CÁDIZ CF

En bandeja y con lacitos

El Cádiz CF perdió en Oviedo tras una actuación inusual y ajena a la propia identidad del equipo gaditano

Pepe Reyes

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Querol fue amonestado por Sagués Oscoz en Oviedo en su debut como cadista.

Una indigesta sobremesa dominical, una tarde de decepción y desasosiego nos deparó el importante duelo que el Cádiz CF afrontaba en tierras asturianas. Y no tanto porque éste se saldara con una nueva derrota sino por la forma tan extraña, tan inesperada de producirse, tan ajena a la propia identidad del equipo.

Inauditos errores defensivos ofrecieron la victoria a un conjunto local, que había saltado al campo de manera cautelosa y con la consigna clara de no conceder a los amarillos espacios propicios para el contragolpe.

Tras una primera parte aceptable, en la que fallos puntuales abocaron a la desventaja en el marcador, la reanudación resultó un cúmulo de despropósitos , en la que el equipo, descolocado, fallón y sin capacidad para generar peligro, se vio completamente desbordado por el contrario. Ya sucedió algo parecido en Pamplona, si bien, en aquella ocasión, cabía en parte el consuelo de que Osasuna derrochó un fútbol de mucha intensidad y calidad. Pero no fue el caso del Oviedo, que se limitó a aprovechar los regalos que, en bandeja de plata y con lacitos amarillos, le otorgaba un desconocido rival.

Las jornadas pasan, las victorias no llegan y el ‘goal average’ con los equipos implicados en la pelea por los puestos altos empieza a perderse de manera sucesiva y peligrosa. Por lo que, a pesar de lo mucho que resta de competición, el próximo partido a disputar en Alcorcón adquiere connotaciones cercanas a la trascendencia. Un encuentro en el que tal vez veamos el debut de alguna otra incorporación invernal, una vez comprobado lo mucho que puede aportar el desborde, el desparpajo y el remate de un futbolista contrastado como Machís , que ya en el Tartiere demostró que, mientras el fondo físico se lo permita, el Cádiz CF posee en él una baza latente de penetración. No así, de momento, el caso de Querol, cuya aparición sobre el campo sólo deparó peligrosas trifulcas con rivales y verticales desmarques en velocidad en los que incurría en reiterados fueras de juego. Pero aún hay tiempo para el encaje de las nuevas piezas.

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