Cádiz CF

La vuelta a los orígenes damnifica a la ‘doble A’

Aketxe y Álex, titulares ante el Elche, no han vuelto a jugar desde que fueron cambiados en el descanso ante el once ilicitano

Alfonso Carbonell

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Áger Akexte se acerca a felicitar a Álex Fernández tras un gol del madrileño en Carranza.

Hubo un antes y un después en todo este cambio radical de juego y de resultados que ha dado el equipo de Álvaro Cervera. Por supuesto que no hay que poner ningún pero a la brillante victoria en el Anxo Carro, donde el Cádiz CF se impuso bajo los parámetros de un juego más de toque y diferente al que ha vuelto a practicar en los últimos encuentros. Bueno, mejor dicho, al último encuentro y medio.

Porque el descanso ante el Elche supuso la vuelta a los orígenes. Aquel mediodía, el entrenador del Cádiz CF se metió al término de los primeros 45 minutos en el vestuario local de Carranza con un traje y apareció con la capa de ‘SúperCervera’ y en su mano el mismo reglamento con el que ha sacado al once amarillo del pozo y casi lo mete un año después en Olimpo de los dioses. Fue en ese descanso, quizás antes, donde el técnico nacido en Guinea se dejó de practicar lo que tanto había gustado en campos como el Carlos Belmonte, Anxo Carro o Rodríguez López para sacudirse su ‘buenismo’ con el que había intentado agradar a sus críticos y plantear la remontada bajo sus principios.

Y para llevar a cabo dicha empresa no tuvo otra que sentar de un plumazo a los dos hombres que más asientan el juego, los que más controlan la pelota, los que más la miman y, en definitiva, y bajo el ideal ‘cerveriano’, los que más ralentizan el juego vertical de ataque. Por todo ello, el técnico dejaba en el vestuario a Ager Aketxe y Álex Fernández para sacar la mordiente de Lekic y la velocidad por banda de Salvi. Recolocó a los suyos dejando una dupla con el serbio y Manu Vallejo y abriendo las bandas con el sanluqueño por una y Jairo por otra. El resto, lo que pasó, ya lo conocen.

Y lo que pasó no gustó mucho, al menos en su rostro lo parecía, a uno de los dos damnificados. Porque Álex Fernández, nada más ser cambiado se duchó y subió al palco de sus familiares para ver el segundo tiempo. Con cara de muy pocos amigos siguió la remontada con goleada incluida de sus compañeros, con los que al final del encuentro celebró la victoria en el vestuario. El madrileño era consciente de que la vuelta a los orígenes, y de paso al marcador, no le venía muy bien a nivel individual tal y como se ha comprobado en el siguiente encuentro ante el Reus, donde no jugó un solo minuto. Por descontado que se alegró de la victoria de su equipo –como así quedó claro en la imagen de la victoria que suele hacerse el equipo al término de un triunfo–, pero como profesional que es sabe que otra vez le va a tocar remar fuerte para recuperar el puesto en el once que ahora ostentan entre Lekic y Manu Vallejo.

Idéntica situación vive Ager Aketxe, jugador que cuanto más ha intentado aparecer en el equipo menos está influyendo en el juego del mismo. Es curioso que, si la renovación de Álex se hace oficial, los dos jugadores más caros del equipo estén en la reserva.

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