Cádiz CF

SD Huesca-Cádiz CF (1-1) Salvados por el banquillo

Álex, en el 96' empata de penalti un encuentro en el que los gaditanos se salvaron 'in extremis' de la autodestrucción

Alfonso Carbonell

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Otra vez el Cádiz CF se salvó en los últimos minutos de meterse en un lío monumental, el que hubiera supuesto caer en El Alcoraz. Una derrota que bien podría haberse cosechado después de haberla buscado con empeño tras 90 minutos donde el Cádiz CF hizo méritos para perder un punto que finalmente se logró gracias a la contribución de los suplentes que salieron a diez minutos del final para arreglar un desaguisado orquestado por un entrenador que se equivocó con su búsqueda de la destrucción dando la espalda por completo a la iniciativa durante un primer tiempo y buena parte del segundo donde los amarillos apenas existieron.

Porque cuando se juega a nada, o a intentar que el otro no haga nada, la mayoría de las veces suele ocurrir lo peor, pero por fortuna este Cádiz CF tiene jugadores capaces de encontrar agua en un desierto y cuando peor están las cosas. Y gracias a ello, hoy siguen siendo líderes y con la moral por las nubes tras rescatar un punto ante un Huesca al que también se le deja lejos y con el 'goal average' a favor. La suerte, como quien dice, también se trabaja y otra cosa no, pero este Cádiz CF de trabajo sabe tela.

Álvaro Cervera parece un entrenador de ideas muy fijas, de hecho, las tiene. Pero tan inmovilista es su forma de pensar como variable su forma de actuar. Como enamorado, enfermo incluso, del fútbol que es, ataca cada equipo como una partida de ajedrez. Analiza hasta la extenuación a sus rivales y dependiendo de lo que vea en ellos y de lo que necesiten da rienda suelta a su imaginación para preparar la batalla de la que él cree la mejor manera posible. Y es entonces cuando comienza su Creación. En esta ocasión su creación iba camino de la autodestrucción solo evitada gracias a la calidad de un banquillo que pocos entrenadores pueden tener.

La filosofía por supuesto que siempre es la misma. Se juegue con balón o se desprecie como este miércoles. Aquí, en su Cádiz CF, si no se corre más que el enemigo, la cosa no funciona. Ya después se podrá poner en práctica una táctica u otro, pero lo de la lucha no se negocia no solo es un lema que estampar en camisetas y que dura hasta que el árbitro no pite el final.

Llegaba el Cádiz CF a Huesca con una idea radicalmente opuesta a la que ofreció ante el Alcorcón, donde Cervera apostó por el control de la pelota con Álex como mediocentro y Jurado como patrón del ataque. de ellos solo se quedó con Jurado, al que le armó en El Alcoraz un equipo repleto de guerreros para contener a la SD Huesca, un equipo que hace de la posesión su única y práctica razón de ser.

El Cádiz CF abandonó el 'jogo bonito' en apenas 48 horas y pasó de un centro del campo 'tocón y sobón' a otro de trincheras con un triple pivote formado por Bodiger, Edu Ramos y José Mari para dejar a Jurado partir de la izquierda para conectar con el Choco Lozano como hombre más adelantado y con Álvaro Giménez, un tanque ligeramente desviado a la derecha.

Los planes de Cervera eran varios. Por descontado que el primero era de contención brutal, una idea para desgastar a un Huesca al que le costó la misma vida entrar en el partido. Como prueba pasó sin nada que contarse un primer cuarto de hora de partido en el que costaba situar a un Cádiz CF que, eso sí, resultaba ordenado en su compromiso con la destrucción. Tanto era así que fueron los gaditanos los primeros en acercarse al área rival después de una buena conexión entre Bodiger, Álvaro Giménez y Lozano , que en su intento de asistir al francés estuvo cerca de servir el primer gol de no ser por el error de cálculo del francés, que no dio pie con bola para terminar una jugada iniciada por él.

