CÁDIZ CF

El Cádiz CF está en buenas manos

"Quique Pina y sus hombres de confianza se unen a Vizcaíno para llevar al club cadista al lugar que se merece"

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Quique Pina junto a Juan Carlos Cordero.
Quique Pina junto a Juan Carlos Cordero.

El Cádiz CF está en manos de dirigentes de Primera División. Y en esta ocasión no me voy a referir a Manuel Vizcaíno, que podría hacerlo, sino a Quique Pina y sus hombres de confianza, que entenderán son entre otros Juan Carlos y Jorge Cordero. El primero de ellos gran artífice en parte del ascenso del conjunto nazarí para estar entre los grandes y posterior permanencia en la categoría, y no menos importante la labor del exdirector deportivo del Cádiz CF al que también se le encomendaron otros menesteres que terminaron culminando exitosamente en el trabajo de equipo. Y al frente de todos, Quique Pina, del que siempre me habló maravillas mi compañero y amigo Javier Rufete, jefe de prensa del conjunto de Los Cármenes mientras Pina fue presidente de la entidad albirroja.

Olvidadas las diferencias que Pina y Vizcaíno tuvieron en el transcurso de la pasada campaña, ya historia, y donde Vizcaíno no se anduvo por las ramas para reconocer que no se estuvo a la altura de un club como el Cádiz CF, es hora de reconocer la predisposición de ambos para que nuestro particular submarino regrese más pronto que tarde a militar entre los grandes de nuestro futbol. Y en este sentido Quique Pina y su equipo de colaboradores técnicos tienen mucho que decir. A nadie escapa la tranquilidad que para el cadismo significa que la parcela deportiva esté en tan insignes manos. Pina llevó al Granada a Primera División y lo hizo grande cuando en Segunda B andaba por la mediocridad de una categoría donde la asistencia media a los partidos no pasaba de 3000 espectadores.

Y Granada se lo agradece, y seguirán agradeciéndoselo por los siglos de los siglos. Recuerdo una conferencia que tuve ocasión de dar en la Facultad de Derecho de Granada, junto al también gaditano Adolfo Aldana, años antes de la llegada de Pina, y lo que menos importaba a los estudiantes era hablar de un Granada casi desaparecido en combate. ¡Como han cambiado las cosas! En la actualidad, el regreso del equipo granadino a la élite de nuestro fútbol ha cambiado radicalmente el sentir de una afición que tenía en olvido las grandes gestas que en su momento protagonizaron futbolistas inolvidables como Ñito, Izcoa, Francis o el sudamericano Benítez, al que tuvieron que traspasar de forma forzosa para engrosar las arcas de una entidad en problemas económicos. Pina y los suyos se ganaron con trabajo y no pocos esfuerzos a una afición que tras muchos años en el ostracismo comenzó a sentirse importante. Es más, particularmente entiendo que Pina supo ganarse a un alcalde, Torres Hurtado, al que entrevisté en alguna ocasión, y al que nunca vi como gran aficionado al fútbol y terminó entregado a unos colores que de no ser por el dirigente murciano entiendo hubiese sido difícil verle tan implicado y entregado a su Granada CF. Con todo ello me reitero en lo dicho, el Cádiz CF está en buenas manos, conocedores del fétbol hasta límites insospechados y gente que quiere al Cádiz CF. Ellos, junto a Vizcaíno en la parte institucional, nos llevarán por el buen camino que terminará haciendo el Cádiz CF grande que su afición necesita.

Y termino con algo que no quiero dejar en el olvido. Aunque determinado analfabeto, muy dado a pronunciarse en las redes sociales con pseudónimo para mostrarse como cobarde anónimo, no logre entender como este comunicador lee El Quijote en sus ratos de ocio, y lo exprese abiertamente en algunas de sus columnas en CANAL AMARILLO y LA VOZ DE CÁDIZ, vuelvo a recrearme en un fragmento de una de las ediciones del IV Centenario para recordarle que la ama le dijo a Sancho “no encontrareis acá, saco de maldades y costal de malicias. Iros a gobernar vuestra casa y a labrar vuestros pegujares, y dejaos de pretender ínsulas ni ínsulos”. Claro que, entenderán, a personaje de semejante calaña como le explicas tú el significado de ínsulas o ínsulos, cuando lo único que ha hecho en su vida es meterse con los demás amparándose en el anonimato para minorizar sus complejos, y que no son pocos.

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