Cádiz CF

Un Anfield o un Pizjuán en versión carnavalera

Sería bonito que el himno oficioso delCádiz CF sirviera para 'atemorizar' a los rivales en cada comienzo de encuentro

Mauricio García

Manolo Santander, autor del himno oficioso del Cádiz CF, ya es leyenda.

El sábado, camino de Carranza, sabiendo que Manolito Santander recibiría un más que merecido homenaje de la parroquia amarilla, pensaba lo bueno que sería escuchar a la grada cantando su pasodoble a la salida de los equipos como si fuera un Anfield o un Sánchez Pizjuán, pero versión carnavalera (algún futbolero me llamará ‘hereje’ por esto). El club lo puso por megafonía y la grada comenzó dubitativa en si cantarlo o no, aunque terminó haciéndolo.

Cierto es que no quedó mal, aunque no era lo que yo había imaginado. Por mi cabeza pasaba un estadio entero cantando un pasodoble como sello de identidad , un graderío tronando y un equipo contrario pensando: “joder, ¡¡¡qué presión!!!”. Hay más jornadas, más partidos y quizás termine viendo algo así.

Y lo pensaba porque no hace mucho escribía que uno de los secretos del último ascenso fue que la grada empujó , que celebraba un córner como una ocasión de gol y un despeje de la defensa como un logro dentro de la lucha del equipo. El sábado pasado contra el Girona volví a ver esa grada empujando, no sé si se contagió de la atmósfera pasodoblera de Manolito Santander, de los resultados o de la ‘LLNSN’ de Cervera.

Porque la ‘LLNSN’ de Cervera es importante. Porque igual que es un sello el “partido a partido” del Cholo (que se inventó cuando el hombre empezó a competir, pero somos así de chisgarabís en España) o a la prensa le gusta hablar de la BBH del Madrid o de la MSG del Barça, el cadismo debe hacer suyo la LLNSN del míster como sello de identidad y empujar. De momento el sábado pasado esto pasó. Sí es verdad que nuestras iniciales son más largas, menos comerciales, pero somo el Cádiz CF y eso es lo que hay, con dos cojones.

Siempre he dicho que la afición cadista es muy agradecida y que no hace falta para empujar tener un Messi en el equipo que sea capaz de pasarse hasta a su sombra. Le basta con el pundonor de Pacha Espino, con una carrera de Salvi (bien al área contraria, bien a la propia para recuperar un balón), con un corte de Garrido o con una vuelta con balón controlado de Álex para quitarse a un rival. Es decir, que los mimbres están. Ahora hay que continuar haciendo el cesto, sabedores de que algún nudo habrá por el camino y no debe desanimarnos.

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