Cádiz CF

RCD Mallorca-Cádiz CF (PREVIA) La realidad se presenta en Palma

El once amarillo visita a un Mallorca en un buen momento con la ilusión de seguir alargando el sueño de lo innombrable

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Migue González sujeta a Brian Oliván durante un ejercicio de potencia.
Migue González sujeta a Brian Oliván durante un ejercicio de potencia.

«Si les dejamos que nos ataquen en el centro del campo tendremos problemas. Ahí se va a jugar el encuentro». Son palabras de Álvaro Cervera el pasado viernes en la rueda de prensa previa al encuentro de hoy. Hasta ahí, perfecto. Algo hasta cierto punto lógico, pero que advierte de algo que todo el cadista medianamente informado debe estar temeroso. Porque el entrenador del Cádiz CF, que suele clavar con exactitud los análisis previos a cualquier partido, no dispone al cien por cien de un jugador elemental en sus planteamientos. José Mari no está a tope y es imposible que pueda disponer de él durante los 90 minutos. Sí tendrá participación en la segunda parte con toda seguridad, pero antes lo reservará en el banquillo.

Y he aquí el problema. Porque el sustituto del roteño será Eddy Silvestre, un jugador que baja ostensiblemente el nivel de un equipo que también lamentará la ausencia de Abdullah. ¡Maldita la hora que el francés desplazó el balón antes del saque de una falta la pasada semana ante el Almería ganándose así la cartulina amarilla que acarreaba sanción!

Pero Cervera no se escuda en excusas ni nada por el estilo y a los problemas le busca soluciones ya que es ese su deber. Lo peor del tema es que la solución ya no la tolera prácticamente nadie. Porque Eddy se ha convertido en el único lunar dentro de la trayectoria de uno de los entrenadores con mayor aprobación generalizada en el cadismo de los últimos años. Hay quienes aún le critican más cosas pero, ciertamente, esas críticas son imposibles de resultar creíbles. Tanto las críticas como quienes osan realizarlas.

Pero más allá de esos iluminados que pidieron la destitución del técnico del milagroso ascenso tras el desastroso encuentro en Vallecas, está su lunar y su cabezonería por seguir confiando en un jugador que resta mucho más de lo que aporta. Es cierto que Eddy puede dar al equipo mayor altura, mayor control del balón y mayor, en teoría, presencia en el centro del campo dado su envergadura, pero tan presuntamente cierto es lo anterior como que el murciano es un chute inesperado de trankimazin dentro de un equipo que es puro nervio, que corre que se las pela, que hace de la velocidad a la contra su sentido de la existencia. Eddy desentona en un grupo donde la presión y el aliento en el cogote del rival está a la orden del día. Eddy chirría dentro de un equipo vertical que debe salir a la contra de una manera automatizada. Eddy retrocede el balón cuando el equipo ha salido en tromba y a la carga tal y como saldrá el Séptimo de Caballería. Eddy se esconde cuando debe prestarse. Eddy llega tarde y cuando ya no hay nadie en la batalla. Pero Eddy es un chico que trabaja como el que más, que conecta con sus compañeros y que tiene ganado al entrenador. Y eso le salva porque aunque solo sea por eso Eddy tiene que tener, volver a tener, el respeto de las miradas.

Hoy volverá a jugar lejos de Carranza, donde ya ni le vale la defensa a ultranza que de él hace Cervera. Y lo hará en un partido donde la guerra se concentrará en el centro del campo tal y como presagia Cervera. Jugará con Garrido en el doble pivote, un ‘gudari’ que saldrá a por todas y que espera tener a su lado a otro escudero que no pierda la cara al partido porque el monólogo del Mallorca sería altamente preocupante.

Con ello, este Cádiz CF deberá rezar todo lo que sepa para llegar con vida a eso del minuto 70, que será seguramente cuando salga José Mari para darle al equipo ese plus de oficio, temple y tranquilidad que siempre desempeña el ex del Zaragoza, entre otros.

Por lo demás, el Cádiz CF de Cervera cubrirá la baja de Sankaré, injustamente expulsado hace una semana, con un Servando al que le vendría de perlas jugar a un gran nivel. El buen momento tanto del senegalés como de Aridane han dejado a los otros dos centrales (Servando y Migue González) en un ostracismo del que deben salir cuanto antes por el bien de ellos, del equipo y de la competitividad que siempre tiene que haber en cualquier bloque. Al isleño le acompañarán en la retaguardia Aridane y los pujantes laterales Carpio y Brian Oliván, que estarán dirigidos bajo palos por Cifuentes, que vuelve al que fue estadio por alguna temporada.

Con Garrido y Eddy en el centro del campo, Álvaro García partirá desde la izquierda mientras que en la derecha existe la duda de Nico o Aitor, que tras su golazo ante el Almería gana enteros para volver a probarse como titular. Y arriba, Rubén Cruz y un Ortuño que estará motivado al jugar en el campo donde lo hizo el pasado año y en el que aún lamentan su marcha.

Y ojo que si se gana, el ascenso directo estará a tres puntitos tras la derrota el viernes del Girona. La realidad se presenta esta tarde en Palma y es un buen momento para calibrar las aspiraciones de un equipo que se colocaría en zona de altos vuelos y mejores objetivos. ¿Vértigo? Nunca. ¿Miedo? Jamás. ¿Ilusión? Toda, en cantidades industriales a poder ser. ¿Se puede? Habrá que verlo y hoy es un buen día para comprobarlo.

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