Cádiz CF

Los galones de un niño hecho mayor

De canterano a tirar del carro en apenas media temporada, así ha sido el crecimiento de Manu Vallejo

Alfonso Carbonell

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Dicen que a las estrellas se les ve venir desde muy lejos. Y sí, por lo que se ya se ve de Manu Vallejo este Cádiz CF, próximamente será el Valencia, se encuentra ante una de un tamaño colosal. No es normal el crecimiento de este jugador desde que la pasada pretemporada, debido a las situaciones que vivían Salvi y Álvaro García, Álvaro Cervera comenzó a darle oportunidades en los bolos veraniegos. Hasta ese momento, al chaval de Chiclana se le veía como un mero relleno de pretemporada para el entrenador de turno, que incluso llegó a decir que las pretemporadas valen de muy poco. Sin duda, unas palabras muy frías para un canterano que acabó siendo el máximo goleador del equipo durante el verano.

El caso es que para el cadista que sí sigue la cantera, Manu Vallejo nunca se trató de un canterano más de esos que rellenan la plantilla en la pretemporada. La madera de líder la tiene desde bien pequeño tal y como confirmaba en el Cádiz CF B, donde se encargaba de los penaltis, los libres directos y de prácticamente todo lo que él quisiera. Porque si Manu Vallejo en el primer equipo comenzó con timidez, en el filial era todo corazón. Arengaba a sus compañeros, marcaba desde la banda izquierda, desde la derecha, desde el centro o desde donde fuera. Manu Vallejo lo era todo en un Cádiz CF B que se quedó sin ascender precisamente sin él en el campo al estar lesionado en el último encuentro del ‘play off’.

La Tercera División ya le queda muy lejos a un jugador que no volverá a pisarla con casi toda seguridad. Su reciente traspaso al Valencia así confirma la progresión de un jugador que en muy poco tiempo estará vistiendo la elástica nacional de la sub’21, previo paso a la absoluta si el muchacho sigue siendo y comportándose como es.

Precisamente, por su gran formación y mejor educación, Manu Vallejo ha ido creciendo en el primer poquito a poco . Sin grandes aspavientos, poniendo todo sobre el campo, corriendo el que más y entrenando como lo hace un infantil. Su humildad es su gran virtud y eso se aprecia solo en cada carrera que se da. Pero al mismo tiempo que no ha ido cambiando esos valores, el paso del tiempo, los goles que aporta y la confianza que le ha dado la renovación con el Cádiz CF y el posterior fichaje con el Valencia han motivado que Manu Vallejo comience a creerse que debe dar un salto más dentro del equipo de Cervera al ser, por contrato, el último año que defenderá la camiseta por la que ha dado todo y que le ha dado todo.

Por eso mismo, el pasado sábado ante el Albacete, el canterano dejó varios gestos que indican el camino que ha decidido coger en una temporada en la que quiere luchar por todos los medios para dejar al club de sus amores en lo más alto del fútbol patrio. Ya dijo, al poco de firmar su traspaso con el Valencia, que seguirá metiendo la pierna por el Cádiz CF porque, entre otras cosas, no entiende otra forma de jugar. Lo peor es que no hace falta que lo diga si se le ve jugar en cualquier entrenamiento. Verle arrugarse no entra en los planes de nadie tal y como se comprobó ante el Albacete, donde no solo pidió tirar un penalti que se había sacado de la manga, sino que también fue siempre de verdad a cada balón dividido.

El gol desde los once metros lo marcó el encargado de hacerlo, que no es otro que Álex Fernández. Pero antes de ello, el jugador madrileño tuvo que quitarle el balón de las manos al niño que se ha hecho mayor tan rápido ya que nada más engañar al colegiado ya estaba pidiendo encargarse de ejecutarlo. Finalmente, se impuso la jerarquía y el de Alcalá de Henares marcaba para ser felicitado con gran alegría por Manu Vallejo, que fue de los primeros en abrazarse al mediocentro tal y como mandan los canones de la camaradería que tan bien tiene aprendida el chiclanero.

Pero no por no tirar el penalti, Manu Vallejo se amilanó. Todo lo contrario.A los pocos minutos, Lekic fue objeto de falta en la frontal y fue de nuevo el canterano el primero en pedirla para, esta vez sí, encargarse de tirarla. La mandó a las nubes, por donde andan sus sueños de un niño mayor.

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