Cádiz CF

Las cuentas cambian en Zaragoza

El once maño recuperó la esperanza con Láinez pero han vuelto los temores

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César Láinez, durante un entrenamiento.
César Láinez, durante un entrenamiento.

Una locura de temporada. Otra. Eso es lo que está viviendo una afición tan de Primera que no sabe estar en Segunda. Porque el club maño vive en una montaña rusa donde la exigencia y la presión por salir del infierno, donde cumplen su cuarto año, están a la orden del día. Y eso, al final, lo suele pagar un equipo que suele estar siempre hecho para ascender.

Año tras año, desfilan por La Romareda una catarata de jugadores y unos cuantos entrenadores. Sin ir más lejos, en la actualidad se sienta en el banquillo local César Láinez, un hombre de la casa que vino a sustituir a Raúl Agné, que previamente había relevado a Luis Milla en la jornada undécima.

Las cosas no comenzaron muy bien con Milla pese a contar con uno de los matadores de la categoría como es el canario Ángel, que suma tres goles más que su excompañero Ortuño, o sea, 20.

La irregularidad del equipo hizo que la directiva despidiera al exseleccionador español sub’21 y toda la maquinaria aragonesa se puso en manos del excadista Agné, que no mejoraría los resultados de su antecesor.

Y no solo eso, el de Mequinenza, poco a poco, fue complicando la situación y puso al equipo al borde del precipicio tras entrenarlo durante 16 jornadas en las que obtuvo unos números de descenso con 6 victorias, 4 empates y 9 derrotas.

Poco a poco, el clima se hizo irrespirable en La Romareda, donde el cabreo es generalizado y va desde la directiva al entrenador de turno sin esquivar a unos jugadores que no están dando la talla en una temporada que ha vuelto a complicarse pese a la remontada experimentada una vez que el equipo pasó de manos de Agné a las del ex del Zaragoza César Láinez.

El que fuera entrenador del conjunto filial comenzó a mejorar las expectativas y en sus cinco primeros encuentros al frente del equipo fue capaz de sumar tres victorias y dos empates. Y claro, el personal se comenzó a ilusionar a pesar de que el propio Láinez no se cansó de repetir en todas las ruedas de prensa que ha protagonizado que su único objetivo es la permanencia.

Y es que la racha de partidos sin perder hizo que la afición maña tomase esperanzas y sacara la calculadora para echar cuentas de cara a poder luchar por el ‘play off’ de ascenso, algo que nunca llegó a acercarse Agné.

El debut de Láinez fue de lo más prometedor porque tras perder en casa, con Agné, ante el Sevilla Atlético, el Zaragoza goleó al Elche (0-3) en el Martínez Valero. La siguiente jornada en La Romareda fue ante el Valladolid y ambos históricos firmaron tablas (1-1). Otro empate se sumó en el Juego Mediterráneos de Almería, donde el once aragonés comenzó ganando 0-2 pero acabó cediendo en la segunda parte para acabar 2-2. Volverían las victorias con la visita del Mallorca (1-0) a La Romareda y seguirían en Anduva en la jornada siguiente al ganar (0-1) al Mirandés.

Esa victoria ante el cuadro burgalés multiplicó una ilusión que apagó la injusta derrota en casa ante el Getafe (1-2), donde la afición local guardaba las calculadoras del ‘play off’ para sacarlas de nuevo, tan solo una semana más tarde y tras el último tropiezo en Reus (1-0), para ponerse a echar los cálculos de la permanencia.

Porque otra vez el Zaragoza se ha puesto a jugar con fuego. Y, además, lo que tiene por delante no es nada fácil. Sus rivales siguientes son Cádiz, Oviedo, Rayo, Girona y Tenerife. Ahí es nada.

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