Cádiz CF

Para pellizcarse

'Ni los más viejos del lugar son capaces de rescatar un inicio de temporada más próspero'

Pepe Reyes

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Un aficionado con su bufanda del Cádiz CF.

Ni los más viejos del lugar son capaces de rescatar, ni en lo más recóndito de sus recuerdos como seguidores amarillos, un inicio de temporada más próspero en triunfos y más dado a la esperanza como el disfrutado en estos primeros dos meses de liga.

Incluso más de uno se habrá pellizcado con denuedo y extrañeza para cerciorarse de que no es un sueño lo que vive. Veintidós puntos sumados de veintisiete posibles en esta igualada, exigente y durísima Segunda División, constituyen una

proeza de tal envergadura que su verdadera dimensión parece obnubilarse entre el regocijo y resplandor de las victorias sucesivas.

De suma importancia se habrían de catalogar los dos recientes triunfos ante sendos aspirantes del grupo, Huesca y Almería, cuyos altos presupuestos y contrastada calidad de sus plantillas los sitúan varios peldaños por encima de las posibilidades de nuestro equipo. Al menos, eso es lo que dicta la teoría. Pero la auténtica grandeza e igualatoria belleza del fútbol radica justamente en que cualquier resultado es posible y en que no existe más realidad que la proclamada por el práctico ejercicio del juego. Terreno éste donde el Cádiz CF exhibe un pródigo muestrario de habilidades, de lección bien aprendida, de confianza extrema en sus propios recursos. Hasta el punto de que cualquier enemigo parece menor cuando se enfrenta a los gaditanos y diera la impresión de llegar a enredarse en la estudiada madeja defensiva que éstos saben tejer.

Y cuando más obcecado se encuentra el rival en la búsqueda de un resquicio donde perforar esa tela de araña, se ve sorprendido por el zarpazo premeditado que los amarillos, al acecho, estaban esperando. Historia que se repite en casi todos los partidos, que los contrarios conocen, estudian y contrarrestan, pero no pueden impedir erigirse en nuevas víctimas de tan elementales sistemas. Una forma de entender este deporte, austera, sacrificada, competitiva, que Cervera ha sabido imponer, que los jugadores han asimilado y que ya se muestran capaces de ejecutarla a la perfección.. Sólo falta que, en las postrimerías de mayo, tengamos felices motivos para volvernos a pellizcar.

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