Cádiz CF

Fastuoso templo

El estadio gaditano ofrece el adecuado pórtico para que el cadismo acceda a la élite

Pepe Reyes

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Los jugadores del Cádiz CF y CD Lugo, antes del duelo.

Coqueto y grandioso, el vetusto Ramón de Carranza ofrecía el domingo la impactante sensación de su estampa renovada, el monumental aspecto de un templo que ha sido restaurado con esmero, según dictan los actuales cánones del orden futbolístico universal.

Bañado de luz, irisado en color, serenado en majestuosidad, el estadio gaditano ofrece el adecuado pórtico para que el cadismo acceda a la élite bajo el laurel victorioso de tan exquisito arco triunfal. Una alfombrada hierba, dos enormes marcadores que hasta repiten jugadas, unos focos imponentes que trasforman en mediodía la noche más cerrada…todo parece circunscribirse al último hito de los grandes monumentos deportivos. Sólo faltaría, curiosamente, que la totalidad de los espectadores posean una visión completa del rectángulo de juego. Circunstancia que no ocurre desde que se dieran por finalizadas las dilatadas obras de remodelación.

Unas obras no culminadas , pues en el proyecto original constaba la elevación en varios metros del nivel del césped, que lo igualaría en altura a la primera línea de grada y eliminaría esa horrenda pared vertical que se advierte en las retransmisiones, más propia de un circo romano que de un campo de fútbol. Y permitiría que los aficionados ubicados en las primeras filas de la grada alta de tribuna pudieran disfrutar de los partidos en su totalidad, y no sólo de lo que acontezca en tres cuartas partes del verde. Unas enormes y elevadas barras de protección y una extensa plataforma con sus cámaras incluidas, imposibilitan que un buen sector de aficionados presencien el espectáculo en plenitud. A los que, por cierto, y en calidad de desagravio, no se les concede rebaja alguna en el precio de la localidad . Detalle este inadvertido por la gran masa de aficionados pero padecido durante todos los partidos por los mismos abonados de siempre. Incómoda situación, que no resta un ápice para que, ya sea desde las naves de tribuna o preferencia, ya desde los ábsides de los fondos, ya desde el sanctasanctórum de los palcos, la hinchada se entregue, en fervorosa comunión con su equipo, en el fastuoso templo de Carranza.

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