Las noticias oscenses solo llegaban gracias a los errores en las entregas de Bodiger y Álvaro Giménez , que perdieron dos balones cerca de su área para que el excadista Ferreiro y Rafa Mir probasen fortuna desde lejos. Esas ocasiones hicieron estirarse al once azulgrana, que seguía empeñado en sorprender a Cifuentes desde lejos, pero el cancerbero cadista se empleó con seguridad para atajar, primero, un lanzamiento centrado de Juan Carlos y más tarde otro de Ferreiro, que para alarma del Cádiz CF, comenzaba a entrar con más intensidad en el duelo.

Seguía el partido algo gris y más que se pondría con la llegada de la lluvia. El Cádiz CF insistía pasada la media hora y su ímpetu le hizo botar hasta tres saques de esquina sin peligro en apenas cinco minutos. Hasta ese momento, el Huesca tuvo claro que de hacer alguien daño al Cádiz CF ese sería Ferreiro, que con un centro medido puso un balón de oro en el corazón del área para que Mbouda no lograse rematar para alivio de Cifuentes.

Y si el once oscense buscaba a Ferreiro, el Cádiz CF hacía lo propio con Jurado, que dejó varias notas de calidad y la última oportunidad después de buscarse un dispara con rosca a la base del palo largo que fue repelido por el meta Álvaro Fernández.

Con tablas en el marcador y según el guion previsto de Cervera se llegaba a la segunda parte, que comenzaba sin cambios y con una contra de Iza tras un saque de libre indirecto mal defendido por el Huesca, que dejaba en el centro del campo completamente solo a Iza aunque el lateral se le hizo un mundo llegar al área rival, donde fue parado en falta por Pedro López. Jurado, como el que pega una patada al balón de un niño, mandó el balón al larguero. Era el minuto 55 y el choque parecía medianamente controlado hasta que a los cuatro minutos Rafa Mir cabeceaba solo a las manos de Cifuentes.

Poco antes, Míchel sacó al capo al asiático Okazaki, que en su primera intervención no pudo tener mayor fotuna. Corría el minuto 64' cuando Ferreiro ponía el enésimo caramelo al área que en esta ocasión contó con la colaboración de Cifuentes, que se quedó bajo palos para ver como Mosquera introducía la pelota de nuevo a la boca de gol donde aparecía Okazaki, entre un lío de piernas, para fusilar sin portero poniendo el primero en el marcador para desesperación de un Cervera que veía como su plan saltaba por los aires.

El técnico del Cádiz CF no tenía otra que ir retirando bultos de su once para meter cabeza, la de Álex Fernández, que pronto comenzó a gestionar al hasta entonces desaparecido ataque amarillo. La entrada del madrileño hizo al equipo crecer, pero hasta dos veces Álvaro Giménez no se enteraría bien de los balones que Iza le prolongó en el área rival malgastando dos ocasiones que bien podrían haber supuesto un empate que por entonces ni se olía.

A falta de diez minutos más el añadido Cervera terminó de autrodestruir su destrucción y metía en el campo a Salvi, Pombo y Nano Mesa borrado del mismo a Álvaro Giménez, José Mari y Lozano. Y no es que el Cádiz CF cambiara en esa recta final el escenario como el que cambia una bombilla, pero sí que desde luego inclinó el verde hacia posiciones enemigas. Pombo lo intentaba  con un disparo bien bloqueado por Álvaro Fernández. Pasaban los minutos y el banquillo cadista ya se veía metido en un lío gordo cuando de nuevo Pombo, en el 95' de juego, abría el campo a Salvi, que controlaba poco después de que Luisinho se comiera el balón y lo tuviera que trabar dentro del área señalando el árbitro canario Trujill Suárez un penalti que ejecutaría con gran responsabilidad y no menos calidad Álex Fernández sacando un punto que sacaba de un tremendo lío al Cádiz CF y lo volvía a poner enfilando a la gloria.

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