Cádiz CF

¿Y este sofocón?

Nadie que haya seguido a este Cádiz CF de Claudio puede haberse sorprendido

Alfonso Carbonell
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La Balona celebra el gol del empate.
La Balona celebra el gol del empate.

Me van a perdonar, pero de verdad que no entiendo el sofocón de muchos. En serio. Por supuesto que acepto que se me pueda tachar de ventajista por hablar a toro pasado y todo eso. Su razón tendrá quien lo haga, pero no van por ahí los tiros.

No entiendo al que se puede llevar una sorpresa, dos consecutivas, con un equipo que prácticamente ha estado toda la temporada tirando una moneda al aire cada vez que salía a jugar un partido fuera de Carranza, ya que el Cádiz CF como local en Segunda B tiene que ganar por castigo. Cosa que hasta hace no mucho costaba lo suyo a los de Claudio.

Es difícil de entender que un cadista que conozca el rendimiento del equipo de Claudio se pudiera convencer que su Cádiz CF se había convertido, de la noche a la mañana, en un bloque temible por haber ganado a Murcia, San Roque de Lepe, Melilla y Linares de manera consecutiva.

De esos partidos, cada uno puede sacar sus propias conclusiones. Las mías, las tengo claras. Y puede que por ello haya visto hasta cierto punto lógico que este Cádiz CF se haya visto obligado a frenar de manera abrupta.

No han faltado ya quienes piensan que los mismos jugadores alabados por golear al Linares y abucheados por perder en La Línea ya no están por la labor de meter la pierna. Del ‘calvo confío en ti’ se ha pasado al ‘Claudio vete ya’ en apenas dos semanas. Lo de siempre. Nada nuevo. La mesura no existe en el fútbol y el Cádiz CF acaba de montarse en una montaña rusa que no tardará en enviarle por los aires de seguir este clima victimista de una afición (parte de ella) que no ha debido creerse lo que no era más que un espejismo provocado por el buen momento del Cádiz CF ante equipos comparsas y la entrada en barrena del Murcia.

Pero no se confundan. Este Cádiz CF nunca ha estado siquiera presentable para pelear el liderato. No por el Murcia, que posiblemente será arrollado en ‘play off’, sino por la falta de regularidad y consistencia del equipo amarillo. Pero inmolarse ahora, a seis semanas del ‘play off’, nada más que podría llevar al Cádiz CF a un desenlace aún peor como sería la pérdida de la plaza para disputar la fase de ascenso.

Las cuatro jornadas en las que se ganaron cuatro veces consecutivamente sirvieron para fortalecer la moral del equipo, reactivar al cadismo y ganar en confianza. Ahora, tras dos derrotas, todo parece que habrá que empezar de cero. Sería un error. Como lo ha sido creerse que el Cádiz CF podía seguir con esa racha imperiosa de victorias. Cierto es que la actitud del equipo ha podido ser uno de los causantes de estas derrotas, tan cierto como los cambios que se han producido (y se seguirán produciendo) desde el área técnica. Conseguido el bloque, se cambió en Sevilla. La excusa fue la lesión de Salvi, pero lo cierto es que Claudio ha vuelto a salirse del camino con cambios y más cambios sobre un once que estaba funcionando.

Por eso, no vale sorprenderse con este Cádiz CF. Lo que vale es confiar en un imposible, pero confiar. ¿A qué viene este sofocón? ¿A cuento de qué? No vale la pena. Estos patinazos son costumbres en este Cádiz CF de Claudio tan inestable física y mentalmente. Hay que confiar como si de una religión se tratase. Creer en los misterios y llegar al ‘play off’ todos unidos. Cruzar los dedos en los sorteos, hacer de Carranza un fortín en las eliminatorias y que la pifia de turno pueda subsanarse en un Carranza entregado al amarillo. Hay vida y debe haber esperanza.

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