fechas de apertura no es un despropósito, como pudiera pensarse, sino que responde a un mayor y mejor conocimiento de nuestras especies de caza. El caso del conejo es sintomático. Hasta hace pocos años, pocos cazadores podían imaginar que en España viven dos subespecies diferentes de conejo, de hábitos diferentes y que requieren una rigurosa gestión pormenorizada a cada caso. Si trazamos una línea diagonal en la península ibérica de noroeste a sureste, los conejos que quedan en el triángulo del sur corresponderían a la subespecie Oryctolagus cuniculus algirus, mientras que los del norte serían Oryctolagus cuniculus cuniculus, de mayor tamaño. Un grave error que se ha producido con frecuencia ha sido introducir conejos de una subespecie en donde vivía la otra, siempre con resultados negativos. Atendiendo a las particularidades de cada subpoblación de conejos, cada vez mejor conocidas, además de a la abundancia de los mismos, las autonomías han decretado distintos períodos de caza, que pueden diferir mucho entre ellos. Andalucía comienza a cazar conejos el 11 de agosto; Valencia , el tercer domingo de julio; mientras que en otras regiones la temporada comienza en las mismas fechas que la perdiz. La liebre sufrió un descenso poblacional importante a comienzos de la temporada pasada debido a brotes de mixomatosis que afectaron gravemente a las poblaciones, sobre todo a las de la mitad sur de la península. Inesperado fue que un virus antaño específico de los conejos diera el salto a las liebres, pero lo hizo y con resultados catastróficos en algunos casos. Por todo ello, cada autonomía ha tomado diferentes directrices en cada caso en cuanto a apertura, cierre o cupos de capturas.

Temporada de perdices

Quiero pensar que la temporada que se inicia va a ser buena para las perdices . Mis observaciones en diferentes puntos de España, particularmente en la mitad norte, así me lo confirman. He visto con frecuencia, ya adentrado septiembre, polladas de diez o más pájaros entre los que se veían numerosas aves jóvenes. Tampoco es raro ver pequeños grupos residuales de dos o tres individuos viejos, que suelen ser síntoma de la decadencia paulatina en la que se ha sumido nuestra perdiz. En cualquier caso, nunca es una regla general que una temporada sea buena o mala para todo el país, y dependerá de los distintos enclaves. Parece claro que no es posible tener, por arte de magia, buenas poblaciones perdiceras, y los cotos que aún las mantienen lo hacen gracias a un notable esfuerzo. Los cupos de capturas deben ser muy modestos y ajustados a la realidad, y todo lo que se pueda hacer de cara a mejorar el hábitat será agradecido y correspondido por nuestras patirrojas. La temporada comienza. Alea jacta est.

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