Cádiz CF

La pizarra del CD Lealtad-Cádiz CF

Los de Cervera se hicieron dueños del campo y del balón y en todo momento supieron gestionar todos los minutos

Alfonso Carbonell

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La paciencia también forma parte del ‘adn’

Como estaba previsto, Álvaro Cervera le dio a su once la vuelta como a un calcetín con tal de darle un respiro al equipo titular liguero. Y aunque el rival era un líder del grupo asturiano de Tercera que no perdía en los últimos 55 partidos ligueros, el conjunto gaditano dio la talla desde el principio al final y en ningún momento le dio opciones al conjunto de Villaviciosa.

Que en el equipo que sacó Cervera tan solo hubiese un jugador que estuvo los 90 minutos ante el Oviedo no significa que Cervera le diera menos importancia a la Copa. Y es que ese jugador fue Garrido, el ‘santo santorum’ de un entrenador del Cádiz CF que no fue al Campu de Les Caleyes para salvar un trámite.

1.Intensidad desde el minuto 1.

Desde muy pronto el Cádiz CF dio la impresión de que la Copa le importaba. Más allá de un once cargado de suplentes, lo cierto es que los amarillos salieron intensos, muy concentrados y con la mirada puesta exclusivamente en la portería contraria. Eso sí, con la sensatez necesaria para no despoblar su zona defensiva.

El balón estuvo en un 80% en campo del Lealtad y la posesión fue amarilla casi todo el partido. Es cierto que si se mide el líder de Segunda con otro líder pero de Tercera, hasta cierto punto esto no debe ser noticia por mucho que el once de Cervera suela estar mejor sin balón. Pero el caso, y aquí el éxito de los cadistas, es que el balón nunca le quemó a un equipo en el que no estaban ni Perea, ni Álex.

2. Madurar la victoria

El Cádiz CF se acercó ligeramente a esos equipos que soban y soban el balón y haciendo uso de un fútbol muy próximo a lo que se suele conocer como el ‘tiki taka’. Tanto Duarte como Bodiger hicieron circular el balón no sin la ayuda de los centrales Garrido y Saturday. Además, las incorporaciones precisas pero no abundantes de Quezada y Akapo fortalecían esa posesión que se disparaba con las internadas por bandas de Javi Navarro y Alejo.

Las ocasiones fueron cayendo y aunque no hubo puntería hasta entrada ya la segunda parte, el Cádiz CF supo estar bien plantado en todo momento y tirando de paciencia fue cercando más y más al Lealtad hasta esperar a que la jugada de gol llegase. Y llegó.

3. Caye Quintana movió el ataque

No puede decirse que la entrada de Caye cambiara por completo el decorado porque la sensación de control era la misma que con Lozano, desacertado otra vez de cara a puerta. Sí en cambio que el onubense le dio al equipo mayor mordiente y brio a la hora de desajustar a la defensa asturiana.

Los pasos para llegar al área del conjunto de Villaviciosa fueron los mismos, pero a medida que se acercaba el final las subidas de Quezada y Akapo eran más constantes aunque sin ser demasiados profundas por temor a que una contra fuera letal dado el minuto en el que se comenzaba a estar. Esto hizo que los extremos jugasen con mayores espacios. Y fue así como Iván Alejo, en una de sus muchas internadas, pudo servir un balón atrás para que Querol rematase su semana fantástica con el gol que le daba todo el sentido al fútbol empleado por un Cádiz CF que sabe comportarse de la manera en la que hay que hacerlo allá donde va.

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