CÁDIZ CF

Kike Márquez

"Este tipo de futbolista tan especial necesita un trato específico, saber entenderlo, darle una de cal en su momento y de arena cuando sea necesario. Pero nunca arrojar la toalla"

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Salvi y Kike, los Zipi y Zape del Cádiz, celebran el gol del extremo.
Salvi y Kike, los Zipi y Zape del Cádiz, celebran el gol del extremo.

Un regalo de Reyes envenenado le tenía preparado el Cádiz CF a su sufrida afición. Ni más ni menos que la baja del futbolista con más calidad y con mayor capacidad de desequilibrio de los que componen el plantel.

Desde que saliera del equipo Perico, también de forma inexplicable, hace ya dos temporadas, Kike Márquez asumía en los amarillos el papel de jugador diferente e imaginativo, ese de cuyas botas podía salir en cualquier momento algo sorprendente, el que, cuando controlaba un balón, hacía cundir la expectación de una solución original e imprevisible.

Bien es cierto que el sanluqueño, tan buen pelotero como es, se erige también en digno representante de futbolista ‘con guasa’, ese especimen de jugador indolente, irregular y conflictivo, que tanto abunda por el mediodía hispano y que tanto ha proliferado en el Cádiz CF de todas las épocas.

Este tipo de futbolista tan especial necesita un trato específico, saber entenderlo, darle una de cal en su momento y de arena cuando sea necesario. Pero nunca arrojar la toalla y excluirlo por su irregularidad o esquivo comportamiento. Ese es el camino más fácil para un entrenador pero también el que evidencia su fracaso.

Los buenos entrenadores se distinguen por saber sacar el máximo provecho a sus jugadores, que éstos rindan al máximo nivel que puedan ofrecer, incluso, y sobre todo, de aquellos indolentes y polémicos pero asistidos por la vara mágica del talento y la calidad. Lo contrario, desprenderse de los buenos porque no acaten sus consignas, no evidencia más que mediocridad, frustración y prepotencia. Del famoso duelo Mágico-Vidal, la historia y el recuerdo han puesto a cada cual en su sitio.

Además, con la baja de Kike Márquez abundamos en lo que ya se ha erigido en una tradición del mercado invernal para el Cádiz CF: futbolista que deja de vestir de amarillo se catapulta como un fuera de serie en el equipo donde vaya. Seguro que vuelve a ocurrir con el sanluqueño. Y lo que es peor aún, seguro que con él reforzaremos de forma gratuita y absurda a un rival directo para el ascenso.

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