Cádiz CF

Paso atrás voluntario

El Cádiz CF era dominador absoluto del juego justo cuando se lesiona Brian y Cervera se vuelve conservador

Alfonso Carbonell
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Álvaro Cervera, en un momento del encuentro ante el UCAM.
Álvaro Cervera, en un momento del encuentro ante el UCAM.

El Cádiz CF hizo su mejor primera parte de la temporada pero tuvo la pésima idea de combinarla con la peor reanudación. Pero el varapalo moral de perder dos minutos en el descuento no es producto de la mala suerte. Se debe a varios factores. La intensidad no fue la misma y el equipo dejó que un UCAMsin ganas acabase retomándolas para empatar un partido que tenía perdido al cuarto de hora.

1.Presión asfixiante y juego interior. Si el Cádiz CF hizo uno de sus mejores inicios de partido fue gracias a la presión que el equipo hizo sobre la defensa murciana, que como hace una semana la del Tenerife, se vio sorprendida por el empuje del centro del campo (José Mari y Abdullah) y la colaboración inestimable de los cuatro atacantes (Álvaro García, Carlos Calvo, Rubén Cruz y Santamaría).

Entre todos consiguieron que en cada acción donde el balón quedaba dividido o estuviese en poder de un jugador universitario hubiera superioridad amarilla.

Ya con el balón en su poder, el Cádiz CF, sobre todo en casa, está comenzando a retenerlo gracias a la entrada en el once de Carlos Calvo, que si bien no aporta la chispa y velocidad de Álvaro García en la banda opuesta, sí que contribuye a crear más fútbol asociándose con Abdullah y José Marí. De las botas del madrileño, además de los balones parados, salieron buenos pases en profundidad tanto a Carpio como a Álvaro García. Lástima que esta presión y este control apabullante del balón no fuera posible durante todo el encuentro debido a la alarmante falta de fondo físico de los tres responsables de ejecutarlo.

2.Cervera da un paso atrás. No, no lo da por los cambios (obligados por lesión) que efectúa en la segunda mitad, lo da por el primero (también obligado por la inoportuna lesión de Brian Oliván) que tiene que realizar cuando el equipo está lanzado y sobreponiéndose a un UCAMque aún no se había bajado del autobús. Su convocatoria, sin laterales en el banquillo, le hace volver a confiar en Servando como ya hizo en los ‘play off’, solo que ayer recoloca al defensa isleño en el lateral derecho (su pierna natural) y no en el izquierdo. ¿Qué pierde el Cádiz CF con esta decisión?Aparentemente, y con 2-0 en el marcador, nada; pero en realidad pierde ataque ya que cambia a Carpio también de banda para facilitar la tarea de Servando en su engorro de actuar como lateral. Hasta el momento, Carpio se estaba prodigando en el ataque y aprovechando la querencia al centro de Carlos Calvo. De hecho, tras un pase en profundidad de Calvo a Carpio se forzó el saque de esquina que valió el primer gol de Aridane. El Cádiz CF, con este cambio de cromos, pierde verticalidad y comienza a echarse hacia atrás.

Para colmo, la marcha de Brian y la recomposición conservadora de la defensa se une a la entrada de Abel por Abdullah y la de Nico Hidalgo por Santamaría que dejó al mediapunta Rubén Cruz como hombre más adelantado. La señal, queriendo o no, que manda Cervera a los suyos no es otra que la de nadar y guardar la ropa. El Cádiz CF pierde terreno. El UCAMhuele la sangre y Salmerón coloca a dos delanteros, con Natalio, que había salido por Jona, jugando entre líneas, ordena a Fran Pérez colocarse de delantero para provocar segundas jugadas y los laterales Tekio y Morillas abren el campo mucho más haciendo las veces de extremos.Ante esto, Cervera no es capaz de contrarrestar la apuesta táctica de su colega y el portero Cifuentes tampoco tira de galones para sacar a su defensa de la ratonera.

3.Se pierde tiempo, pero mal. Hasta la saciedad se discutirá las formas de perder tiempo, un recurso criticable a todas luces pero que está ligado al fútbol desde el principio de los tiempos. Pero lo cierto es que ante el UCAM el Cádiz CF no supo beneficiarse del otro fútbol. Carlos Calvo se fue a las duchas casi que sin protestar, pero Cifuentes tarda en sacar de puerta una eternidad, el tiempo justo para que el árbitro deje seguir la jugada del gol final.

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